La corrupción facilita que haya más impunidad y viceversa. Este círculo vicioso no permite identificar ni una causalidad entre ellas ni sus posibles soluciones. La denuncia puede ser una salida de este problema siempre y cuando se ofrezcan garantías para hacerla sin temor a represalias y los denunciantes sepan qué hechos pueden denunciar, dónde y cómo.
Leonor Ortiz Monasterio, Ricardo Alvarado y Sofía Ramírez
Estimados Amigos Invisibles, como ya es de todos sabido –si no, le informo– el pasado primero de junio se dio a conocer en nuestro estado y en lo nacional una nota periodística titulada “La Caja Negra en Aguascalientes”, misma que publicó y difundió la Asociación Civil Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad MCCI- Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad – La Caja Negra de Aguascalientes · Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (contralacorrupcion.mx)
Como le he dado a conocer desde el inicio de estas columnas de Arcana Imperii -los secretos de estado- el concepto Corrupción es: la acción u omisión de un servidor público o de una persona natural o jurídica del sector privado, que usa y abusa de su poder para favorecer a intereses particulares, a cambio de una recompensa o de su promesa, dañando así el interés público y/o el de la entidad privada en la que labora. Varias investigaciones han demostrado que es en las oficinas públicas donde más tiempo conversan. La corrupción es evidente: en la medida en que los procedimientos administrativos eviten ese contacto del que tiene el poder de otorgar, con el que se acerca a solicitar un servicio, en esa medida se disminuirá la corrupción.
Con base en lo anterior, cuando surgen este tipo de trabajos y/o investigaciones periodísticas o académicas, en donde la ciudadanía se siente ofendida, enojada y defraudada por supuestos actos de corrupción en el que se documentan irregularidades en el servicio público o desvío de recursos públicos. En reacción a este tipo de notas periodísticas la ciudadanía en general señalamos y reclamamos, en el sentido de que no se sigan y procesen a los presuntos responsables de dichos actos o hechos de corrupción, sin embargo, nadie, absolutamente nadie interpone la denuncia formal correspondiente.
Le doy a conocer que cualquier persona en su carácter de ciudadano, por encima de cualquier cargo, puede interponer una denuncia o querella. Para hacer la diferencia entre una denuncia y una querella, le digo que, la denuncia es la declaración que efectúa una persona para poner en conocimiento del Juez, Ministerio Fiscal o la policía, unos hechos que se considera que pueden constituir un delito. A diferencia de la querella, el denunciante no interviene personalmente como parte acusadora en el desarrollo del proceso penal. Los delitos objeto de denuncia pueden ser públicos, perseguibles de oficio por las autoridades, o privados, señalando que estos sólo podrán ser perseguidos si la denuncia es presentada por los sujetos determinados por la ley.
Ahora bien, es necesario saber que la denuncia puede realizarse por escrito o de palabra ante el funcionario correspondiente, personalmente o por medio de representante con poder especial. Deberá ir firmada por el denunciante o por alguien a su petición, si él no pudiera firmarla. No es necesario que se dirija contra una persona determinada, aunque en el caso de que existiera algún sospechoso, el denunciante puede especificarlo. Tampoco es necesaria la intervención de abogado o procurador, ni tampoco la prestación de fianza. En el caso de que la denuncia se realice verbalmente, se generará un acta en forma de declaración que será firmada por el declarante y por el funcionario o autoridad que tome la declaración. En este tipo de acta debe hacerse constar la identidad del denunciante. Una vez formalizada la denuncia, se procederá a comprobar la veracidad de los hechos denunciados.
De lo anterior, como ciudadanía debemos de colaborar para la persecución en particular de supuestos actos de corrupción en el servicio público, para ello, están obligados a presentar una denuncia: a) Quienes presencien los hechos delictivos; b) Los que conozcan los hechos por el cargo, la profesión o el oficio que desempeñan y, c) Los que, de cualquier otra forma tengan conocimiento de la existencia de un delito.
Coincido con los académicos Leonor Ortiz Monasterio, Ricardo Alvarado y Sofía Ramírez Agilar cuando señalan que “la corrupción es clandestina. Como ocurre con otros actos socialmente sancionados, quienes la cometen buscan borrar la evidencia, cubrir sus rastros y diluir la responsabilidad entre sus cómplices. Existe, sin embargo, un agravante particular: los corruptos utilizan estratégicamente su posición de poder para no ser detectados, investigados y sancionados. En pocas palabras, para quedar impunes”.
Los propios autores de Una salida del laberinto: denunciar actos de corrupción revelan que:
“Una denuncia implica señalar algo indebido que está ocurriendo ante una autoridad para iniciar un proceso de investigación y sanción. Podemos detectar tres tipos de denunciantes, de manera general: Primero, el usuario de un servicio público que experimenta una extorsión para concluir un trámite. Segundo, un detractor del esquema de corrupción al interior de una organización o una red, y que busca denunciar con el objetivo de evitar una sanción. El tercero es el público: una investigación periodística o académica que documenta una irregularidad o un reclamo preciso desde la sociedad civil organizada.
Como ya le he mencionado, el fenómeno de la corrupción produce actualmente en nuestro país desapego y desconfianza ciudadana con los cargos que ejercen funciones públicas. Los gobernantes y las instituciones tienen por delante un enorme reto para recuperar la confianza de los ciudadanos y legitimar su representatividad. Para lograrlo no basta con manifestaciones públicas de ¨tolerancia cero”. Es preciso adoptar la Cultura de la Denuncia en posibles actos de corrupción en Aguascalientes y con ello generar medidas concretas para fomentar la integridad, prevenir y sancionar los riesgos de la corrupción. Es decir, un elemento fundamental del “buen gobierno” es actuar con total transparencia, honradez e intransigencia frente al fraude y la corrupción.
Como ciudadanos debemos ser más exigentes e inmiscuirnos en los asuntos públicos, sobre todo, para que los que descubren, investigan o perciben actos de corrupción interpongan la denuncia respectiva para perseguir posibles actos o hechos de corrupción, tanto en el sector público como en el privado, con el objetivo de que se ejerzan los principios de transparencia, máxima publicidad y rendición de cuentas.
Ya sabe, alguien lo tiene que decir. Para no dejar que unos lo hagan y otros lo permitamos.
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