De las denuncias que se presentan en el DIF estatal, en lo que se refiere a adultos mayores, el abandono es el señalamiento más recurrente, así lo señaló Otilia Wignall Carranza, directora de atención y desarrollo a las personas adultas mayores.
Al mes, la dependencia recibe en promedio entre seis y siete denuncias por abandono de ancianos, dijo, pero aseguró que sólo dos resultan verdaderas y en el algunos meses ninguna.
Los mecanismos para presentar denuncias son de manera telefónica,
presencial y recientemente se incorporaron las denuncias vía Internet;
en este sentido, apuntó que el número de demandas no ha incrementado.
Después de presentar la denuncia, el DIF da seguimiento a través de
su departamento de trabajo social y un equipo multidisciplinario
–médico, enfermera, psicóloga-, quienes dependiendo de la gravedad del
reporte acuden al domicilio a comprobar el abandono.
Sobre esta situación, Wignall Carranza precisó que no se trata de
abandono “porque sea un indigente, sino abandono en su propia casa.
Muchas veces lo abandonan por falta de conocimiento de que hay
instancias gubernamentales que les pueden ayudar con el cuidado de los
ancianos”.
Aseguró que de acuerdo a la experiencia que se tienen en el DIF, no
se puede hablar de un “maltrato físico y psicológico considerable”; sin
embargo, otro tipo de abuso que se comete en contra de los ancianos es
la firma de documentos, sin que ellos estén plenamente consientes de lo
que están signando o no entienden el contenido de los documentos.
En el caso de que se compruebe el abandono y que éste no haya sido
con alevosía, el DIF media con la familia y da herramientas para
solucionar la situación. Una de las opciones es que lleven al adulto a
la Casa del Abuelo, la cual es una estancia de día donde se cuida al
adulto mayor mientras no hay nadie en casa.
Si el anciano presenta un estado físico deteriorado, se canaliza al
Centro de Atención Integral al Adulto Mayor, donde interno y recibiendo
atención medica, se le da seguimiento a través de trabajo social, se
busca a la familia para que se haga cargo de él. De no ser posible,
señaló Wignall Carraza, se orienta sobre los asilos que existen.
La dirección de atención y desarrollo a las personas adultas
mayores, proporciona atención en tres fases de la vejez: Centro
Gerontológico, primera fase a partir de los 60 años, se proporcionan
herramientas de desarrollo, de mantenimiento de habilidades y auto
empleo.
La Casa del Abuelo, “aquí ya tenemos al adulto mayor que sufre de un
deterioro, pero que se puede valer por sí mismo, pero sus capacidades
han disminuido, es el clásico abuelo que deja la llave del gas abierta.
Este centro prevé la inscripción en un asilo antes de tiempo,
conservando al adulto mayor en el núcleo familiar” y el Centro de
Atención Integral al Adulto Mayor (CAIAM), donde se da atención médica
y rehabilitación a los ancianos.