El presidente le reconoce méritos a Muñoz Ledo, pero su discurso contra la Ley Zaldívar lo hizo reflexionar sobre una salida digna para el político de mil batallas. ¿Aceptará un cargo diplomático? Su historia dice que sí
EMEEQUIS
En aquella ocasión, en la cúspide de su popularidad, en el cierre de campaña de 2018, en un pletórico Estadio Azteca, Andrés Manuel López Obrador lo incorporó a su lista de grandes precursores de la democracia mexicana, junto a figuras como Demetrio Vallejo, Rubén Jaramillo, Heberto Castillo o Manuel J. Clouthier.
Hoy, el primer mandatario quiere a Porfirio Muñoz Ledo, pero de “lejecitos”, dentro de la Cuarta Transformación.
Y sí, como en los tiempos del echeverriato, desde el Gobierno Federal están explorando cómo ofrecerle una embajada o un consulado. Para ello ya echaron a andar contactos informales con el entorno del diputado federal de 87 años. Algunos plantearon que nunca aceptaría, pero luego recordaron su capacidad para subirse al trapecio: cambiar de partido, causa u objetivo.
Hubo incluso quien aseguró que una de las cosas que más ha disfrutado Porfirio, además de la tribuna parlamentaria, ha sido su rol diplomático en la ONU, la Unesco, incluso su paso por la embajada en Francia.
La gota que derramó el vaso para el tabasqueño –nos platican a EMEEQUIS– fue la alocución de 90 minutos del dirigente de la llamada Corriente Democrática del PRI, en 1987-1988 (que inició con el resquebrajamiento del régimen priísta, y a la que más tarde se unió el mismo AMLO), en la madrugada del viernes en la tribuna de la Cámara de Diputados, donde cuestionó severamente la llamada Ley Zaldívar y, de paso, evidenció las viejas prácticas parlamentarias y gubernamentales en Morena.
“Me opongo, con toda la fuerza de mi ser, a una violación tan flagrante, innecesaria y absolutamente reversible a la Constitución… Me opongo con toda la fuerza y convicción de mi ser, con todo el esfuerzo memorioso que hemos hecho desde 1988 para instaurar en el país un orden democrático y no una república autoritaria a este insensato proyecto de violar la Constitución política del país”, lanzó Muñoz Ledo desde la llamada máxima tribuna del país.
Una voz incómoda
La voz de quien colocó la banda presidencial a López Obrador el 1 de diciembre de 2018, nos dicen, caló hondo en las habitaciones remodeladas de Palacio Nacional.
Y es que con la advertencia del decano parlamentarista de que la ampliación del mandato del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, por dos años más, cuando concluya el sexenio del tabasqueño, se resolverá mediante una acción de inconstitucionalidad, nos dicen que el presidente de la República llegó al límite de su paciencia con quien, apenas en octubre del año pasado, denunció un “fraude monstruoso” para “imponer” a Mario Delgado Carrillo como dirigente nacional de Morena.
El asunto es que el jefe del Ejecutivo federal busca mandar al exilio a Muñoz Ledo porque, más allá de haber sido una figura importante en el primer año de su gobierno, cuando fungió como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, hoy pasó a ser un personaje “incómodo” para los planes del comandante en jefe de la Cuarta Transformación. Y sí, uno de ellos la extensión del mandato de Arturo Zaldívar al frente del Poder Judicial.
Lo que sí nos comentan es que López Obrador no busca un rompimiento con el también líder fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1991. Para nada. El presidente de la República sabe de las consecuencias de tener a una voz como la de Porfirio Muñoz Ledo del lado de la oposición, y más cuando él mismo lo mencionó como uno de los pilares fundamentales para la alternancia en el poder que se dio en las elecciones presidenciales de hace dos años y medio.
Y es que Don Porfis –como se le conoce en el medio político y periodístico– sabe de esas cosas del trapecio partidista. Ha sido militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) (1954-1987), del Frente Democrático Nacional (FDN), que lanzó la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en los controvertidos comicios de 1988; del Partido de la Revolución Democrática (PRD) (1991-1999), del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) (1999-2000), del Partido del Trabajo (PT) (2006-2018) y, ahora, del Movimiento Regeneración Nacional.
Por eso AMLO quiere a Porfirio Muñoz Ledo lejos, pero también cerca. Sólo falta saber qué dice el todavía diputado federal de Morena.
AMLO y Muñoz Ledo: desencuentros
No es la primera ocasión que hay divergencias de fondo entre AMLO y Muñoz Ledo. En 2000, el tabasqueño reprobó la decisión del experredista de sumarse, como abanderado presidencial del desaparecido Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), a la candidatura del panista Vicente Fox Quesada, pero entre marzo y abril de 2016, López Obrador se fue con todo en contra del político veterano.
El 15 de marzo de ese año, en un mitin en la comunidad de Pajapan, Veracruz, López Obrador reprochó a Muñoz Ledo el haber asistido al cumpleaños del panista Diego Fernández de Cevallos, uno de sus más acérrimos adversarios políticos, al grado de incorporarlo a la lista de los integrantes de la “mafia del poder”.
“El sábado 13 de marzo fue celebrado el cumpleaños de Diego Fernández de Cevallos, y ahí se reunió la ‘maleantada’ del PRI y del PAN, representada por el priísta Carlos Salinas de Gortari y el panista Felipe Calderón, son los mismo, y también los perredistas Carlos Navarrete y Porfirio Muñoz Ledo”.
Para el día siguiente, en San Juan Evangelista, Veracruz, AMLO repitió la dosis: “Ya no estoy en el PRD porque los dirigentes de ese partido firmaron el Pacto por México con Peña Nieto. El sábado pasado, en el cumpleaños 75 de Diego Fernández de Cevallos, estuvieron Carlos Salinas, Felipe Calderón, el expresidente del PRD, Carlos Navarrete; Porfirio Muñoz Ledo”.
Y remachó: “Estaba esa fiesta como para una redada, para un operativo, porque estaba reunida la mafia. Pero la verdad nosotros ya no tenemos nada qué ver con el PRD. Se creó Morena para buscar un verdadero cambio y para que la gente decida libremente”.
Algo pasó en los siguientes meses. Para los comicios presidenciales de 2018 Muñoz Ledo encontró acomodo en Morena. Ya no había espacio en el gabinete que fue anunciado por AMLO en 14 de diciembre de 2017, pero había espacios varios para las candidaturas a la Cámara de Diputados y el Senado de la República.
Figura histórica
Ya en campaña, López Obrador fue visualizando el momento histórico de colocarle la banda presidencial. ¿Pero quién? Ahí surgió la opción de Muñoz Ledo.
En el cierre de campaña en el Estadio Azteca, al inicio de su discurso, el puntero en todas las encuestas presidenciales le guardó un lugar especial a ese político camaleónico de mil batallas.
Entre estremecedoras ovaciones, AMLO hizo mención de los líderes del Movimiento Ferrocarrilero de 1958-1959 Valentín Campa y Demetrio Vallejo; del líder campesino de Morelos y excombatiente zapatista, asesinado en 1962, Rubén Jaramillo; del maestro normalista y dirigente social Othón Salazar; del dirigente socialista nayarita, Alejandro Gascón Mercado.
También hubo una mención especial al dirigente social potosino Salvador Nava Martínez y al candidato del PAN en las elecciones presidenciales de 1988, Manuel J. Clouthier, el Maquío; a la luchadora social fundadora del Comité ¡Eureka!, que desde la década de los setenta exige la presentación con vida de las y los desaparecidos de la guerra sucia, Rosario Ibarra de Piedra.
Y llegó el turno de los líderes fundadores del PRD, los que lo invitaron a sumarse al Frente Democrático Nacional (FDN) tras el monumental fraude en las elecciones presidenciales de 1988: Ifigenia Martínez, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y… Porfirio Muñoz Ledo.
“Lo que vamos a consumar viene de lejos y se ha fraguado con el esfuerzo y la fatiga de muchos compañeros, hombres y mujeres, de distintas clases sociales y corrientes de pensamiento que en su momento lucharon por las libertades, la democracia y la defensa de la soberanía nacional. Recordamos con admiración y respeto a quienes han participado a lo largo de los años en movimientos sociales y políticos: campesinos, obreros, estudiantes, maestros, médicos, ferrocarrileros, y defensores de derechos humanos y otras causas”, subrayó AMLO hace tres años en el Coloso de Santa Úrsula.
Ahora nos dicen a EMEEQUIS que López Obrador quiere un retiro político “honroso” para uno de sus mentores políticos, para quien, ni más ni menos, lo invistió con la banda presidencial… pero lo quiere “lejecitos”, no opinando sobre los asuntos internos del país.
La pregunta es: ¿Aceptará Porfirio un cargo en el extranjero?
@emeequis