Tanque de Guadalupe, testimonio de la sequía - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Socorro Ortiz Zacarías, de 70 años, se ha dedicado toda la vida a cultivar la tierra y, en su experiencia, este año ha sido uno de los más duros en por la escasez de lluvia.

Don Socorro y su esposa son ejidatarios en Tanque de Guadalupe, Asientos; ambos siembran en un terreno de temporal de 10 hectáreas maíz, frijol o avena, dependiendo del tiempo. Este año sembraron frijol, pero la cosecha esta por perderse a causa de la sequía que azota a la región.

Socorro Ortiz reconoce que Asientos es una zona árida; sin embargo la falta de lluvias ha pegado más fuerte que otros años y la sequía se ha extendido por todo el estado. “No sólo estamos siendo afectados nosotros, antes llovía en otros municipios pero ahora no”, comenta.

El problema de los ejidatarios no se limita a la pérdida de sus cosechas por la falta de agua: el poco ganado que tienen también está en peligro, los campos están secos y no hay pastura para los animales. Don Socorro ya no tiene ganado, pero comenta que sus vecinos han tenido que vender algunos de sus animales, para poder comprar alimento y asegurar la supervivencia de otros.

El año pasado levantó 25 toneladas de rastrojo molido, que vendió como pastura para animales, pero este año su sembradío de frijol se perderá si las condiciones climáticas no cambian y “no parece que haya esperanzas de que se salve la cosecha. Es una tristeza ir a ver las plantitas: está todo muy seco, las cañitas de las milpas se están secando, está muy triste el campo”.

Él y su esposa tienen nueve hijos y quince nietos; sin embargo viven solos y juntos se las arreglan para sobrevivir. Cuando no hay cosecha, sus ingresos se limitan a lo que obtienen de la renta de unas mesas de villar que tienen en el pueblo; el local lo abre sólo los fines de semana, pero ese negocio tampoco va bien. Casi no tiene clientes, pues la gente apenas tiene dinero para subsistir y la diversión queda fuera de sus prioridades.

“La carestía es mucha, todo está seco y además no hay trabajo. Antes se podía comprar un kilo de carne, leche, algo para alimentarse mejor, pero ya no alcanza. Hay días que la gente no tienen ni para comprar un litro de aceite”.

Él y su esposa se sienten afortunados de tener las mesas de billar con las que se ayudan, pues hay otros habitantes de Tanque de Guadalupe que lo han perdido todo; “si no tuviera mis mesitas, no sé cómo le haríamos. Mi esposa me ayuda juntando nopalitos y tunas que vende en la ciudad” y aún así, apenas alcanza para comer.

A pesar de sus años, Socorro Ortiz se siente con la fuerza suficiente para seguir trabajando como siempre lo ha hecho, “para hacerse vivir” y tratar de sacar sus tierras adelante, a pesar de las inclemencias del tiempo. Tiene la esperanza de que en los últimos días de agosto caiga un poco de agua, que le permita a él y a los demás campesinos de Asientos rescatar algo de sus sembradíos.



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