Beatriz Pereyra
La manera con la cual presuntos aficionados de los Rayados de Monterrey manifestaron su descontento con el equipo en el Mundial de Clubes es una muestra de la “cartelización de la violencia en el fútbol”, que no debe ser minimizada, pues habla de la infiltración de células delictivas en los grupos de animación de este deporte en México.
El doctor Hugo Sánchez Gudiño, profesor e investigador de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM, lanza esta alerta y pide que el club Monterrey y la Liga MX denuncien e investiguen hasta dar con los responsables de la amenaza contra el entrenador Javier Aguirre; el presidente Deportivo, Duilio Davino, y el presidente del Consejo de Administración, José González Ornelas.
El lunes 7 un grupo de personas difundió en las redes sociales una fotografía escalofriante: frente a la entrada del Hotel Fairmont Bab Al Bahr, lugar de concentración de los Rayados en Abu Dhabi, desconocidos colocaron cuatro hieleras con la marca de las tiendas Oxxo –cuyo propietario es Femsa, dueño, a su vez, del equipo– con imágenes de papel de las caras de los dirigentes mencionados.
Las fotografías de los rostros, que parecía que hubieran sido golpeados, también tienen manchas de color rojo, simulando sangre; lo mismo hicieron con las hieleras. Además, seis personas a las afueras del hotel mostraron una manta con la leyenda “Da$ a$co, Va$co”.
En México, afuera del estadio de los Rayados fueron colgadas otras mantas con reclamos, y también en puentes peatonales, como lo hacen los sicarios para exponer sus narcomensajes. Frente a las oficinas de Femsa en Monterrey dejaron otra caja con el rostro en papel de González Ornelas, también teñido de rojo.
Las amenazas contra el entrenador y la directiva ocurrieron después de que Monterrey perdió 1-0 ante el equipo egipcio Al-Alhy, en el primer partido del Mundial de Clubes que se realiza en Emiratos Árabes. El conjunto que dirige Javier Aguirre quedó eliminado y ya sólo con la posibilidad de pelear por el quinto lugar.
“Este momento de violencia escaló retomando el modelo de los cárteles, una especie de cartelización de los fanáticos del fútbol. En el caso mexicano, más particularmente de los norteños en Monterrey, adoptan este modelo de los cárteles que es un modelo de comunicación simbólica: las famosas narcomantas y las cabezas, los hombres sin cabeza.
“Esto tiene una lectura múltiple: desde despedir a una persona hasta agredirla físicamente y ya rompe con los niveles de expresión violenta, dan un paso más alto con las narcomantas y con los hombres sin cabeza, que es una forma de rechazar, de mostrar su descontento. La afición de ese equipo está enfurecida por el desempeño mediocre de su equipo y están defraudados por el entrenador y las declaraciones que él hace. Tenemos este escenario preocupante de los aficionados de los Rayados de Monterrey”, explica Sánchez Gudiño.
En el mismo sentido se pronuncia Falko Ernst, analista senior para México de International Crisis Group, un organismo independiente que trabaja para prevenir guerras y diseñar políticas públicas que contribuyan a construir un mundo más pacífico.
“Es preocupante ver cómo el lenguaje violento, que estereotípicamente se asocia con el crimen organizado, se replica en otras áreas de la sociedad. Es algo que, en los últimos años de investigar el tema, he visto a menudo: debido a la impunidad y a la falta de una respuesta más contundente, para frenar la propagación de conflictos banales, se le inyectan esteroides dándoles un potencial desproporcionado. Lo he visto en accidentes de tráfico, disputas sobre herencias y sobre quién tiene el derecho de vender las cocas (refrescos) en algún rancho. O bien, como aquí, en lo que no debería ser más que una diferencia de opiniones sobre fútbol”, detalla el investigador y especialista en seguridad.
–¿Estos hechos indican que fueron realizados por fanáticos ligados a los cárteles de la droga y sus prácticas las están llevando al fútbol? –se le pregunta a Sánchez Gudiño.
–No creo que sea un aficionado enloquecido de la nada; es un grupo de gente que tiene algún tipo de vínculo con el narco. Tampoco hay que olvidar que la narcocultura está muy presente en un sector importante de las aficiones, forma parte de las “barras bravas” porque dentro de esos grupos hay narcomenudeo, entonces esta cultura no es ajena a ellos.
“Viajar a esos países requiere tener un ingreso económico muy alto; sabemos de otras competencias internacionales en las que, ya sean juniors del narco o empleados del narco, han ido con sus familias a esos espectáculos. Al involucrarse con el grupo de aficionados se les hace fácil reproducir este modelito que se aplica en los cárteles y, además, es atractivo: llamas la atención mediática y es un mensaje muy común en Argentina hacia los técnicos y los jugadores. No hay que olvidar que esto es un fenómeno latinoamericano, no sólo de México; ha ocurrido en Colombia y Argentina, no con esta situación de las cabezas, pero sí con las expresiones regionales de allá.
“En Colombia los cárteles se expresan de otra manera y han llegado a amenazar al jugador o al entrenador inmediatamente después del juego si no responden a la expectativa que tenían. Aquí la particularidad que sucedió con los norteños es que regionalizaron la forma de su protesta utilizando una práctica común del narco: las cabezas y las narcomantas.”
Hasta ahora, el club Rayados de Monterrey no se ha pronunciado sobre esta agresión contra sus directivos y el director técnico. La Liga MX tampoco. Proceso solicitó entrevistas a ambas organizaciones deportivas, pero hasta el cierre de edición no habían respondido.
En opinión de Sánchez Gudiño, denunciar ante la autoridad para tratar de localizar a los responsables de la agresión a la directiva y al entrenador de Rayados de Monterrey también ayudará a despejar dudas sobre quién financió el viaje de esos presuntos aficionados a Emiratos Árabes. Si fueron los propios fanáticos, si el equipo contribuyó económicamente o si dinero del crimen organizado es el que permite que se movilicen a un lugar tan lejano y costoso.
“Más allá de remarcar el respeto recíproco que debe tener la afición con su equipo, del respeto a la integridad de las personas y de insistir en la cuestión de la no violencia, que el silencio no nos lleve a reforzar la hipótesis de que las directivas tienen vínculos muy estrechos con los grupos de animación, que son vínculos institucionales que financian los viajes, los hospedajes y la movilización de estos grupos.
“Me llama la atención que es un país árabe, muy lejano. La comunidad de Monterrey es de nivel económico medio o alto, pero ir a Abu Dhabi es un costo muy alto para ir como aficionado; entonces cuando estos grupos se salen de control como ahorita, ¿cómo dar una explicación institucional? La prensa preguntaría cosas incómodas y quién sabe si estarían dispuestos a transparentar si se hicieron de la vista gorda o hacer una denuncia para una investigación que también puede comprometerlos a ellos”, sentencia Sánchez Gudiño.