Un meteorito desciende cerca de un lago de los Estados Unidos, de él emergen miles de personas que se pensaba estaban desaparecidas o muertas, de eso trataba la serie de televisión Los 4400, la experiencia y peripecias de esos ausentes al tener que reintegrarse con familias, trabajos y espacios donde ya no los consideraban, un poco como lo que va a pasar con los miles de aspirantes que hoy andan de candidatos y que después del 6 de junio, una vez que hayan perdido, tendrán que dar la cara a sus comunidades, a sus cercanos.
Es un fenómeno raro esta abducción y no ocurre igual para todos aquellos que participan en la jornada electoral; del lado de los ciudadanos está previsto que más de 15 mil personas auxilien a los institutos electorales, en especial para atender las 1,712 casillas que se instalarán a lo largo de todo el territorio estatal; el INE ha registrado más de 740 observadores, que también estarán el domingo checando cómo transcurre la jornada; la lista nominal de electores en Aguascalientes registra 1 millón 17 mil 407 personas que pueden votar y, esperamos, muchos saldrán a hacerlo; cuando regresen a sus casas, no tendrán problema alguno para reintegrarse a sus actividades cotidianas, después de unos minutos de estar en la casilla y cruzar la boleta por quienes crean que mejor los representará sólo sentirán el poder de haber ejercido responsablemente su derecho, su ciudadanía.
En Aguascalientes, este domingo se disputan 3 diputaciones federales, 11 ayuntamientos, 18 diputaciones de mayoría relativa y 9 de representación proporcional, están registrados 107 candidatos a las alcaldías, más de 170 aspirantes al Congreso local, 24 que quieren ser diputados federales, sin contar los suplentes y los integrantes de las planillas a los ayuntamientos y los que se integran a las listas de diputados plurinominales, durante este proceso electoral han deambulado por la entidad miles de candidatos, muchos de ellos haciendo promesas, repartiendo lonas y recuerditos, atascando los buzones con su papelería, ensuciando la ciudad con su propaganda; han sido abducidos por la politiquería, después del 6 de junio, todos aquellos que pierdan, como en la serie de televisión, sufrirán para reintegrarse a su vida común y corriente.
Estos abducidos, mientras han estado en campaña, sin temor y sin vergüenza han estrechado la mano de la gente haciéndole promesas incumplibles, graban videos y audios en donde sin miedo al ridículo se comprometen con causas de las que no tienen idea, se han forjado una máscara que los representa como idóneos para un cargo que no están preparados. Algunos de esos raptados, desde antes, se curan en salud señalando que no son políticos sino que hacen politiquería en su calidad de ciudadanos, a esos miles ya los hemos perdido, no por culpa de los partidos políticos o las reglas del juego electoral, sino por ellos mismos, porque participaron sin convicción, porque desde el primer momento los motivó otra cosa no relacionada con el servicio.
De Los 4400 que regresen difícilmente volveremos a saber, ellos lo saben, hicieron campaña sin intención de ganar, sólo para su ego, para verse en un espectacular, para subir video a redes exhibiendo su nulo talento artístico, quizá para demostrarse a sí mismos que valió la pena invertir tiempo y esfuerzo en la calle para, tiempo después, contarle a sus nietos o a quien se deje, cómo se transformaron en mejores personas y los conmovió la pobreza de toda esa gente que le negó el voto y, con ello, la posibilidad de redimirlos.
Coda. Pensando en los abducidos de la politiquería, recordé un aforismo de Lichtenberg: “Hay una especie de ventriloquía trascendental con la cual los hombres pueden aparentar que algo dicho en la Tierra viene del cielo”, los dictados del partido, que le llaman.
@aldan