Dolores Castro las palabras que son legado/ La columna J  - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Ahí recordaré la exacta fórmula de mi estructura

y sabré de las arcas donde vibran los eternos sonidos

de la muerte, que ya nunca perseguirá mis noches.

De la vida, hilo temporal de mis recuerdos.

Cerraré los ojos y aún correré por las suaves praderas,

me cercarán a veces olores de manzana.

En medio de la paz de este silencio,

contrastarán más bellas las luchas que ahora palpo

Dolores Castro


 

Las palabras de un poeta no se olvidan, se viven y se recuerdan por generaciones.

Dolores Castro es un ejemplo del sentimiento afable de una mujer, con una prosa excepcional, el pasado 30 de marzo pasó a ocupar su lugar en el eterno oriente. Justo ese día acudí a la interpretación de sus poemas en Epica, un lugar en donde se promueve el arte, resulto verdaderamente sensible el haber leído sus poemas con dos semanas de antelación y ese día escuchar la interpretación por  parte mujeres con mucha preparación y capacidad, reflexione en demasía sobre lo rápido que puede resultar la vida, este camino es un abrir y cerrar de ojos, en donde vivimos en el péndulo de las alegrías y las lágrimas, en el esgrima de los sueños y los olvidos, en el destierro de los cielos y en la conquista paradójica de la tierra. La posteridad literaria, ya se sabe, es veleidosa y quizá imprevisible, pero en su caso es excelsa.

La poeta es un orgullo para Aguascalientes y del mismo modo para México. Su trayectoria se extiende aun más de todas las letras y sentimientos, su legado es una nueva esperanza que los seres humanos no podemos olvidar, el escribir, el intentar de nuevo. Me refiero a contemplar la vida con la fe y con la intención de trascender. Somos el cumulo de la prosapia y del periplo de nuestros caminos, no de nuestros destinos, de nuestros caminos. Es simple reminiscencia, es memoria, es luz. Porque plasmar el dolor en letras, es de valientes, es de las que intentan y encuentran, pues las caídas son la primera cima, son la ante sala de una sonrisa que jamás se difuminara, así es la obra de Dolores Castro. Su tierra prometida no estaba en la tierra sino en los libros.

Cuando una mujer inspira, se convierte en una estrella, una de las que sobresale en el cielo de la bóveda celeste, una que da más luz, la poeta era su palara y trasciende en su ejemplo. En un mundo de vicisitudes y adversidades, logró hacer trazos de arquitectura para enarbolar el sentimiento. No solo describió al aire, y a los mares en donde existen los salvavidas, también introdujo a la ciencia en la existencia del dolor físico y en la cosecha de una creencia mayor al dogma establecido.

Amo, vida, la fuerza cotidiana

en tu raigambre, fruto de ceniza,

y la sed desprendida de la lucha

que has vencido,

al vibrar como fuego en un instante.

Te amaré como agujas de mis huesos

cuando rompan

esta dulce prisión de fuego y carne

y te amaré en la mano que retuvo

la ceniza caliente de otra sangre,

y en lo que fue constante afirmación

de nuestra estancia

Dolores Castro

 

La maestra no se va, viene llegando, la poeta no se despide, se recuerda con honor y templanza, porque eso es parte de la vida, la sangre también son lágrimas, y las lágrimas también se curan con cartas al niño interior que llevamos y que en ocasiones alejamos para no volver a sentir dolor, por esa razón también existen los poemas y los sueños.

Cada una de sus obras es un estallido a la conciencia, es una re interpretación de lo que es la vida, y como la vivimos, como la abrazamos y como la abandonamos.

 

Y morirás de viento y de tristeza,

cuando fría mi sangre

no transmita a tu cuerpo,

el calor que robamos a la fragua.

Y cuando de nosotros

no quede ya en la tierra

más huella que la ardiente de tu estancia,

volveremos al polvo

que al cubrir este canto

lo perderá en la noche de su huella.

 

Su legado es arte, es una herencia con la que podemos volver al encuentro con la prosa, y con la mirada que contempla los horizontes y los bellos atardeceres de nuestro punto geométrico, tu camino hizo que cerrásemos los ojos y pensáramos en lo que sentimos, tu destino es ínclito, solo alguien como tú lo podrá entender. Nunca te conocí personalmente, pero te agradezco cada palabra y cada letra, nunca olvidare que hay frases que no debemos de olvidar, honraste tu vida y eres ejemplo.

Dolores Castro Varela (Aguascalientes, Aguascalientes, 12 de abril de 1923). Poeta galardonada, narradora, ensayista y crítica literaria mexicana. Ha sido profesora de literatura en la Universidad Autónoma de México la Universidad Iberoamericana, y en las escuelas de Bellas Artes de Veracruz, Cuernavaca, Estado de México, la Escuela de Escritores de la SOGEM y la Escuela de Periodismo “Carlos Septién García”, entre otras instituciones. Su poemario ¿Qué es lo vivido? obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Mazatlán en 1980. Ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Literatura y Lingüística, 2014.

In silentio mei verba, la palabra es poder.


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