El activista Francisco Salinas López dejó un hueco en su familia, principalmente en su madre, en sus amigos y en la gente que lo conoció de cerca, pero también dejó como ejemplo las ganas de luchar, la enseñanza de prepararse ante la muerte y la libertad de declararse públicamente indígena, homosexual y portador del VIH SIDA.
Descendiente de una familia oaxaqueña, según cuenta Chuy Tinoco, coordinadora del Movimiento de Acción Lésbica (MAL) y amiga muy cercana de él, una de las razones por las que emigró hacia Aguascalientes, fue precisamente por la discriminación que llegó a vivir por su condición de homosexual, aunque eso nunca le arrebató el amor y la añoranza por su tierra, siempre la dejó ver cuando hablaba o al dibujar, que fue una de sus grandes pasiones.
Uno de sus empleos en Aguascalientes fue en Liverpool, sin embargo, cuando en su trabajo se enteraron que era portador del VIH SIDA, lo despidieron sin pagarle y aunque él buscó la forma de levantar una denuncia por la injusticia cometida, no le fue posible completar el trámite.
Al parecer, tenía alrededor de 13 o 15 años viviendo con VIH, sin embargo, fue hasta hace dos años que cayó gravemente enfermo, le diagnosticaron tuberculosis y de entonces hasta el día de su fallecimiento, su vida cambió por completo. Luego de estar en una línea muy delgada entre la vida y la muerte, empezó a dibujar más que de costumbre, trabajó de manera dedicada, llegó a tomar hasta 20 medicamentos distintos en un día, con la esperanza de que esta enfermedad se fuera, pero no lo logró. Durante todos estos días, no hubo un sólo momento en que su madre, María del Carmen López Reyes, se separará de él, ella nunca perdió la esperanza de que iba a recuperarse.
Quizá ese tiempo de “gracia” que la vida le dio, le valió para cerrar ciclos y él lo sabía, al menos, esa es la impresión que le dejó a Chuy Tinoco, porque luego de su recuperación, se acercó más a su familia, entabló un vínculo que había dejado olvidado entre su padre y él y se dedicó a participar en conferencias, hacer consciencia del VIH, de la necesidad de protegerse, estuvo presente en diversas marchas organizadas por la comunidad gay en Aguascalientes y en sus últimos días, lo único que él quería era dormirse y no volver a despertar.
A pesar de estar en esa antesala de la muerte, los dibujos de esta última etapa de su vida están llenos de color, tienen el matiz indigenista que siempre lo caracterizó y, en repetidas ocasiones les manifestó a sus amigos su preocupación por dejar trabajos incompletos, que desafortunadamente se quedaron así y no habrá más Paco para concluirlos.
Tradicionalmente, el MAL realiza una semana cultural por año, estaban en los preparativos y Francisco era el encargado del área de pintura, ahora van a recomponer los planes e incluso tienen contemplado realizarla en homenaje a las actividades que él realizó como activista por la causa de los homosexuales y portadores de VIH. Incluso tienen previsto hacer una subasta con sus dibujos para ayudar a la familia que, luego de su partida, se quedó con varias deudas del hospital, los medicamentos y el funeral.
En el funeral todo es silencio, su familia está cerca y todos lo recuerdan como un joven que siempre luchó, la diferencia de su preferencia sexual no fue un impedimento para recibir amor de su familia, aunque como lo expresó su papá, Francisco Salinas, cuando ellos se enteraron, no fue fácil asimilarlo, pero luego entendieron que de cualquier manera, era el mismo. Descanse en paz, Francisco Salinas López