Sin verle fin a esta pandemia las clases en línea y los modelos híbridos continúan, sin duda alguna alumnos y docentes estamos cansados de esta nueva normalidad que ya no es nueva y que de ninguna manera nos permite ser “normales”.
Algunas instituciones mencionan que probablemente en el mes de enero de 2022 volvamos completamente o nuevamente a las aulas pero nada es seguro, ya ve usted lo que está ocurriendo en Europa donde hay confinamientos a fin de intentar bajar el número de contagios y evitar catástrofes médicas, tal como es el caso de Austria y de Alemania, por lo que los planes de un “regreso seguro” pueden verse afectados por un posible rebrote, cuarta ola o confinamiento nuevo.
Lo que tenemos que reconocer es que, al menos a nivel universitario, no es lo mismo recibir estudiantes que tuvieron a penas unos meses de clases en línea a chicos quienes durante un año o un poco más tomaron clases mediante diversas plataformas, en algunos casos sin computadora, todo con el fin de “terminar su bachillerato”.
Pensaríamos que si pasaron un año estudiando en casa los chicos serían más autónomos, tendrían mayores habilidades digitales, lamentablemente no es así.
Las materias teóricas son las que están más alejadas de la posibilidad de regresar a las aulas rápidamente mientras que las prácticas, en algunas instituciones, ya están acudiendo para poner manos a la obra en lo que se requiere aprender y no puede hacerse desde casa.
Pensaríamos que los estudiantes estarían felices de estar al ciento por ciento en el campus pero algunos de ellos tienen sus reservas, como se dice por ahí, con respecto a las evaluaciones.
Durante estos tiempos de pandemia el 90% o más de las evaluaciones han sido aplicadas de manera virtual, algunas en plataformas donde se responden como cuestionarios, en otras por medios de documentos que se envían vía correo electrónico o plataforma.
La sorpresa que nos hemos llevado con estas evaluaciones en línea es que los resultados son más satisfactorios es decir, los índices de reprobación bajaron. Podríamos pensar que el modelo en línea favorece más el desarrollo de habilidades que lleve a los chicos a la autonomía del aprendizaje pero ¿esto puede ser posible?
Indudablemente, existen estudiantes quienes gracias a pandemia han podido desarrollar un sistema que les permite estudiar en casa con los mejores resultados y habilidades, al tiempo que otros están haciendo maestría en copiar y pegar párrafos, uso de traductores y buscar información a fin de responder los exámenes sin que eso lleve realmente a un proceso educativo formal.
Tenemos estudiantes que tienen unos resultados extraordinarios en las evaluaciones escritas pero en la práctica y días después de esta no.
Una habilidad que se está perdiendo gracias al uso de los gadgets es la memorización. Antes por lo menos estudiaban para responder los exámenes mientras que ahora solo copian y pegan información para responder los exámenes.
Los resultados que tenemos en las evaluaciones escritas son falsos, quizá no al ciento por ciento pero lo son. El problema es que los estudiantes creen que no nos damos cuenta o bien que somos parte de ese sistema que no reprueba aunque podamos comprobar que lo que entregan o responden no es propio sino plagio.
Naturalmente, se duplica el trabajo para encontrar el lugar preciso de donde se hizo el plagio pero vale la pena, cuando se necesita una lección de honestidad.
Creeríamos que no es importante, pero el plagio en las tareas y los exámenes es una cuestión de honestidad, ética y valores.
Formamos como docentes, como maestros o profesores con nuestras acciones, palabras, estilos de enseñanza y los conocimientos que transmitimos. Si les permitimos hacer lo que quieran y como quieran de manera desleal en las entregas, sin resaltar las faltas de ortografía, las formas discursivas, contenido y calidad entonces, no estamos formando.
Ahora que los planes de un regreso a las aulas son, en teoría, casi un hecho, los estudiantes están en pro de tomar clases presenciales pero piden que las evaluaciones continúen en línea pero no en los laboratorios sino desde casa ¿no es absurdo? Naturalmente para ellos no lo es, pueden seguir fomentando la ley del menor esfuerzo obteniendo los mismos resultados brillantes que antes sin estudiar sino únicamente copiando y pegando información de sitios en internet.
Necesitamos, nuevamente, una reforma educativa que pueda remediar o prevenir los daños colaterales de la pandemia, se ha dispuesto a solucionar aquellos que tienen que ver con la cuestión emocional pero el problema no para ahí sino que se refleja en el aspecto del conocimiento realmente adquirido durante ese periodo.
¿Cómo podemos mejorar el efecto de la pandemia en la educación? Es muy sencillo, como docentes es importante el calificar a consciencia y con sus respectivas consecuencia pues sin acción no hay solución. Como padres de familia es urgente el verificar que nuestros hijos realmente hacen el esfuerzo por ellos mismos y no se van por el camino fácil. Es muy sencillo hacernos de la vista gorda sobre lo que dejan de hacer nuestros hijos en materia educativa y lo que no hacen de manera correcta, sin embargo, el problema real es que cuando lleguen a laborar no estarán preparados ni ética ni valorar ni educativamente para poder ejercer, por lo que se convierten en una carga económica cuando deberían ser ya independientes o un apoyo.
Clases en línea no, exámenes en línea sí, es difícil el estar de acuerdo con ello cuando el sistema educativo sigue sin estar listo para enfrentar adversidades o deconstruirse a sí mismo.
Laus Deo
@paulanajber