APRO/Rodrigo Vera
El 80% de las personas que en México fueron contagiadas por el virus del covid-19 actualmente padecen alrededor de 200 tipos distintos de secuelas, principalmente “daños cerebrales” que van desde “fatiga” y “dolores de cabeza” crónicos –en la mayoría de los casos– hasta graves trastornos mentales como la “demencia”, según revelan estudios científicos en la materia.
El diagnóstico y tratamiento de estos estragos provocados por el virus –algunos de los cuales llevan a la muerte– son un “fenómeno nuevo” para la ciencia médica, por lo que algunos hospitales en México ya se vieron obligados a abrir áreas especiales para atender a los miles y miles de pacientes dañados fisiológicamente y que, incluso, quedan incapacitados para retornar a su vida laboral.
El médico Héctor López Frisbie, especializado en Salud Pública y ahora en las secuelas del virus, comenta preocupado: “El del covid-19 es un virus neurotrópico; esto significa que aunque entra por las vías respiratorias se mueve en dirección al cerebro, atacando al sistema nervioso central y también al sistema nervioso periférico, constituido por todas las terminaciones nerviosas del cuerpo”.
Y uno de los peores daños provocados por el virus –explica en términos coloquiales– es “pelar el recubrimiento aislante de los nervios, como si se le quitara la capa de plástico a los cables de la luz”. En lenguaje médico, dice, este daño es “una desmielinización de las terminales nerviosas”.
Agrega: “Cuando un paciente pierde el olfato o el gusto, no es que el virus le haya afectado la nariz o la boca, ¡no! Esto se debe a que el virus le llegó al lóbulo frontal del cerebro, que regula el sentido del olfato, o al tallo cerebral, donde se regula el sentido del gusto”.
–¿Igual ocurre con la fatiga, tan común en las personas que tuvieron covid?
–Sí, la secuela de la fatiga se debe a que ya no hay una transmisión nerviosa eficiente, porque el virus provocó un estado inflamatorio y de irritabilidad nerviosa constante. Los dolores de cabeza, los trastornos de ansiedad, la falta de concentración y otras afectaciones se deben a lo mismo.
–¿Podría decirse que la fatiga y el dolor de cabeza son secuelas leves que deja el coronavirus?
–Pues ni tan leves. Imagínese lo que es estar viviendo con fatiga y dolores de cabeza crónicos. ¡Es terrible! Los afectados pueden deprimirse e incluso llegar al suicidio.
“Aquí lo que debe quedar claro es que, aunque las personas ya no tengan covid y hayan dado negativo en las pruebas, en muchas ocasiones les queda lo que nosotros llamamos un daño estructural anatómico. Estos daños, en México y en todas partes, traen muy preocupada a la ciencia médica, que ya empieza a realizar investigaciones en la materia”.
Catálogo de afecciones
Una de estas investigaciones, titulada ‘Más de 50 efectos a largo plazo del covid-19’, dada a conocer el pasado enero, aporta un dato preocupante: 80% de las personas que padecieron covid han tenido una o dos secuelas de largo plazo.
El estudio indica que, a fines del año pasado, en México y otros países ya se tenían identificadas más de 50 secuelas de largo plazo provocadas por el virus, detectadas en una muestra de 47 mil 910 pacientes, cuyas edades iban de los 17 a los 87 años.
Para entonces eran cinco las secuelas más comunes: fatiga, en 58% de los casos; dolor de cabeza, en 44%; trastorno de atención, 27%; caída del cabello, 25%; y finalmente disnea, que es dificultad para respirar, en 24% de los casos.
Respecto a quienes tienen fatiga –la afección más extendida–, se señala que las dos terceras partes de los afectados la siguieron teniendo durante todo el transcurso de 2020, por lo que el daño se asemeja al “síndrome de fatiga crónica”.
Entre las afectaciones “neurológicas”, el estudio incluye a las siguientes: demencia, paranoia, depresión, ansiedad, trastorno de atención y trastorno obsesivo compulsivo.
Las “pulmonares” son: fibrosis pulmonar, malestar en el pecho, tos, apnea del sueño y reducción de la capacidad de difusión del monóxido de carbono.
Entre las secuelas “cardiovasculares” menciona la arritmia y la miocarditis. También incluye daños “inespecíficos”, como la pérdida de cabello, tinnitus y sudoración nocturna.
Indica que “las condiciones psiquiátricas más frecuentes que se presentaron fueron los trastornos de ansiedad, insomnio y demencia”, por lo que recomienda “un aumento de los modelos de atención en salud mental en los hospitales”, a fin de que haya “diagnóstico e intervención oportunos de cualquier atención neuropsiquiátrica”.
“Las anormalidades en la función pulmonar, como la disminución de difusión del monóxido de carbono, estuvieron presentes en 10% de los pacientes”.
Arroja otro dato alarmante: estos daños “duraderos” también se están dando en pacientes que tuvieron “una infección leve” de covid, y en muchos que “no requirieron hospitalización”.
El estudio indica que “la recuperación” no se da por el simple hecho de “alcanzar el alta hospitalaria”, ni tampoco por obtener la “prueba negativa”, pues estamos enfrentándonos a “efectos a largo plazo de covid-19”, cuya duración ni siquiera puede determinarse. “Es una enfermedad nueva, no es posible determinar cuánto durarán estos efectos”.
La investigación la elaboraron siete especialistas –todas mujeres– de distintas universidades e instituciones de salud de México y Estados Unidos: la UNAM; el Instituto Nacional de Cancerología; la Universidad Emory, de Atlanta; el Centro Médico Weill Cornell, de Nueva York; el Centro de Neurorregeneración del Instituto Metodista de Investigación, en Houston, entre otros.
Una de estas especialistas, la epidemióloga Sandra López-León, indica que recientes investigaciones ya han detectado hasta 200 secuelas de covid, por lo que su número se cuadruplicó respecto a las registradas a fines del año pasado.
Comenta al respecto: “Algunos de estos nuevos síntomas son dolor de garganta, visión borrosa, ojos secos, sed, problemas menstruales, diarrea, comezón, alergias y herpes”.
Pacientes post-covid
López Frisbie indica que el sector más vulnerable a las secuelas sigue siendo la población que tiene comorbilidades, como diabetes, obesidad e hipertensión: “Es la misma a la que le pega más fuerte el contagio del virus”.
–¿Hay secuelas que estén provocando muertes?
–Sí, efectivamente, pero es muy difícil detectar estos fallecimientos. Por ejemplo, en los certificados de defunción puede quedar registrada la secuela, pero no el hecho de que ésta fue provocada por el covid. Incluso puede haber casos en que el fallecido ni siquiera fue diagnosticado con covid y murió a causa de una de sus secuelas. Por eso es importante que en la historia médica del paciente se ponga que estuvo contagiado por el virus.
Indica que el incremento de secuelas, así como su detección y sus distintos tratamientos son un “fenómeno nuevo” para la ciencia médica. “Incluso dentro de algunos hospitales ya hay departamentos donde estos daños se están estudiando como un fenómeno nuevo”.
En México, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) y algunos centros médicos del IMSS, entre otros, se han visto obligados a abrir áreas y programas de rehabilitación especiales para los llamados “pacientes post-covid”, un término que empieza a popularizarse.
La doctora Susana Galicia Amor, jefa del Departamento de Rehabilitación Pulmonar del INER, refiere que desde mayo del año pasado ese instituto abrió un programa de rehabilitación exclusivo para pacientes post-covid, quienes fueron atendidos ahí mismo cuando tuvieron el contagio. Y desde el inicio del programa a la fecha, dice, ya se atendió a mil 100 afectados por las secuelas.
“Son neurológicas las secuelas más importantes que estamos viendo en nuestros pacientes post-covid. Principalmente son lesiones en los nervios periféricos, como pueden ser afectaciones en la movilidad del tobillo o de las manos”, comenta a Proceso la doctora Galicia.
Señala que en ocasiones es difícil distinguir si son daños neurológicos provocados por el covid o bien, si son por el “desacondicionamiento” ocasionado por el “largo reposo” al que se sometió al paciente cuando tuvo covid. “Puede ser por las dos cosas. Pero de pronto es difícil saber cuál pesa más”, dice.
Y el INER, aclara, tiene experiencia en atender a pacientes no sólo con daños pulmonares –que son su especialidad–, sino también con daños neurológicos, “ya que los padecimientos respiratorios tienen impacto sistémico. Eso pasa con el covid”, explica.
El IMSS ya ha atendido a más de 177 mil de sus derechohabientes que tuvieron secuelas de covid, a través de sus unidades y servicios de rehabilitación, donde los afectados “reciben apoyo psicológico, terapias físicas integrales y capacitación personalizada para realizar ejercicios en casa”, informó la institución en un comunicado del pasado 14 de julio.
A sus derechohabientes post-covid les pide que, cuando sospechen tener una “secuela secundaria” –como cansancio, miedo, ansiedad, tos o dificultad al respirar–, acudan a su respectiva Unidad de Medicina Familiar, donde un médico “revisará e identificará posibles secuelas”.
A quienes no puedan acudir a su Unidad, les recomienda llamar al número 800 2222 668, opción 2, y ahí recibirán orientación médica por parte de especialistas en las secuelas del virus.