En el IMCO han desarrollado una página denominada: Compara Carreras, que es una herramienta en la que es posible revisar ¿Cuánto ganan los profesionistas de cada carrera; si tiene riesgos de desempleo y cuántas personas la han estudiado? Cada carrera tiene diferentes costos, beneficios y riesgos económicos que los estudiantes, pero también el mercado laboral y las universidades deben conocer, para optimizar los recursos humanos profesionales.
El Gobierno Federal, para 2021, ha eliminado Programas de Fortalecimiento para la educación. La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies) alertó que el deterioro en el presupuesto a educación superior redundará en que más universidades entren en crisis financiera y se desacelere el crecimiento de la matrícula. Por ello, solicitó se incrementen los montos asignados a la educación superior en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2021, principalmente en los programas: Subsidios federales para organismos descentralizados estatales, Fortalecimiento a la Excelencia Educativa, Programa para el Desarrollo Profesional Docente, Programa de Carrera Docentes (UPES), Programa de Expansión en la Oferta Educativa en Educación Media Superior y Superior, y Apoyos para la Atención a Problemas Estructurales de las UPES.
Por su parte, los del IMCO desarrollaron el Compara Carreras, a manera de una herramienta en la que se pueden revisar:
52 carreras universitarias: y conocer cuántos estudiantes hay por carrera, cuánto ganan, dónde trabajan y qué tan buena inversión resultaría en el futuro.
18 opciones de carreras técnicas: donde se encuentran datos laborales para conocer opciones para el Técnico Superior Universitario (TSU).
Buscador de oferta educativa: explora los planes de estudio que hay para cada estado en bachillerato profesional, TSU y licenciatura, e identifica los que más interesan.
Mapa de universidades: localiza los planteles donde se ofrece cada carrera y consulta sus datos de contacto.
Las carreras más demandadas por las mujeres corresponden a las de negocios y administración; la formación docente y las ciencias sociales, de la salud y del comportamiento. Es menor su incursión en las ingenierías, arquitectura, construcción y agronomía.
El 30% de los mexicanos cuenta con sólo primaria o con ninguna educación; luego, la tercera parte de la población alcanzó a cursar la instrucción secundaria, seguida de un 20% que terminó el bachillerato. El 27% llevó algún año de profesional u obtuvo la licenciatura. La carrera técnica la han estudiado el 3.33% y ha obtenido un posgrado sólo el 1.29%.
Son 1,100 euros los que en promedio se pagan en Eslovaquia, el país que es el máximo productor mundial anual de automóviles. Su industria manufactura 198 vehículos automotor por cada mil habitantes; la Región Centro Bajío fabrica 146 y Aguascalientes 333 vehículos anuales por cada mil habitantes. Si fuera país, con ese estándar, Aguascalientes se convertiría en el máximo productor de automóviles en el mundo. Pero, nuestro promedio de ingreso se ubica en los 300 euros, casi cuatro veces menor que el eslovaco.
El mayor salario detectado por el IMCO, es para los hombres con posgrado que cotizan alrededor de 23 mil pesos, en oposición al de las mujeres sin instrucción alguna que perciben alrededor de 4 mil 888 pesos mensuales. Es decir, existe una diferencia de 4.72 veces entre el salario mayor y el de menor denominación. Aunque dicho sea de paso que la tasa de desocupación es mayor entre quienes tienen posgrado (3.5%) que entre los efectivos que no cuentan con instrucción (2.2%). En un país con una tasa de desocupación del 4.1% con las tasas más altas para quienes cuentan con bachillerato (5.3%) y alguna licenciatura (5.1%).
Siguiendo al IMCO, tenemos, que las carreras universitarias cursadas en el sector público cuestan alrededor de 50 mil pesos y en las universidades privadas 500 mil o más según la institución, por lo que el tiempo que toma recuperar la inversión es diez veces mayor en las privadas que en las públicas. Es decir, entre 10 o 100 meses de salarios.
El trabajo decente incrementa los ingresos de los individuos y de las familias, que pueden ser gastados en la economía local. Su poder adquisitivo incentiva el crecimiento y el desarrollo de empresas sostenibles, sobre todo de las pequeñas empresas, que a su vez pueden contratar a un número mayor de trabajadores y mejorar sus salarios y condiciones de trabajo.
El trabajo decente aumenta los ingresos fiscales para que los gobiernos puedan financiar medidas sociales dirigidas a proteger a quienes no encuentran un empleo o no pueden trabajar. Promover el empleo y las empresas, garantizar los derechos en el trabajo, extender la protección social y fomentar el diálogo social son los cuatro pilares del Programa de Trabajo Decente de la OIT, con la igualdad de género como tema transversal. Estos son factores indispensables para hacer avanzar toda la Agenda de Desarrollo Sostenible.