La falta de oportunidades y la crisis económica han orillado a mujeres y hombres –incluso menores de edad- a dedicarse al sexo comercial.
De acuerdo con el reglamento de municipal, esta actividad sólo se puede practicar en la zona de tolerancia; sin embargo, existen diversos puntos en la ciudad donde se lleva a cabo sin ningún control o supervisión, permitiendo el contagio de enfermedades de transmisión sexual, el abuso y violencia en contra del prestador de servicios.
Durante su última conferencia de prensa, el líder de la
Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), Jesús Ramírez Ramírez,
aseguró tener conocimiento de obreras que tras perder su empleo fueron
orilladas a dedicarse al trabajo sexual para sacar adelante a sus
familias.
Julián Elizalde Peña, coordinador del Colectivo Ser Gay y quQien ha
trabajado de manera cercana con el grupo transgénero Fangoria Nice que
encabeza Wendy Soto, coincidió con la versión del secretario de la
agrupación obrera; señaló que las autoridades son las responsables del
incremento de sexo servidores en la calle, ya que “el desempleo, los
recortes presupuestales, todos los empleados a los que se les está
recortando días de trabajo a la quincena, es real es algo que está
pasando”.
Indicó que acabar con la prostitución es algo imposible, pues es “el
resultado de la sociedad en la que vivimos”, pero planteó que las
autoridades deberían tener un acercamiento con las personas que se
dedican al sexo comercial “no en un todo de represión”, sino desde una
visión objetiva que trate de regularizar el trabajo.
Elizalde Peña señaló en que se deben mejorar; también las zonas de
tolerancia que ya existen, pues aún en ese ambiente controlado por la
autoridad se dan abusos en los que, dijo, participan las mismas
autoridades y generan que las mujeres que allí trabajan salgan a la
calle a un ambiente de mayor descontrol y violencia tanto para los que
se dedican al sexo comercial como para los clientes.
“Hay mucha corrupción en la zona de tolerancia, las autoridades
pactan cuotas con los dueños para dejarlos operar, no tienen las
condiciones optimas de trabajo y presionan a las mujeres a tomar
alcohol por cuestiones de fichas, incluso las autoridades usan a las
mujeres, literalmente sin su consentimiento y sin paga”.