Estamos en 2021, hace cincuenta años sucedieron muchas cosas trascendentes en términos de música, específicamente en lo que a publicación de discos se refiere, algunos de los mejores discos vieron la luz en 1971 y no quisiera que pasara más el tiempo sin ocuparnos de una de las mejores producciones de los Rolling Stones, el disco Sticky Fingers publicado el 23 de abril de 1971.
Esta es la que para mí, salvo tu mejor opinión, es la mejor etapa de los Stones. Después de la lamentable muerte del guitarrista fundador del grupo más longevo en la historia del rock, sus satánicas majestades los Rolling Stones, Brian Jones, el 3 de julio de 1969, el primero si no me equivoco del selecto club de los 27 (músicos de rock que han muerto a los 27 años de edad), entra en su lugar el guitarrista Mick Taylor que pertenecía a la gran tradición del blues británico, tocó con John Mayall y es egresado de su escuela los Bluesbreakers, una de las entidades musicales que más músicos ha aportado al rock, específicamente durante los años 60 y 70.
Pues bien, Mick Taylor es reclutado por los Rolling Stones justamente después de la muerte de Brian Jones y su primera participación pública con el grupo es en el concierto homenaje al príncipe heredero de los Stones celebrado en el mítico y legendario Hyde Park de Londres el 5 de julio de 1969, es decir, dos días después de la muerte de Brian Jones.
Algunos de sus mejores discos son precisamente de la etapa de Mick Taylor con los Rolling Stones, que por cierto, no fue muy larga, de 1969 a 1974, más o menos cinco años, pero fueron suficientes para dar vida a algunas de las mejores producciones discográficas de los Rolling Stones, entre ellas, por supuesto Sticky Fingers, (Dedos Pegajosos), para quien esto escribe, su mejor disco, sin ánimos de menospreciar en absoluto el maravilloso Exile on main street.
Sticky Fingers se publicó, como ya lo mencioné líneas arriba, el 23 de abril de 1971, se trata del noveno disco de la agrupación publicado en el Reino Unido y el decimoprimero en los Estados Unidos que, por otro lado, ya demás de su excelente propuesta musical, es el primer disco publicado por el sello propio de los Rolling Stones.
Sticky Fingers es un trabajo excelente desde la portada, polémica como muchas de las cosas que hicieron los Stones, y que fue diseñada por el reconocido artista pop Andy Warhol, muy involucrado con algunas agrupaciones de rock desde finales de los años 60. La edición original del disco presenta en la portada el zipper del pantalón no dibujado, sino que es real y al bajarlo se puede leer en la ropa interior la firma del artista, es decir, Andy Warhol. Evidentemente la edición original está descontinuada y es un verdadero privilegio tenerlo, yo lo tenía, por cierto, pero pagué caro un imperdonable descuido.
Más allá de la icónica portada, el disco cuenta con un material musical maravilloso en donde, por supuesto, se nota el toque de Mick Taylor; su guitarra, a pesar de sus 23 años se escucha sumamente madura, y mira que para tocar el blues se necesitarías muchos más de 23 años de vida por la experiencia adquirida que esta música supone, finalmente el blues es, entre muchas cosas, una experiencia vivida a lo largo de algunos años, pero los argumentos de la guitarra son sumamente convincentes.
Por otro lado, los temas que abordan en sus letras son muy polémicos, temas como la esclavitud, el racismo, el uso de sustancias prohibidas, sexo, en fin, pero todos esos temas envueltos en la magia de su música en donde abunda una deliciosa negritud a pesar de que los cinco integrantes de los Stones son blancos, asumen, entienden e interpretan desde su trinchera de músicos británicos el apasionante discurso musical de la región del Delta del río Mississippi, incluso a lo largo de toda esta importante arteria acuática de la Unión Americana.
Sticky Fingers es un álbum íntegro que no tiene desperdicio, debemos escucharlo de principio a fin como si de una novela se tratara. Aunque evidentemente estamos hablando de un disco del que se desprenden algunos sencillos, este es un trabajo perfectamente equilibrado que no tiene canciones de relleno y mucho menos de desecho. Abre con “Brown Sugar” cuya polémica oscila entre la posible referencia a una mujer morena o a sustancias prohibidas. De cualquier manera se trata del tema que se lanzó como sencillo y es, quizás, el más conocido del álbum, pero todo el disco está impregnado de buen rock y aderezado con el imprescindible toque de blues.
No podemos dejar de lado temas musicales como “Sway”, “Can’t you hear me knocking”, o la excelente “You’ve gotta move” y en general todo el disco, de principio a fin, las guitarras se escuchan sólidas, ácidas y una demoledora sección rítmica que permite el lucimiento de la voz de Mick Jagger y los jugueteos en la guitarra de Mick Taylor. El disco alcanza momentos sublimes, verdadera excelsitud con temas como “I Got the blues”, sublime de verdad, sin despreciar la adolorida y aturdida “Sister morphine” y la exquisita tonada de “Wilde horses”, de hecho se trata de uno de los mejores momentos del disco.
El resto de los temas musicales como “Bitch”, “Dead Flowers” y “Moonlight Mile” completan uno de los mejores trabajos de las Piedras Rodantes, y posiblemente, ¿por qué no?, uno de los mejores discos de los años 70. Hoy lo recordamos cincuenta años después de su lanzamiento.