Periodismo militante/ Memoria de espejos rotos  - LJA Aguascalientes
02/01/2025

En la tele dan la muerte violenta de alguien molesto para la sociedad;

y el presentador hace una mueca, abre la boca y solo suena un crac…

Cómo hacer crac, Nacho Vegas

 

En 1929, durante el fascismo italiano de Benito Mussolini, se creó la Alta Comisión para la Prensa, un órgano administrativo desde el poder que tenía la finalidad de conducir a los medios y a los periodistas para que sirvieran a la Nación Italiana; es decir, a los medios se les coaccionaba a ejercer un “periodismo militante” que contribuyera a la transformación para el engrandecimiento de su patria.

Igualmente, en 1933, durante el nazismo alemán, el Tercer Reich impulsó la creación del Ministerio Imperial para la Ilustración Popular y Propaganda, dependencia gubernamental integrada por siete divisiones internas que fiscalizaba el acomodo del arte, la educación, la cultura, y los medios, a fin de propagar los valores del nazismo. La IV División se dedicaba específicamente a impulsar un periodismo militante y a perseguir al periodismo crítico.

Estos dos organismos de gobierno tenían grandes similitudes, como: construir un discurso nacionalista; exaltar a las clases desfavorecidas o necesitadas; dividir a la nación entre buenos y malos, donde el gobierno ahora está ocupado por los buenos; y encarnar a la voluntad popular y al pueblo mismo en la persona del líder supremo, por lo que criticar al líder es traicionar al pueblo y a la patria.

Lejos de estos episodios históricos (e histéricos), en nuestra actualidad nacional, el ejercicio del periodismo es una actividad tan necesaria como riesgosa, dadas las condiciones de exposición que tiene la prensa para ser vulnerada, ya sea por los grupos criminales, o ya sea –incluso- por las autoridades que debieran garantizar la aplicación de la ley y la procuración de la justicia. Esto no es nada nuevo, lastimosamente.

La organización Artículo 19 es, de acuerdo a su portal de internet, “una organización independiente y apartidista que promueve y defiende el avance progresivo de los derechos de libertad de expresión y acceso a la información de todas las personas, de acuerdo a los más altos estándares internacionales de derechos humanos, contribuyendo así al fortalecimiento de la democracia”, que da seguimiento a la situación de la prensa. 


Artículo 19 ha contabilizado 150 periodistas asesinados en México desde el año 2000, cuando inició la alternancia partidista que terminó con el sistema de partido hegemónico en nuestro país. De estos 150 asesinatos, 138 han sido hombres y 12 mujeres. Del total de muertes, 47 sucedieron durante el mandato de Enrique Peña Nieto, y 30 en la primera mitad del sexenio actual, con Andrés Manuel López Obrador.

Ante ese atroz escenario, el titular del ejecutivo, lejos de proteger a la prensa libre y a los periodistas, ha elegido el camino de la confrontación con quienes son críticos de su gobierno. La pelea entre el ejecutivo y la prensa ha escalado de modo tal que actualmente no son sólo algunos periodistas críticos los señalados y denostados por el presidente, sino el gremio en su conjunto.

Como si no bastara, el tema ha escalado –incluso- a la relación bilateral entre México y Estados Unidos. Así, el pasado 22 de febrero, el Secretario de Estado de EEUU, Anthony  Blinken  expresó en Twitter que: “El alto número de periodistas asesinados en México este año y las continuas amenazas que enfrentan son preocupantes. Me uno a quienes piden mayor responsabilidad y protección para los periodistas mexicanos”.

En medio del entuerto, lo que parece claro es que el titular del ejecutivo considera como buenos periodistas sólo a aquellos que no le critican. No a los asesinados, no a los perseguidos y amenazados por el crimen, no a los que él mismo fustiga cada mañana desde hace un tiempo. Visto así, el buen periodismo es sólo aquel que se suma a la autonombrada cuarta transformación. 

La historia ha mostrado lo pernicioso que, desde el régimen, se fomente un periodismo militante, mientras que se persigue, censura, y acalla a la prensa crítica; así como el desastre que ocurre cuando el régimen impulsa la idea de que el líder encarna al pueblo y que por eso es infalible y omnipotente. La historia ha mostrado qué resulta cuando suceden estas cosas que ahora tenemos enfrente.

 

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@_alan_santacruz

/alan.santacruz.9


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