Palacio Nacional, Ciudad de México. 8 de junio de 2021. “Kamala, mucho gusto” dice con su característico acento sureño el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. “Mucho gusto” responde en español la vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris. Inmediatamente, el mandatario mexicano la invita a pasar.
En una ceremonia breve, pero significativa, AMLO y Harris son testigos de honor de la firma del Memorándum de Entendimiento sobre Cooperación para el Desarrollo Internacional entre la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés).
La escena arriba mencionada sirve como prólogo al presente artículo, el cual pretende explicar las razones de la visita de la vicepresidenta de la Unión Americana, Kamala Harris, a México.
En marzo de 2021, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, asignó la responsabilidad de atender la agenda migratoria a Harris. Cabe mencionar que esta encomienda fue desempeñada por Biden cuando era el vicepresidente en los tiempos de Barack Obama.
Rápidamente, Harris se encontró en el ojo del huracán: el Partido Republicano, secuestrado por Donald Trump, la hizo blanco de sus críticas. ¿La razón? Harris no ha puesto un pie en la frontera con México ni ha sostenido una conferencia de prensa para hablar de un tema que, para los estadounidenses es de política interna, pero que, para los mexicanos, es parte de la agenda internacional.
El preámbulo de la visita de Harris a México se vio enmarcado por dos eventos: primero, el envío de una nota diplomática por parte del Gobierno de la República para aclarar el financiamiento de Usaid a la organización civil Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), presidida por Claudio X. González, acérrimo rival de López Obrador; y, segundo, la reunión, en Costa Rica, entre el secretario de Estado, Antony Blinken, y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. Durante el cónclave, se acordó atender las causas de la migración y preparar el periplo de Harris.
Harris inició su viaje a América Latina con una visita a Guatemala. Allí, Harris se entrevistó con el presidente Alejandro Giammattei. El tema principal de la agenda fue la migración y la cooperación económica. Durante la conferencia de prensa, Harris hizo una declaración polémica: “Quiero ser clara a los amigos en esta región que estén pensando en hacer el peligroso viaje a la frontera Estados Unidos-México: no vengan, no vengan”.
La crítica no se hizo esperar: en su cuenta de Twitter, la congresista por Nueva York, Alexandria Ocasio-Córtez, miembro del ala radical del Partido Demócrata, calificó de “decepcionante” los comentarios de Harris. Para Ocasio-Córtez, los Estados Unidos han contribuido al empobrecimiento y la desestabilización de ciertas áreas de América Latina.
Para atajar las críticas, la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, declaró que, llegado el momento correcto, Harris “irá a la frontera” para atender las “causas raíz” de la migración.
Ya en la Ciudad de México, Harris sostuvo una reunión con AMLO. Al finalizar el concilio, se hicieron importantes anuncios: en septiembre de este año, ambos países sostendrán un cenáculo del Diálogo Económico de Alto Nivel. Asimismo, los Estados Unidos invertirán 250 millones de dólares para fortalecer las cadenas agroalimentarias en el sureste. Igualmente, el Departamento de Comercio organizará misiones comerciales que buscarán apoyar el desarrollo de la infraestructura de esa región de México. Esto es importante, porque dos de los proyectos bandera del actual Gobierno Federal (El Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec) se verán beneficiados. De la misma forma, los Estados Unidos apoyarán a la autoridad aeronáutica mexicana para mejorar su eficiencia. Esto debido a la degradación a categoría 2 que sufrió el sistema aeroportuario nacional por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA), lo cual impacta el principal plan de infraestructura logística de López Obrador: el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”.
El tema laboral, situación espinosa durante la negociación del T-MEC, fue tocado, ya que la Unión Americana invertirá 130 millones de dólares en cooperación y asistencia técnica para mejorar las condiciones laborales y combatir el trabajo forzado y el empleo infantil.
En materia de seguridad, ambos países acordaron sostener una reunión de sus respectivos gabinetes de seguridad para combatir al crimen organizado trasnacional. Por ello, las agencias de seguridad intercambiarán información y tomarán las medidas apropiadas para combatir el trasiego de armas, personas y sustancias ilícitas.
Pero lo más importante, tanto para AMLO como para Harris, es que ambos países “trabajarán juntos para fomentar el desarrollo agrícola y los programas de empoderamiento juvenil en El Salvador, Honduras y Guatemala y crearán y gestionarán en conjunto un programa para entregar, medir y comunicar la asistencia para la región”1.
El escribano concluye: Harris se desempeñó bien en México, pues logró el apoyo de nuestro país para la política migratoria de Joe Biden. Además, se reavivó el diálogo de alto nivel en materia económica y de seguridad; por su parte, AMLO salió fortalecido, porque además del triunfo electoral del pasado domingo 6 de junio, logró la vindicación de su política para Centroamérica, la cual implica trasladar programas insignia como “Sembrando Vida”.
¿Y el apoyo de la Usaid a Claudio X González? Bueno, como dice el comercial, eso es otra historia.
Aide-Mémoire. – El grupo aeronaval británico, reforzado con unidades estadounidenses y holandesas, que zarpó rumbo a Asia-Pacífico es un mensaje claro y contundente para China de que los Estados Unidos cuentan con el apoyo de varios de sus aliados europeos.
1. – FACT SHEET: U.S. -Mexico Bilateral Cooperation https://bit.ly/3g9RRYl