CIUDAD DE MÉXICO.- Después de dos años de su creación, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) desaparece; Zoé Robledo, director del IMSS, anunció que se realizará un ajuste y a partir del 1 de abril, en Nayarit, arrancará en su lugar el IMSS-Bienestar, que se encargará de dar servicios de salud y medicamentos a las personas que no tienen seguridad social.
El 14 de noviembre del 2019 el Senado aprobó la creación del Insabi sustituyendo al Seguro Popular. El Instituto comenzó a operar en enero del 2020 con el objeto de proveer y garantizar la prestación gratuita de servicios de salud, medicamentos y demás insumos asociados a todas las personas sin seguridad social, incluidos extranjeros, sin importar su estatus migratorio.
Sin embargo, una de las apuestas de salud popular más importantes del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador fracasó a partir de la pandemia de covid-19, pues mostró su incapacidad para realizar la compra y distribución de medicamentos para más de 35 millones mexicanos que presentaron problemas para acceder a los servicios de salud desde el 2020.
Ante este fracaso, Zoé Robledo, director del IMSS, informó que el propósito del nuevo programa es que para 2024 los hospitales de salud a cargo de los gobiernos de los estados se conviertan en hospitales del IMSS-Bienestar.
A partir de ahora con el nuevo modelo la atención a la salud regresa a ser una responsabilidad del gobierno federal de otorgar el servicio médico y de dotación de medicinas para cerca de 69 millones de personas, que no tienen seguridad social.
El director del IMSS dijo que hasta ahora sólo tres entidades firmaron el convenio para la federalización de los servicios –Nayarit, Colima y Tlaxcala–, pero es la primera entidad la que funcionará como “emblema” de este esquema.
Se brindará servicio en ocho especialidades, entre ellas, ginecoobstetricia, pediatría, medicina interna, cirugías, urgencias y medicina familiar.
“Aquí nos estamos enfocando en la población más vulnerable, quienes menos tienen y que no tienen seguridad social”, señaló Robledo.
Durante la creación del Insabi, el gobierno actual argumentó que la institución tomaría la atención médica y la entrega de medicamentos gratuitos en las zonas marginadas.
En ese entonces se planteó que el Insabi tendría la facultad de recuperar de manera gradual las clínicas, centros de salud y hospitales abandonados. También, se propuso que aumentaría el personal especializado y se aprovecharía la experiencia de quienes trabajaban en los sistemas estatales.