Quiero aprovechar estas líneas en dos sentidos. El primero, a través de una reflexión, para reafirmar una de las bondades de nuestro sistema electoral, el cual nos da, recurrentemente, constantes oportunidades de evaluar su organización y funcionamiento. En esta ocasión no es a partir del ejemplo de un proceso electoral (uno que está a punto de fenecer, al mismo tiempo de uno que inminentemente comenzará) que da muestra, en cada ocasión, de lo permanente que son los trabajos en la materia, por lo que algo que siempre está a prueba es el compromiso de las personas que intervenimos en ellos en labores que evidentemente inician y concluyen en lapsos definidos.
Ya mencionaba que estamos a unos días de cerrar el ciclo que permitió que la ciudadanía aguascalentense renovara el poder legislativo y a los ayuntamientos del estado. En un mes comenzaremos otro para elegir a la persona titular del poder ejecutivo de la entidad. En cada nuevo periodo se abre la posibilidad de enfrentar similares expectativas a partir de mayores retos bajo la luz de la experiencia adquirida.
En la sesión del pasado miércoles del Consejo General del IEE concluyó otro ciclo. Esta vez es el que se refiere a la segunda renovación de nuestra máxima autoridad administrativa electoral en el estado. El sistema electoral del que hablo, nos vuelve a demostrar que parte de una base sólida y bien estructurada que permite el funcionamiento de ese consejo y que tiene su esencia en la ciudadanización de sus integrantes, porque recordemos que las instituciones electorales nacen de la necesidad de que el gobierno no organice de manera directa y exclusiva las elecciones, situación que se ha perfeccionado con la profesionalización de las figuras que intervienen en las consejerías, misma que queda demostrada mediante un intrincado procedimiento de selección que lo mismo califica conocimientos en la materia, que analiza las propuestas ante los escenarios complicados de la labor colegiada.
Esta es ya la segunda vez que el Consejo General se renueva por mitad, lo que garantiza que las personas que permanecen adquieren el reto de continuar los trabajos del pleno con la misma calidad y el mismo ímpetu con el que lo hiciera desde un inicio. Al tener la característica de renovarse escalonadamente se garantiza entonces que la experiencia no se pierda, tal y como sucedía cuando la autoridad se renovaba completamente, situación que aconteció, incluso, en medio de algún proceso electoral.
A seis años de que comenzaran las actividades de esta nueva etapa en la historia electoral de Aguascalientes, la experiencia adquirida por la integración de este consejo se ha dado para que, al momento, haya organizado siete elecciones locales en cuatro procesos electorales, todas, con la calidad que exige la ciudadanía aguascalentense.
Quiero hacer patente a través de estas líneas, mi consideración absoluta y un enorme sentido de gratitud a las consejeras y al consejero que culminan su labor, por su acompañamiento en los difíciles primeros días, en aquellos sinsabores, y en los momentos de alegría del trabajo permanente, no solo en la organización de los procesos electorales, sino en la construcción de la cada vez mejor ciudadanía que reside en la entidad.
Les reconozco, a Diana Cárdenas, Yolanda Franco y Sergio Reynoso, el haber impreso su particular sello al trabajo en conjunto, a partir de sus agendas y esfuerzos individuales. Su trabajo, como el del resto del consejo, se ve recompensado con la paz social de la que gozamos quienes vivimos en esta entidad, resultado de muchas horas de esfuerzo para demostrar que, bajo los principios de certeza, legalidad, imparcialidad, independencia y objetividad, todos bajo una perspectiva de género, no solo se le brinda a las ciudadanas y a los ciudadanos nuevas autoridades electas, sino el compromiso de la renovación periódica y pacífica de quienes nos representan.
No siempre es fácil trabajar en un colegiado, dadas las distintas formas de pensar de quienes lo integran; pero justo en esa característica es en donde encuentra precisamente la valía de su naturaleza. Como compañeros de consejo, no siempre coincidimos en todos los asuntos y, no obstante ello, siempre, la madurez se impuso al ser capaces de despojarnos de visiones particulares, anteponiendo la perspectiva común y pensando siempre en el beneficio colectivo amparados en lo que la norma nos dicta.
No me resta sino felicitarles por la conclusión del honroso cargo de consejero y consejeras electorales reconociéndoles, en todo lo que vale, cada una de las aportaciones individuales que redundaron en el esfuerzo colectivo para la consolidación de la democracia en la entidad. Les deseo todo el éxito posible en sus futuras encomiendas, el que tienen garantizado por su profesionalismo, pero, por encima de todo, por su enorme calidad humana.
/LanderosIEE | @LanderosIEE