Cabalgaron, pialaron y colearon - LJA Aguascalientes
23/11/2024

 Amigos aficionados al arte en el que se funden las baquetas, los ixtles y los metales, Calvillo: el edén sobre cuya piel de roca y tierra reinan las guayabas, Pueblo Mágico escoltado por montañas que no tienen conciencia del tiempo. Esa arcana y provinciana atmósfera se suspende en su gente trabajadora, soñadora y feliz; en sus hermosas y sencillas mujeres y en sus calles provincianas que se adornan soberbias con edificios coloniales, que generosamente comparten su espíritu con las nuevas propuestas modernistas, y en su espíritu que tiene olor a progreso, entusiasmo y armonía.

En uno de los rincones de la mancha urbana se iza el lienzo charro y plaza de toros “Mariano Ramos”; en su entraña, el pasado sábado 17 del mes patrio que ahora sigue galopando, se dieron cita alrededor de 40 tumbacueros, quienes se disputaron en leal contienda charra un remolque y dinero en efectivo para los tres primeros lugares, respondiendo al coleadero individual abierto al que convocó la Unión de Asociaciones del Estado, por medio de su presidente, Manuel Esparza.

Fue una nublada y lluviosa tarde, lo que provocó un importante atraso al inicio del evento; los quijotes, entonces, se vieron obligados a desenvolver sus mangas para cubrirse y protegerse; sin embargo, pese a las inconveniencias climáticas, colocaron todos los arreos a sus cabalgaduras y se entregaron a practicar la tercera suerte de una charreada, las colas, legendaria, espectacular, dinámica y recia diligencia propia de los hombres de sombrero ancho.

Varias horas duró la competencia, la mayoría envueltas por las luces artificiales del lienzo. Los jueces, Adrián Esparza, Salvador Silva y Andrés Saucedo, bien colocados y atentos desde el balcón, al sumar cuentas declararon a los tres primeros lugares luego de que cayera sobre la mojada arena la última res: el primer lugar, de Zacatecas, Carlos Argüelles, el segundo y tercero para los aguascalentenses, Juan Cervantes y Alejandro el Gordo Aragón, respectivamente.

Entrada la jornada del sábado 18 y retornando a la capital aguascalentense, en el lienzo charro viejo se apiñaron charros hasta formar una mancha imponente. De tal sitio partieron a desfilar por algunas calles aledañas; posteriormente regresaron a la arena y, debidamente convertidos en columna se le rindieron honores a la bandera con la participación de la escolta charra, bien montada y disciplinada. Una vez rematado el acto cívico se le dio espacio a un pialadero en el cual se matricularon 14 charros gustosos de esta faena de “los dedos mochos”. Al finalizar el bloque del itinerario, José Luis Gálvez resultó ser el campeón, avalado con 23 totales; el segundo y tercer sitio, una vez hecho el desempate con la forma de la “muerte súbita”, lo adquirieron Federico Molina y Alfonso Ruiz Hidalgo, respectivamente y respaldados con 20 puntos cada uno.

Fue una partida de reses de excelente presencia, pesada y ligera la que jugaron en el coleadero. Alrededor de 20 tercias se inscribieron y pocos derribes mencionables hubo. El corolario del bloque fue que el equipo estructurado por Pedro Gutiérrez, Eduardo Piña y Juan Cervantes obtuvo el primer sitio con 52 totales; nada alejados en número, 51, el segundo lugar lo adquirieron los Berumen: Rubén padre, Rubén hijo y Eduardo. 


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