Del 5 al 21 de noviembre próximos se llevará a cabo en esta ciudad el LXXVII Congreso y Campeonato Nacional Charro, que llevará el nombre del doctor Juan José de Alba Martín.
De seguro si es de Alba es de Jalisco, y si es Martín, cuantimás doble… Y hasta triple.
No sé desde cuándo acostumbran los charros homenajear algún personaje en su máximo festejo charro anual. El de 1980, por ejemplo, que fue con el que se inauguró la Villa Charra de Aguascalientes, llevó el nombre del presidente José López Portillo. En 2004, cuando este escenario volvió a recibir un campeonato, fue llamado con el nombre del entonces exgobernador del estado y en ese momento subsecretario de Gobernación, Felipe González González.
En este año, que el campeonato regresa a la tierra de las aguas secas, ahora a la Arena San Marcos, los charros de Aguascalientes decidieron darle el nombre del doctor de Alba, en un merecidísimo homenaje.
Juan José de Alba Martín nació en la vecina Teocaltiche, el 21 de marzo de 1938, y cerró los ojos de manera definitiva un par de días después de su cumpleaños 82. Como charro participó en la Asociación de Charros de Aguascalientes, y luego junto con otros hombres de a caballo, fundó la Asociación de Charros de Vista Alegre, una de las pocas que cuenta con un himno, el colorido y pegajoso Son de Vista Alegre, compuesto por el maestro Ladislao Juárez Ponce, a iniciativa del doctor de Alba. Que yo recuerde, también impulsó el coleadero de los Joseses, y más trascendente aún, la cabalgata de charros a San Juan de los Lagos, a saludar a la Chiquita Morena que preside desde la basílica de aquella ciudad. A esto hay que agregar el programa de Radio UAA, Al tranco, origen esencia, en el que satisfizo su deseo de comunicar; de compartir información y reflexiones sobre la charrería y temas afines, labor que desempeñó prácticamente desde aquella primera emisión, en septiembre de 1989, y hasta su muerte, siempre con una profunda ligereza, con un ingenio invariablemente hilarante; una alegría imbatible.
Pero su trayectoria rebasó con mucho el ámbito de la charrería, de la cual fue un defensor de la ortodoxia sin concesiones. El doctor de Alba estudió medicina, y luego se especializó en traumatología en Francia. Con estas herramientas en mente y manos, abrió un continente de servicio que luego se amplió a otras dimensiones. En este sentido, sirvió en la delegación local de la Cruz Roja Mexicana e impulsó el banco de córneas y tejidos, aparte de que frecuentemente se sumó a iniciativas de servicio social y otorgó consulta y tratamiento de manera gratuita. En esta dimensión, destacó como miembro del Club Rotario de Aguascalientes.
La convergencia de estos dos amores, la charrería y la medicina, lo llevaron a trabajar por la seguridad del charro, y quizá fuera él el fundador de la disciplina de medicina deportiva en charrería, según me comenta don Isaías Reyes, de los charros del Cienegal de Peñuelas. De hecho recuerdo el énfasis que el médico hacía sobre el uso del sombrero, que es más que un adorno, o sombra para protegerse del Padre Sol, sino que además, en una caída puede amortiguar el golpe con el ala, o sobre la necesidad omitir el uso de pistola, porque también en una caída puede propiciar la fractura del fémur o, peor aún, de la cadera.
En fin, que mucho más se puede decir de este personaje. Le tomé esta fotografía en 2017, en un entorno que le era particularmente entrañable: en el campo, a cielo abierto, entre adobes y nopales. El paisaje pertenece a Atencio, Jalisco, sede de la ganadería de reses bravas de otro gran charro, don Manuel Vega y Díaz Infante. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].