La actual situación económica obliga en algunas casas a expulsar a niños a la calle - LJA Aguascalientes
15/11/2024

  •  Además de falta de dinero, hay violencia y drogas como factores

 

El motor para que un niño “viva” en la calle es la desintegración familiar, ser parte de una familia disfuncional que tiene como antecedente principal el factor económico que obliga a ambos padres a salir a trabajar y por ende abandonar el cuidado de los hijos, los pequeños toman decisiones por sí mismos y no siempre son las más adecuadas, una de ellas es relacionarse con la calle, comentó Araceli Gómez Ruiz, presidenta del Movimiento Nacional por la Esperanza.

 

“Los niños se hacen amigos de la televisión o de la calle y en la calle son las drogas, los vicios, ese es el principal motivo, familias disfuncionales por falta de un soporte económico”.

Ante este panorama, desde muy temprana edad, los niños comienzan a aceptar esa como su única forma de vida, se “acostumbran” a ella porque desde que nacen conocen a papás que son viciosos, que no trabajan, ellos crecen en un ambiente donde tienen permitido abusar de los demás, tomar lo que no es de su propiedad, engañar a la gente, chantajearla.

Como parte de la labor que el movimiento realiza en Aguascalientes es el apoyo a los niños de la calle, en ese tiempo se han encontrado con niños que les piden dinero, no para comprar comida, ellos hacen su modo de vida “fácil”, viviendo a expensas de los demás a tal medida que ya no quieren trabajar porque conocen una mejor alternativa para cubrir sus principales necesidades.

Los niños “de la calle” abandonaron ya la escuela, tienen problemas de desnutrición y diferentes tipos de problemas de salud debido al descuido en el que viven; el mundo donde ellos se desarrollan con todas sus adversidades es su espacio vital y los niños aprenden a sortearlo con sus propias alternativas.

Qué tan pequeño puede ser un niño que se ve orillado a irse a la calle; actualmente la casa del movimiento se encuentra en el fraccionamiento Insurgentes mejor conocido como Las Huertas, pero antes estaba en el ex-ejido Ojocaliente y ahí atendían a un niño de nombre Jorge, tiene ocho años y cuando lo conocieron inhalaba cemento, tomaba bebidas alcohólicas que le daban los adultos, sus papás tenían problemas de drogas, esa es la situación de muchos de ellos, que tienen también entre 8 y 12 años de edad.

La mayor parte de estos niños hablan de muerte, asesinatos, violencia que reflejan no sólo en su vida diaria sino también cuando juegan en la fantasía, esos son sus temas favoritos para construir un cuento, en sus historias no existen los finales felices, la muerte violenta no es una historia desagradable para ellos es más “chido” que existan riñas.


Con el movimiento, Gómez Ruiz tiene ya prácticamente seis meses trabajando, en este tiempo aunque ya se conformaron grupos para tomar los talleres en realidad este es un lugar más complicado que el anterior donde ellos estaban, ella lo atribuye a la distribución de droga que se da en el lugar.

“Tiene más recelo de acercarse a nosotros y con eso tenemos pendiente aterrizar los talleres con las personas que necesiten venir a aprender algo, pero al mismo tiempo queremos estar cerca para iniciar con ellos un tipo de rehabilitación (…) donde se les habla de valores, el respeto entre ellos mismos y les fomentan el gusto por el arte para enseñarles otra forma de vivir”.

Tienen pensado involucrar más niños, llevar también a las mamás de familia; actualmente atienden entre 27 y 35 niños y la meta es duplicar esta cantidad que es su máxima capacidad de atención.


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