El pasado domingo dos de abril marca un hito en la historia moderna del país. Ese día el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, el presidente de Morena, Mario Delgado, con el apoyo y compañía del comandante de la Guardia Nacional (GN), general Luis Rodríguez Bucio, con absoluto cinismo se dedicaron a violar la Constitución.
Lo hicieron de manera pública, sin ningún recato, y también de forma abierta se rieron de ella. En un estilo socarrón e hiriente hicieron patente, más que en ninguna otra vez en lo que va del sexenio, que la Constitución y las leyes literalmente les vale madre.
Ellos se ponen por encima de la Constitución y de las y los mexicanos que desde su promulgación, en 1917, han dado su vida por ella. La Revolución Mexicana se condensa en la Carta Magna. Ellos, también el presidente, se la pasan por el arco del triunfo. Dan un salto atrás a la vida democrática.
Simultánea a la veda electoral que establece la Ley en la revocación de mandato, que el presidente y los suyos, lo proponen como de ratificación de mandato, inicia una gigantesca campaña de propaganda de Estado, que invita a que se vaya a “votar” para que “permanezca” López Obrador.
El presidente empieza a violar de manera consciente y sistemática la Constitución el día mismo que inicia la veda electoral. La mañanera se convierte en el instrumento fundamental de propaganda del evento del 10 de abril.
Después vienen los espectaculares que se ponen en todo el país, las declaraciones de gobernadores de Morena, de funcionarios del gobierno federal. Desde el primer día se ha hecho evidente el uso de los recursos públicos en la promoción del evento de ratificación de mandato.
El presidente y los suyos se burlan de los señalamientos del INE y el TEPJF. El titular del Ejecutivo a cada llamada de atención arremete contra ellos. Toda institución debe estar sometida a su voluntad. En su gobierno no pueden existir órganos autónomos.
La propaganda de Estado que promueve al presidente, es quien la dirige, tiene claros rasgos de culto a su personalidad, se trata de satisfacer su ego y vanidad. En ella hay elementos de carácter fascista.
Así ha sido desde hace semanas, pero el domingo pasado escaló a niveles que antes no se habían dado. No solo se trató de una jornada nacional con el apoyo de los gobernadores afines al gobierno y de Morena en estados donde no gobiernan.
Lo nuevo, lo muy preocupante, es que el domingo, el secretario de Gobernación, en compañía del Ejército, se dedicó a hacer propaganda de Estado, con recursos del Estado, donde dejó en claro que el gobierno puede violar la Constitución cada vez que le venga en gana.
Y todavía más grave, se entendió que esa también es la postura del Ejército con la presencia del comandante de la GN que de manera abierta también violó la Constitución. El general secretario no se pronunció, para descalificar a su subalterno. Se asume, entonces, que también es parte de la estrategia de propaganda.
¿Qué sigue después del domingo? El país y la democracia en México vive tiempos obscuros. Tiempos que se pensó ya nunca más volverían. No es así. Hemos regresado al pasado autoritario y estatista. La vida democrática está en peligro. Toca a la ciudadanía defenderla.
@RubenAguilar