- Por desconocimiento y discriminación laboral terminan sin exigir su jubilación
- Además de la soledad, las condiciones en que vive una mujer mayor son deprimentes
Doña Rosa ha trabajado durante 29 años de su vida y hace apenas dos meses fue inscrita por primera vez al sistema de seguridad social y con eso tuvo acceso a otras prestaciones entre ellas el retiro para cuando ella tenga más de 60 años de edad, sus hijos se hayan casado, la dejen sola y ella no tenga posibilidades de ser parte de la población económicamente activa.
Si ella no continúa en ese trabajo donde sí tiene acceso a las mínimas prestaciones como el retiro podría ser parte de las 22 mil 411 mujeres que implican el 91.1 por ciento que no cuentan con una jubilación; el otro 8.9 por ciento que son sólo 2 mil 189 mujeres son las únicas que sí tienen un ingreso por concepto de jubilación, esto de acuerdo a los datos acotados en la tarjeta informativa estatal del portal del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES).
Por ahora doña Rosa está preocupada en cómo resolver los gastos del diario y por lo pronto no puede pensar del todo en el futuro porque el dinero apenas le alcanza. Mientras que el porcentaje de jubilación para los hombres era de 24 por ciento en el 2000 y de 62.2, en el 2009.
Ella empezó a trabajar cuando tenía 13 años de edad bordaba desde su casa para alguien más, después se encargó de vender directamente su propia producción, por motivos de salud tuvo que dejar esta labor para emplearse en una lonchería donde hacía un poco de todo, era mesera, preparaba alimentos, limpiaba el lugar, era lava trastes, ahí laboró durante un año sin recibir nada más allá que un sueldo.
Su próximo trabajo fue hacer la limpieza en una casa y al mismo tiempo en una paletería, posteriormente estuvo a cargo de una tienda de artesanías y luego en una tienda de botanas, regresó a la lonchería y actualmente tiene dos trabajos, en uno de ellos es donde acaban de asegurarla hace dos meses.
Cada vez que doña Rosa dejaba un empleo no recibía más remuneración, de tajo se le cortaba el ingreso y entonces sino tenía un ahorro debía buscar un nuevo trabajo para sostener sus gastos y a sus hijos con los que vive porque es una mujer sola que desde los 15 años tuvo la “obligación” de mantener a alguien más que a sí misma.
Ahora tiene 42 años de edad, le faltan 18 para cumplir 60, de entonces a hoy necesitaría seguir registrada como trabajadora con todas las prestaciones para que luego de esta edad pueda ella tener acceso a una pensión que le permita tener un ingreso, aunque sea mínimo para su manutención.
Afortunadamente ella no es parte del registro de mujeres que trabajan sin recibir una remuneración; de acuerdo a datos del Consejo Estatal de Población (COESPO) en Aguascalientes hay 334 mil 539 mujeres de más de 14 años de edad y hasta 69 de las cuales 20 mil 406, es decir el 6.1 por ciento para el 2009 no reciben remuneración, ya sea porque trabajan con familiares o aunque no lo sean pero no reciben pago alguno por su labor.
Desde la perspectiva del Colectivo Raíz que son un grupo dedicado a trabajar cuestiones laborales enfocadas en su mayoría en mujeres y en este momento de manera muy específica con maquiladoras, las mujeres muchas veces se retiran del trabajo sin llegar a cubrir los años que se requieren para recibir una jubilación, ya sea por parte del ISSSTE o el IMSS, que de acuerdo a la legislación en torno a este tema deben cumplir 60 años de edad o tener al menos 15 años de trabajo para tener derecho a esta prestación.
“En muchos lugares no las inscriben, no les dan incluso su hoja rosa que les asegura que están dentro del sistema y empiezan a cotizar, les hacen perdidizo sus datos, esa es también una situación, pero la otra es que no se esperan hasta la edad se retiran por su aparente voluntad antes de tiempo”.
Una mujer que tiene más de 40 años, muchas veces la empiezan a “arrinconar”, aunque ellas no estén en disposición de dejar su trabajo, desde su propio espacio laboral empiezan a hacerle presión para de alguna forma obligarla a que deje su espacio para otra persona de menor edad e incluso para amigos o conocidos de quienes tienen influencias en el lugar.
“No les dan trabajo, las empiezan a menospreciar su trabajo, la actividad que realizan, ellas acaban por renunciar y debido a la falta de conocimiento de sus derechos, de que teniendo 15 años ya tienen derecho a una pensión proporcional por los años trabajados, entonces se van antes de tiempo sin demandar eso que por derecho les correspondería”.
Muchas de las mujeres desconocen sobre este derecho y en su ámbito laboral no hay quien conozca y esté dispuesto a informarles, ni los mismos compañeros de trabajo, los superiores o en su caso los representantes sindicales, “si te vas ahora después de quedarte arrinconada por querer reemplazarla por alguien más productivo deciden irse incluso sin una liquidación justa, porque les dan lo que sea”.
Si realmente en las empresas al momento del retiro se siguiera un proceso equitativo y adecuado, seguramente en la revisión de los documentos se darían cuenta que muchas mujeres si cuentan con los años requeridos para recibir una jubilación o pensión, sin embargo como esto no pasa entonces lo único que reina en estos procedimientos es el desconocimiento que lleva al desamparo a muchas mujeres.
Aunque el porcentaje de mujeres que participan en la economía sigue siendo inferior al de los hombres pues el 39.9 por ciento corresponde a ellas, mientras que el porcentaje masculino es del 74.7 por ciento. Teniendo en consideración la cifra de la COESPO para la población femenina entre los 14 y 69 años de edad eso significa que son 133 mil 481 mujeres que participan activamente de la economía y sin embargo habrá que ver cuántas de ellas alcanzan una jubilación.
Finalmente, de acuerdo a datos incluidos en la tarjeta del INMUJERES, para el 2005, el 21 por ciento de los hogares existentes en Aguascalientes tenían jefatura femenina, el 19 por ciento de estas jefaturas es en hogares familiares, donde al menos uno de los integrantes tiene una relación de parentesco con ella y otro 49.1 por ciento era de hogares no familiares donde predominan los unipersonales y hay casos donde viven más personas pero no son parientes entre sí, lo que significa que casi el 50 por ciento de las mujeres jefas de familia viven solas o con personas que no son familiares.