La falta de claridad en las políticas editoriales es lo que ha provocado la falta de presencia de los escritores maduros, ya “reconocidos” por la comunidad literaria, no solamente local sino de todo el país.
Desde fuera de Aguascalientes la perspectiva es que en el estado hay mucha gente que está trabajando, en todas las áreas del arte, pero específicamente en el ámbito de la literatura hay una profunda contradicción, gente que escribe y poca obra publicada, eso es lo que Roberto Quevedo, como editor ha visto desde la Ciudad de México.
En Aguascalientes se percibe un ambiente cultural sano porque la creación artística le corresponde sólo a los creadores y a las instituciones sólo le corresponde proveer de los medios, es un paliativo para los escritores locales que están produciendo y requieren del apoyo de gobierno cuando están en búsqueda de los espacios editoriales. A Roberto Quevedo, esritores como Coral Bracho y José Emilio Pacheco le han hecho comentarios sobre gente de Aguascalientes que escriben, saben quiénes son, los ubican, pero no se ven libros, no hay antologías, ni compilaciones.
Desde la perspectiva del editor la función principal de una dependencia de gobierno es crear programas y bienes para diferentes sectores de la sociedad donde se vea reflejado el gasto de los impuestos que previamente los ciudadanos pagaron, en el caso de una dirección editorial los impuestos se deben ver reflejados en libros y en este caso como un servicio a la comunidad literaria.
“Ellos están para publicar obra, no nombres; deben darle espacio a escritores de la sociedad porque los recursos vienen de los aguascalentenses, la función institucional es promover, difundir y dar espacio a lectores y escritores”.
Quevedo al igual que otros escritores destacó el trabajo hecho a través de la colección Primera Obra pues la considera una continuación de Voces Abiertas que nació con Jesús Gómez Serrano y que es una ventana para quienes por primera vez, sin importar la edad, se acercan a la dirección editorial en busca de ser acogidos y muchos de ellos lo encuentran aunque hay también sus excepciones. Sin embargo en esta misma colección hay un aspeto con el que no está de acuerdo y es el principio de convocatoria para concurso, para él sería más adecuado hacer la selección a través de un consejo editorial y un grupo de lectores profesionales.
La falta de publicaciones de escritores contemporáneos refleja la falta de un proyecto consumado, no hay colecciones bien definidas, no hay apertura a la diversidad y en el caso de varios escritores es entendible que los creadores hayan buscado espacios fuera del estado, lo cual no debiera ser un tema del que opinen las autoridades pues ellos no pueden ser jueces de un proceso en el que también son parte, ellos deben solamente dar un servicio.
Como editor, él tiene la capacidad de visualizar el proceso creativo no sólo en el momento que el escritor entrega su texto sino más allá, alcanza a vislumbrar el proceso de distribución y las dificultades que eso implica, en este aspecto las anteriores administraciones en Aguascalientes cometieron el error de no invertir en ella y es que muchas veces la institución piensa en sacar un provecho económico de lo que hacen cuando en realidad no es un negocio es una inversión pública.
En Aguascalientes no hay editoriales independientes, pero ese es un fenómeno que invade todo el país porque hacer libros es a estas alturas un trabajo independiente heroico porque la recuperación del dinero es muy difícil y quienes se involucran con las artes no suelen arriesgarse, «porque aquí no salen los escritores y se ponen a leer afuera de la catedral poesía erótica o irrumpen en el palacio de gobierno para decir que la poesía les hace falta a los gobernantes, pareciera como si sólo estuvieran esperando recibir y ellos no están dispuestos a dar, qué pasa con las instalaciones y el arte en la calle».
El proceso editorial es muy complejo, intervienen muchas personas, pero tiene que ser todo a un nivel profesional desde todas las partes que intervienen para dejar de lado las emociones, las afinidades a uno u otro grupo e incluso el mismo estilo, se trata más bien de aplicar el tamiz de la calidad. En ese sentido la necesidad del departamento editorial es establecer un proceso editorial claro con sensibilidad e inteligencia.
La revista Parteaguas desde el juicio de Roberto es una buena propuesta, sin embargo el considera que no está entendida como una publicación institucional sino más bien como si pretendiera ser comercial y no debiera.
«Si el estado decide no entregar cultura y educación debe decirlo con toda claridad y procurar hacerlo de manera ética, porque las acciones del gobierno o son un negocio o es un servicio del estado; no creo que este sea el caso, me parece que es más bien un mal planteamiento de la política editorial».
La cultura provee libertad, es una posibilidad de desarrollo personal y profesional para entonces crear y promover obras que son las que permanecen en el tiempo más allá de las políticas que caducan con el cambio de las propias administraciones, porque sin el fomento del pensamiento no hay civilización.