Cuarto concierto de la primera temporada presencial 2021/ Orquesta Sinfónica de Aguascalientes - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Excelente ejercicio de equilibrio el elaborado por el maestro Lanfranco Marcelletti para este cuarto programa de conciertos de la primera temporada presencial de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, ejercicio elaborado a partir de la necesidad de programar obras que no rebasen los 30 músicos en el escenario.

El diseño del concierto del pasado viernes 25 de junio contempla esa delicia que da la diversidad de estilos, lenguajes musicales y diferentes períodos de tiempo. Inició con una obra de un compositor del que no tenemos mucha información, como decía el maestro Mareclleti en su charla previa, “no sabemos si es un compositor español que vino a México, o un mexicano que fue a España”. Se llama Antonio Sarrier, solo sabemos de él que es del siglo XVIII y su lenguaje musical es propio del delicioso clasicismo vienés, se trata de la Sinfonía para pequeña orquesta. 

Dando un salto por el tiempo, nos encontramos después frente a una obra impresionante de una de las más grandes glorias de la música de concierto mexicana, el Homenaje a Cervantes de José Pablo Moncayo. Este es uno de esos compositores que, como Blas Galindo, quedan irremediablemente relacionados con una obra, en este caso, con el célebre Huapango que ha dado incuestionable identidad nacionalista a la música mexicana, pero aquí no encontramos con otro Moncayo. El Homenaje a Cervantes es una obra muy íntima en donde el compositor nos muestra su propia visión del genial escritor español, de hecho nos deja ver otro Cervantes mucho más contemplativo, mesurado, incluso nostálgico del que nos muestra su alter ego, el Ingenioso Hidalgo Alonso Quijano, es decir, el inmortal Quijote, aunque no sé, me da la impresión de que esa imagen del hombre de la triste figura fue una de las directrices usadas por Moncayo para la confección de su Homenaje a Cervantes.

Después de Moncayo regresamos a Europa para disfrutar de lo que probablemente sea el movimiento más conocido del genial y atormentado Gustav Mahler, el Adagietto de la Sinfonía No.5 en do sostenido menor. Uno pudiera despistadamente que cómo es que se programe a Mahler siendo que se trata, junto con Bruckner, de uno de los compositores que para ejecutar cualquiera de sus sinfonías se requiere de por lo menos un centenar de músicos lo que resultaría imposible si se pretende respetar el protocolo de la sana distancia en el escenario. Pero es que dentro de esa elocuente inmensidad de Mahler, dentro de lo suntuoso de su lenguaje sinfónico, hay exquisitos episodios propios de la intimidad de la música de cámara, recuerdo en este momento, por ejemplo, el cuarto movimiento de la Sinfonía Novena en donde hay partes para dos o tres instrumentos, así el Adagietto, célebre por la película de Luchino Visconti Muerte en Venecia, en donde no se requieren más de un puñado de música, treinta tal vez. Fue un momento delicioso ,de verdad, y no lo digo por mi irreprimible pasión por la música de Mahler, sino porque en realidad el maestro Marcelletti hizo una majestuosa ejecución de este movimiento y nos entregó en charola de plata una verdadera joya de interpretación. 

El concierto terminó con el Concertino, Op.94 de Dmitri Schostakovich, originalmente compuesta para dos pianos, hay de esta obra algunas importantes orquestaciones pero la que nos presentó la Sinfónica en este concierto fue una realizada por el maestro Jonathan Wilson, principal de la sección de cornos de la OSA, yo no sabía de ese talento de orquestador que tiene el maestro, lo conozco como un gran cornista pero sus facultades creativas me eran por completo ajenas, y qué agradable sorpresa, su lenguaje conserva intacto el espíritu que le es propio al compositor, como sabemos Schostakovich fue víctima de la persecución del gobierno de su país, en aquel tiempo Unión Soviética por considerar que muchas de sus obras eran contrarias al espíritu de la Revolución Bolchevique, y así, mientras que en algún momento era reconocido por representar puntualmente el digno perfil del proletariado y se le consideraba como el compositor oficial de la URSS, otras veces era censurado sin misericordia y perseguido como delincuente, y en su música está eso, su inconformidad, su rebeldía y desprecio por el sistema oculto en un lenguaje musical que aparentemente era complaciente y lograba engañar la evidente miopía del gobierno comunista de su país. Ese lenguaje de inconformidad oculto, como el condenado a muerte que canta antes del suplicio lo mantiene vivo el maestro Wilson Miles en una muy bien lograda orquestación con toda la sección de metales y percusiones de la Sinfónica. 

La próxima semana la OSA cierra temporada con el Ave María de Bruckner, Zadok The priest de Haendel, el Coral No.10 Jesus bleibet meine fraude de la Cantata BWV 147 de Johann Sebastian Bach, Ave Verum Corpus K.618 en re mayor de Mozart, Elegischer Gesang, Op.188 de Beethoven y la temporada concluye con la Sinfonía No.41 en do mayor, K, 551 de Mozart, dirige el maestro Marcelletti. Nos vemos, si Dios no dispone lo contrario, el viernes 2 de julio a las 20:30 horas en el Teatro Aguascalientes.


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