Una vieja premisa sobre la cultura política de los mexicanos, dice José Antonio Crespo, es que se caracteriza por ser una cultura de la sumisión, de resignación ante el poder. La impotencia, la ignorancia, apatía se traduce en una especie de inmovilismo frente al abuso del poder y las estructuras políticas autoritarias.
Está claro que este tipo de cultura política benefició al PRI y fue uno de los elementos que explican en parte su permanencia en el poder durante tanto tiempo.
Han estado fuera del poder en los últimos 12 años, pero no hay que perder de vista los cambios observados en los últimos 25 años que han sido sustanciales para la vida política del país. El gobierno dejó de organizar los proceso electorales (antes era juez y parte), se instauró la Credencial para Votar con Fotografía, pues no había un solo registro para saber cuántos votaron y a favor de quién.
Los capitalinos pudieron elegir, por primera vez, a un gobierno que los representara pues tenían negado ese derecho, se dieron a cuenta gotas y de forma paulatina modificaciones legales que permitieron a los partidos inscribirse (antes era ilegal pertenecer a un partido distinto al PRI) y participar en elecciones aunque en la mayoría de las veces no ganaran porque el gobierno priísta calificaba invariablemente los triunfos electorales a su favor, los partidos pudieron llegar a las cámaras a través de la representación proporcional. Por primera vez, y aunque en absoluta minoría, se empezaron a observar a principios de los ochenta diputados que no eran del PRI.
Son, a manera de ejemplo, tan solo algunos de los cambios que permitieron construir una nación más libre y democrática, y tal vez los más sustanciales desde que nos concebimos como una nación independiente desde 1810.
Está claro que Peña Nieto es un fiel representante de este viejo régimen, no evolucionaron, son los mismos, y aunque hay cuadros del partido que quieren asumir una actitud y posición de modernidad política, son una reducida minoría, “garbanzos de a libra” que tienen que luchar en un entorno de pocas ideas y mucha demagogia donde no se puede hacer mucho.
Si nos remitimos a buscar indicadores que sirvan de referencia tendríamos que identificar en primer lugar, las estructuras con más peso y poder al interior del partido.
Busquemos quien pueda ser un referente de liderazgo de avanzada al interior del PRI. Personajes hay muchos con grandes credenciales y trayectorias, no en balde gobernaron 70 años, ¿pero qué cuadro político está haciendo algún tipo de planteamiento para darle consistencia organizativa o ideológica al partido? Yo no veo a ninguno. Se sigue aceitando con recursos públicos la maquinaria electoral de siempre, deformada y altamente clientelar. No mueven un dedo si no se les dan recursos del erario público.
De las cámaras, tanto la de diputados como de senadores, tal vez el más consistente sea el senador Beltrones, que ha tenido algunos planteamientos legislativos que se han transformado en iniciativas con enfoque social. Pero el PRI como fracción parlamentaria o como partido no cuenta con una agenda legislativa que nos permita conocer el tipo de compromiso político, económico o ideológico que tienen con este país.
En el caso de los gobernadores, tal vez es la estructura más atrasada y donde menos ha llegado la modernidad política. Gran parte de sus triunfos electorales están sostenidos en la utilización de recursos públicos para ganar elecciones. La cantidad de recursos que desvían de los programas sociales y que pueden ser premisa del crecimiento económico se pierde porque se destina a la compra de votos electorales.
El autoritarismo, la corrupción y la compra de la prensa, son los rasgos que comparten de manera inequívoca los gobernadores de filiación priísta. Hoy quieren regresar al poder sin haber aprendido nada del rechazo que les dio el electorado hace 12 años.
Pero los jóvenes universitarios, muchos de ellos ni siquiera habían nacido cuando los priístas estaban en su apogeo, ni siquiera cuando iniciaron los cambios en este país, ¿porqué el rechazo a lo que representa Peña Nieto? Es un tema que se tiene que observar a la luz de las teorías del comportamiento electoral y lo desarrollaré en la siguiente entrega.