- Unidades de salud lejanas con horarios cortos de atención, la actitud del personal médico y la falta de dosis son otras razones institucionales
- Se sigue creyendo que al aplicarse la vacuna “se enfermarían más” los niños
En la última publicación de Lux Médica, una revista científica de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), se publicó el artículo titulado “Razones del incumplimiento del esquema básico de vacunación en una comunidad rural de Aguascalientes”, escrito por Jessica Muñoz Trinidad, Andrea Villalobos Navarro, Juan Ricardo Gómez Chávez, Indira Nataly De Loera Díaz, Andrea Nieto Aguilar, todos estudiantes de enfermería; y Ma. Teresa Macías Galaviz, docente del departamento de enfermería de la institución.
Señalan que en México dispone de un sistema de vacunación de 13 biológicos para menores de ocho años y con ello se previenen 15 enfermedades. Omitir sólo una dosis de la Cartilla Nacional de Vacunación se considera ya como un esquema incompleto, aspecto que sigue siendo una realidad en el país, principalmente en zonas rurales, y que provoca el aumento de los índices de morbimortalidad en menores de cinco años.
Fundamentado en lo anterior, en este estudio se realizó una investigación de campo con madres con hijos menores de cinco años en la comunidad rural Ojo de Agua del Mezquite en el municipio de San Francisco de los Romos entre septiembre y diciembre del 2019, un periodo antes de la pandemia por el covid-19.
En las entrevistas levantadas se encontraron varias razones por las que no se aplican las vacunas: el desinterés en general, cuestiones relacionadas a la actitud del personal médico, falta de biológicos, falta de transporte para llegar a los centros de salud y creencias propias de la comunidad son los factores más comunes por lo que no se vacunaron a menores.
El temor a los efectos secundarios de la vacuna es también uno de los motivos por los que deciden no aplicarse el biológico. Hay quienes les aconsejaron no vacunar a los menores debido a que estos se encontraban enfermos, al respecto, los estudiantes citan: “las falsas contradicciones no solamente conllevan retrasos innecesarios para la adecuada protección, sino que favorecen la propagación en la sociedad de creencias erróneas con relación a las situaciones en las que se puede o no vacunar”.
En zonas rurales aún hay desconocimiento sobre los beneficios dentro de la conciencia colectiva, pues se sigue creyendo que las vacunas no sirven de nada y que, por el contrario, enferman más a las personas.
Es alarmante que estas actitudes se vean replicadas por el personal médico, ya que una de las entrevistadas declaró: “una doctora fue la que nos dijo que ella tampoco se las ponía por lo mismo que se enfermaba más”. Incluso reportan malos tratos del personal de enfermería al momento de aplicar las dosis a los niños o porque regañan a los padres por atrasarse en una dosis.
De entre las razones institucionales están la falta de dosis en las unidades de salud, horarios disminuidos de atención y campañas de vacunación muy cortas.
Concluyen que los motivos por los que no se aplican las vacunas son multifactoriales, siendo la falta de conocimiento el principal detonante del desinterés.
“Si se mejora la interacción entre usuarios y proveedores de servicios de salud en el que se involucre una actitud empática y de profesionalismo, se podría aumentar la oferta de vacunación y estimular su demanda por la población”, comentan.