En la recién inaugurada exposición Surcos de tinta, de Alondra Alonso, que se exhibe en la Ex Escuela de Cristo, se presenta una reflexión desde la gráfica sobre la situación de las personas migrantes, imágenes fuertes, imágenes siempre vigentes que denotan el sacrificio del trabajo y del abandono de su pasado con símbolos de viaje y de dificultades para poder atravesar la frontera en busca de un nuevo comienzo. Caleb Olvera Romero describe sobre esta obra en su texto de sala “Nadie mira atrás, todos caminan, traspasan cercas, se arrastran y se esfuerzan para transmutar la realidad en arte contemporáneo. Una vez más la partida. La añoranza de la patria y los hijos lejanos. Hombres brazos, habitando un mundo a blanco y negro, donde en medio de la tempestad resaltan las amapolas llenas de ternura. Mujer tortuga, esperanza, madre. Hombre que construye con sus manos la casa de otro hombre, siempre ajena, siempre de otro. El migrante habita en sus bolsillos, su patria es su herramienta. Hombres de tierra que emergen de los surcos que laboran”.
Una exposición donde resalta la técnica y la estética de las obras, pero, sobre todo, el duro mensaje de un fiel retrato de millones de personas.