Vamos muy bien, todo lo estamos haciendo bien, asegura el presidente Andrés Manuel López Obrador, y a quien no le crea, antes que pruebas, antes que hechos, caritativo ofrece que se apliquen un ungüento para las irritaciones.
Es evidente que a López Obrador no le interesa la salud física, mental o emocional de aquellos que no le rindan pleitesía, como el macho agresivo que es, sólo se ocupa de actuar para su público como el rudo luchador que se cree, rematar al enemigo una vez que está en el suelo, sin piedad. No hay día en que el presidente no agregue un dato al discurso de estar rodeado por enemigos y cada movimiento que realiza implica una lucha feroz, describe su gobierno como una gesta heroica para encubrir la mediocridad de su administración.
Acostumbrado a que le celebren cualquier decisión que tome, el presidente decidió hacerse cargo de su propia leyenda, así que antes que perderse en detalles aburridos, prefiere engrandecer el mínimo detalle; por eso inventa que todo lo que hace implica una lucha, pues al enemigo no hay que darle explicaciones. En la misma conferencia que hizo el chiste del ungüento, cuestionado sobre la violencia que sufren los candidatos, antes que empatía, preocupación o propuesta, el presidente decidió culpar a los medios de comunicación, que difunden estos hechos violentos “con el afán de enrarecer el ambiente”, López Obrador se inventó que los medios ya tomaron partido y está con el grupo de conservadores. Es una mentira evidente, pero no importa, así invisibiliza a quienes lo cuestionan, así los ningunea, así no tiene que dar una sola explicación, justifica su incapacidad señalando que quienes merecen una explicación lo odian, así que no perderá su tiempo. Lamentable.
Para protegerse de las irritaciones, López Obrador receta a sus adversarios que usen Vitacilina, “serenense, esto es para los adversarios”, su forma de ningunearnos, el ni los veo ni los oigo de la Cuarta Transformación
Coda. Octavio Paz: “No sólo nos disimulamos a nosotros mismos y nos hacemos transparentes y fantasmales; también disimulamos la existencia de nuestros semejantes. No quiero decir que los ignoremos o los hagamos menos, actos deliberados y soberbios. Los disimulamos de manera más definitiva y radical: los ninguneamos. El ninguneo es una operación que consiste en hacer de Alguien, Ninguno. La nada de pronto se individualiza, se hace cuerpo y ojos, se hace Ninguno.”
@aldan