El fin de Gaia o el fin de la humanidad - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Hay algo de lo que tenemos que ser conscientes urgentemente: Que lo que hacemos como especie tiene consecuencias, y una de ellas puede ser el fin de la humanidad. La Tierra tiene el poder de acabar con la vida de miles de personas, y tanto el abuso como la explotación irresponsable e insostenible hace que nuestra situación como humanidad pueda empeorar e incluso llevarnos a la extinción. La Tierra es fuerte y lo ha demostrado a lo largo de sus miles de millones de años, transformándose y adaptándose para seguir existiendo, cosa que no es posible en la especie humana, ya que ésta adaptó su entorno natural, pero hace ya miles de años que dejó de evolucionar. La humanidad representa una fracción diminuta de tiempo de vida en el calendario cósmico, como lo ejemplificó magistralmente Carl Sagan. La rapidez del calentamiento global no corresponde con los tiempos con los que la Tierra puede regular la temperatura, así que es mucho lo que tenemos que hacer, o más bien dejar de hacer, producir y consumir, si queremos sobrevivir como especie a las condiciones que nos esperan, así que debemos hacer un cambio drástico en la manera en que obtenemos los recursos de subsistencia de la humanidad y generamos maneras ecológicas congruentes para deshacernos de nuestra basura. Es responsabilidad de la humanidad generar estos cambios, la fe en Dios, al creer que él se encargará de solucionar los problemas del calentamiento global, no es opción; mucho menos seguir como si nada pasara o que los daños son lejanos, esto habla de una visión estar miope o torpe, al no querer reconocer y ver con claridad las muestras que la Tierra da de desequilibrio. Hoy es mucha agua, sin duda alguna benéfica, a pesar de los daños que causa a la infraestructura, pero ¿qué tal una sequía prolongada, quedarnos sin agua? Piénselo por un momento…Si no cuidamos de Gaia, de la Tierra, nuestros días están contados.

Al respecto señala el científico James Lovelock (2006), en su libro La venganza de la tierra, que el desarrollo sostenible ya no es una opción, nos hemos dado cuenta demasiado tarde de las consecuencias del paso irresponsable e inconsciente de la humanidad, el daño ya está hecho. “Si la Tierra tuviera cáncer de pulmón a consecuencia del tabaquismo no sanaría dejando de fumar” (ver p. 20). El problema de proponer y creer en un “desarrollo sostenible” es que seguimos pensando en “desarrollo” y esto nos está matando, ya que con esto lo que se da a entender es que todos podríamos alcanzar una vida de “primer mundo”; o sea, de contar con un buen ingreso económico lo que nos dará la posibilidad de que todos contemos con un buen auto, una gran casa con jardines, ropa y calzado de marca, es decir, llena de consumismo y con ello de lapidación y desgaste de los bienes cada vez más limitados de la Tierra. Un desarrollo sostenible conduce a la idea de creer que la Tierra sigue estando a nuestro servicio para ser explotada en beneficio de la humanidad y que nuestra sociedad siga, literalmente, creciendo. Como ya se ha dicho, esto no nos traerá consecuencias positivas en el futuro, y ya lo vivimos actualmente en la zona oriente de nuestra ciudad, pues el impulso irracional de la inmobiliarias de seguir construyendo donde sea, y de que las secretarías responsables del cuidado y protección de los bienes naturales no hacen su trabajo, pone a la población en situaciones vulnerables y de riesgo, pues las constructoras al hacer desmonte de cerros ocasiona que las corrientes de agua aumenten, ya que éstas buscan su flujo natural descendente sin que nada las detenga, y no debe sorprendernos que la intensidad y velocidad con la que desciende el agua de las colonias, ubicadas en sitios altos donde antes había zonas vegetales y que mantenían y frenaban el descenso de las corrientes de agua, aumente año con año debido a que las constructoras no generan una infraestructura de calidad y mucho menos inteligente que ayude a enfrentar situaciones como ésta, pues su idea de casas y fraccionamientos sustentables se limita a focos ahorradores, calentadores solares y un metro cuadrado de jardín; eso está muy lejos de lo que significa sustentabilidad. Es por esto que hablar de “desarrollo sostenible” y hacer uso comercial de este concepto es bastante cuestionable.

Retornando a la propuesta de Lovelock, señala que la teoría Gaia es un modelo interpretativo que afirma que la presencia de vida en la Tierra fomenta unas condiciones adecuadas para el mantenimiento de la biosfera, esto significa que la Tierra es un sistema que evoluciona y que se autorregula, pero ésta está fallando y avanza hacia un estado crítico para la humanidad. Es aterrador no saber qué va a suceder y desesperante reconocer que lo que hagamos tardará en hacer efectos, pues la tierra tardaría más de mil años en recuperarse, ¡por supuesto que si nos ponemos a trabajar en generar los cambios necesarios! Sino, el colapso para nuestra especie será más próximo. Lovelock es consciente de que el cambio debe ser progresivo, pues moriremos si seguimos actuando como lo hemos hecho, pero también moriremos si dejamos de hacerlo de golpe. Debemos empezar a consumir de manera más inteligente y responsable, usando la tecnología adecuada e inteligente pensando en el bienestar de la Tierra y no sólo el de la gente. Ya no hay que pensar en la idea de progreso que tan mal parados nos ha dejado frente a Gaia, hay que dejar de consumir como lo hacemos y de malgastar los recursos irresponsablemente con tal de que sean más económicos para las grandes empresas y más rápidos. La idea de progreso, y los miles de millones de personas que aspiran a él invaden la vida de la Tierra. La humanidad debe recuperar el amor y la empatía por la vida que perdimos por amar el progreso y lo que consumimos.

Lovelock nos dice que quizá debamos de tomar la actitud tribalista como compromiso cultural para detener el desgaste que hacemos de la tierra y así tener una retirada sostenible. Ya que el tribalismo hace que el hombre haga lo que comúnmente no estaría dispuesto a hacer, como ir a una guerra o matar un hombre con el fin de darle la libertad a su pueblo en una guerra. Quizá con esta actitud, y en la situación en la que nos encontramos, la humanidad por fin se despoje de la idea de progreso, consumo irresponsable y se deje de pensar que no es asunto nuestro cuidar a Gaia. La realidad es que si Gaia sigue empeorando su estado de salud es seguro que llegué nuestro fin antes que el de ella; pero, si queremos que la Tierra siga siendo habitada por nuestra especie en el futuro, tenemos que cuidarla cada uno de nosotros desde su propia trinchera, informándose de qué debe hacer y cómo. En la era de la información qué debemos hacer está a nuestro alcance, sólo hay que tomarse el tiempo y la molestia para buscar datos y con ello saber cómo puede contribuir a cuidar su planeta, a su Madre Tierra. 

 


Show Full Content
Previous SCJN regula la objeción de conciencia/ Memoria de espejos rotos
Next Entrevista a Fernanda Melchor, sobre Páradais Un retrato del infierno mexicano
Close

NEXT STORY

Close

Garantizarán gabinetes paritarios en ayuntamientos de Aguascalientes

07/08/2019
Close