Escuchaba en las noticias un triste informe sobre el número de desaparecidos en lo que va del gobierno de Andrés Manuel y el como no ha cambiado mucho la situación y poco a poco, por mucho que lo maquillen empeora.
Justo entonces reflexioné que si ya va a la mitad de su sexenio entonces aún tenemos que padecerlo unos tres años más o un poquito menos.
Lo que observo del presidente, no es tan diferente de las disertaciones que pudieran tener otros, sin embargo, la desesperanza continúa creciendo en lo más profundo de mi corazón.
En ocasiones me gustaría, como él, vivir en mi propio planeta, donde sólo ocurre lo que él piensa y plantea. Desde su perspectiva un poquito es garantizar el cumplimiento de un proyecto con gran infraestructura para realizarse, aplicarse y ver resultados positivos, aunque no le salgan las cosas.
Se jacta de tener varios compromisos de campaña ya cumplidos, sin que pueda ver más allá de sus narices para darse cuenta que no es cierto.
Un ejemplo de esto es justamente los tratamientos de niños con cáncer, no es lo mismo el pedir los medicamentos (en cantidades insuficientes al parecer) y tenerlos en bodega a que les llegue a los destinatarios finales, es decir, los pequeños con cáncer.
Prometió y casi le creemos que habría una transformación, de tipo de la leyendas del Quinto Sol con su “Cuarta transformación” quienes le creyeron no sabían que en realidad hablaba de una propuesta de cuarta que nos está llevando a todos al traste.
Para el presidente es muy importante medir su popularidad y limpiar su imagen, de ahí que haya puesto en las mañaneras la quema de periodistas por notas “tendenciosas” en contra de su transformación o persona en los medios.
Lo que las encuestas que miden la popularidad del presidente no indican, es si es buena o mala, es decir si lo que se observa es a partir de la tendencia que provoca con sus actos ruines o porque cada vez más gente está convencida de su liderazgo.
Lo cierto es que, en eso de vivir en su mundo, en el país donde no pasa nada es muy complicado para nosotros, claro está y no para él, pues finalmente somos nosotros quienes sufrimos las consecuencias, así como efectos secundarios de sus brillantes ideas.
No olvidemos su idea de gobierno es muy anticuada, él creció, políticamente hablando, con los grandes dinosaurios de la política mexicana entre los años 70’s y 80’s por lo que cuando finalmente tuvo que crear su propio partido político para convertirse en candidato a la presidencia su modelo de nación, que había creado con tanto empeño es, finalmente obsoleto.
No olvidemos tampoco que busca, no sabemos de qué manera, ser socialista pero no define bien una corriente y su referente es el peor actualmente, claro que como a él le cuenta Nicolás Maduro que Venezuela va muy bien entonces pareciera que acepta la asesoría del dictador sin observar todo lo que sufre la población. Naturalmente si quisiera hacer algo parecido al modelo de China, pues eso es muy, muy diferente.
Un ejemplo de cómo funciona el método Chino es justamente el cómo se encuentran con respecto al covid, cómo es que salieron tan rápidamente de la “gran crisis” mientras nosotros seguimos sin saber cual es la verdadera dirección.
Si reflexionamos la frase “ abrazos, no balazos” y observamos la terrible situación en la que encontramos a México con respecto al narcotráfico entonces es muy sencillo pensar que pareciera que es el gran permiso para que actúen los cárteles como se les antoje pues, tienen ya el permiso pues el Gobierno Federal no meterá la mano en sus asuntos por lo que pueden operar a diestra y siniestra. Qué terrible puede ser eso, ¿no lo cree usted?
Así que, mientras él saluda de mano a los familiares de los narcotraficantes, los parientes de estos llenan de inseguridad las calles, las ciudades y los estados.
¿Qué difícil debe ser para las familias tener que abandonar su casas y no poder llevarse nada con ellos? Ni su ropa ni sus muebles ni vender su propiedad para poder mudarse con algo para poder establecerse, sobre todo ahora que el desempleo es tan grande y todo porque a los malos hay que abrazarlos mientras los balazos los padece la sociedad.
Casi tres años son los que faltan para que termine la gran penitencia que sufre México gracias a un hombre que piensa que ser mandatario es para hacer lo que le venga en gana y no lo que le pide el pueblo.
Nos marea con sus consultas millonarias, pero en realidad, él hace lo que le da la gana sin reflexionar en si es lo correcto o no, si no lo que marca la ley de sus calzones así que ninguna constitución o legislatura puede evitar que todo continúe en proceso caer más y más a un túnel del cual esperamos hay retorno.
¿Qué más puede hacer peor? ¿Qué otra cosa empeorará? Son las preguntas que continuamente escucho de las personas que se encuentran a mi alrededor, y las mías pues como dice mamá ya de que en la televisión se escucha mucha alharaca es porque están hablando sobre lo que hace o dice mal el presidente.
Entonces, lo único que nos queda, pues la paciencia ya terminó, es encontrar un placebo para soportar necedades e infortunios sin perder la conciencia para estar atentos a lo que ocurre.
Finalmente, no nos deseo ánimos, sino que este tiempo pase volando, pero volando hasta las próximas elecciones presidenciales.
Laus Deo
@paulanajber