Navidad y derechos humanos/ Origami  - LJA Aguascalientes
24/11/2024

La llegada del frío y el olor que comienza a sentirse en el aire, a canela y diversas infusiones, evoca a lo que se ha denominado como: “espíritu navideño”, pero ¿qué es exactamente este espíritu y por qué solo es en esta época que las personas se disponen emocionalmente de tal forma?, en las siguientes líneas intentaremos desentrañar el misterio, desde una perspectiva jurídico- social.

El espíritu Navideño, es por una parte, algo etéreo, que por supuesto es estimulado en gran medida, por campañas publicitarias y fines mercantilistas, basta visitar cualquier tienda departamental, en las que dicho espíritu, es presente, al menos en la decoración, desde octubre o inicios de noviembre; sin embargo, alude también, en lo individual, a un período de gracia que busca la reconciliación entre las personas, el perdón por las ofensas recibidas y la ayuda de los más necesitados. Todo esto en el marco del nacimiento de Jesús de Nazareth.

Aunque los símbolos son importantísimos, desde todas las perspectivas, en particular cobra relevancia, para nuestro objeto, la visión de los derechos humanos que la narrativa cristiana presenta y cómo resulta determinante en la construcción del espíritu navideño. Al respecto van los siguientes puntos relacionados a las condiciones del nacimiento:

  1. a)             El fenómeno de migración que en la narrativa bíblica tuvieron que pasar José y María, los pone al centro, aun siendo parte de ese grupo social que experimenta muchas de las más grandes violaciones a sus derechos humanos; los migrantes, que por no ser de aquí, ni de allá, se ven desprotegidos por el sistema jurídico nacionalista que desprecia las dignidades de quienes no tienen la misma identidad. Aunque ciertamente, el fenómeno de movilidad humana, es milenario, la crisis humanitaria que en el presente se vive, parece un fenómeno sin precedentes que además ha despertado en muchos, sus más escondidos instintos xenófobos. Y es que se piensa que los recursos del Estado, son para cubrir las necesidades de sus pobladores y que la utilización de cualquier parte de estos, para la atención de los migrantes, merma la satisfacción de los derechos sociales de los nacionales. Por ello es que Riccardo Guastini dice que las nacionalidades y sus fronteras, derivan más que en beneficios, en perjuicio directo del cumplimiento de la universalidad de los derechos humanos.
  2. b)             El hospedaje, aunque el lugar donde nació Jesús, estuvo lleno de incomodidades, es remarcable, que la única posibilidad, por más pobre que fuera, para dar cobijo a unos viajeros necesitados y en condiciones médicas de apremio, viniera de un vecino cualquiera, justo como ocurre enormemente en materia de derechos humanos, baste recordar la participación de las abuelas de la plaza de mayo en la recuperación de cientos de menores entregados en adopciones ilegales, o el derrocamiento de Ricardo Roselló, en Puerto Rico, gracias a la movilización de Ricky Martin, Residente, Daddy Yankee y Residente, derivada de actos de corrupción y discriminación, practicados por el ex mandatario. Pero en el fenómeno de migración es también la sociedad civil quien más hace por las personas, ahí están las patronas o en nuestro estado la Casa Migrante, sobrepasada pero en pie de lucha.
  3. c)             La vulnerabilidad del niño Jesús nos habla también de esa diferenciación de dignidades que hemos, históricamente aplicado a los sujetos, colocando a los menores en condiciones de minusvalía, no solo por su falta de experiencia, conocimiento o habilidades, sino porque se les ha pensado, como apéndices de sus padres, como objetos sobre los que se puede decidir, en aras de diversas “razones”: -¡la letra con sangre entra!¡a ese niño le han falta unas nalgadas a tiempo!¡esa niña ya está en edad de casarse!¡ ese niño debe ganarse el pan que se come!¡esa niña que no vaya a la escuela, al fin que para limpiar pañales no se necesita estudiar, que aprenda a cocinar y cuide a sus hermanos!. La visión del niño en derechos humanos nos lleva a no solo cambiar la perspectiva en el reconocimiento de la dignidad, como sujetos, de los niños, sino, además, a ponerlos en el centro de todas las controversias en que sus derechos estén de por medio, privilegiando siempre el interés superior de los niños, niñas y adolescentes.
  4. d)             María y su embarazo; la violencia en contra de la mujer gestante, este tema y más en concreto el de violencia obstétrica, son tópicos de relativa reciente discusión, pero que han merecido una revisión, luego de que por fin nos percatáramos de que el cuerpo de las mujeres les pertenece exclusivamente a ellas y que por tanto, deben tener pleno respeto de su dignidad, lo que incluye, por supuesto, servicios de salud de calidad y oportunidad para la atención no solo del embarazo y parto, sino también, de todas las enfermedades derivadas de ser mujer. El embarazo, el puerperio y la lactancia, son etapas de mucha vulnerabilidad para las mujeres por los procesos físicos y psíquicos que ocurren en quienes los viven, maternar debe ser un proceso en que se inmiscuyan muchos sujetos, comenzando por el padre y continuando por la comunidad; la crianza y los cuidados, deben ser compartidos, por ello la figura de los Reyes Magos y los pastores nos recuerda esta necesidad de colaborar y ser proactivos especialmente con aquellos que en nuestra comunidad requieren de ese soporte. 
  5. e)             La pobreza, Jesús vino al mundo en el seno de una familia pobre, que debió sortear la falta de lo indispensable, justo como lo viven hoy, de acuerdo a estadísticas del Banco mundial 689 millones de personas, aproximadamente. Dice Adela Cortina que es esta categoría, la que en realidad parece que permea de manera horizontal a los más pobres de entre los pobres de derechos, porque no es lo mismo ser una mujer, que ser una mujer pobre, ni ser una persona de la diversidad sexual, o un anciano, o un discapacitado, o un indígena, que vivirlo siendo pobres. Por ello, la necesidad de caridad cristiana, se materializa en derechos humanos con la visión del otro, viendo a los otros, como otros yos con necesidades y derechos iguales que los míos, aunque seamos distintos.

El espíritu navideño es pues, ese momento de reflexión que nos permite apreciar esas historias en el comparativo de nuestra cotidianidad, intentando replicar en nuestra sociedad, lo que de bueno nos legó, la historia de Jesús.

 

 

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