A lo largo del siglo XIX las imprentas que se establecieron en Aguascalientes eran marcadamente liberales. Como el proyecto liberal llevaba de la mano la ilustración de la sociedad, las imprentas eran una de las principales herramientas para lograr ese cometido.
Es por ello que vemos como desde 1826 y hasta 1876, las imprentas estuvieron prácticamente en manos de liberales que, unidas al proyecto de gobierno, trabajaron de la mano para promover la educación, el autoaprendizaje, la lectura comunitaria, la enseñanza de las artes mecánicas para artesanos y por lo tanto del desarrollo de la gráfica.
Es verdad que la imprenta fue utilizada para hacer públicas las disputas entre sí de los diferentes grupos liberales y conservadores, pero ese no fue su principal objetivo, al final el proyecto educativo era mucho más importante que las disputas entre grupos divergentes. Por ello podemos ver la publicación de literatura local y nacional, por ello los esfuerzos de organización obrera con su propio órgano de difusión, por ello la impresión de literatura francesa, por ello la introducción de las artes gráficas llamadas entonces mecánicas para el desarrollo del artesanado y a su vez de la industria local.
Este proyecto buscó establecerse con fuerza durante cincuenta años de profunda inestabilidad política, pero una vez consumado con el porfiriato (1876-1910), la posibilidad de una creciente organización católica también a través de la letra impresa se hizo patente.
No existieron imprentas católicas ni religiosas antes de 1883, eso no quiere decir que no se imprimieran textos religiosos en las imprentas liberales. Los impresos católicos como rezos eran muy populares y un ingreso seguro para los impresores, así que impresos católicos sí hubo y, de hecho, se pueden contabilizar muchos más de los que pensamos.
Por otro lado, la libertad de culto y la apertura de las fronteras al comercio generó que desde la consumación de la Independencia, circularan por nuestra tierra vendedores de biblias protestantes y con los años, se imprimieran en Aguascalientes textos enteramente protestantes de autores mexicanos como Juan Amador.
Lo cierto es que el embate liberal y el creciente protestantismo motivó a los grupos conservadores a organizarse, entonces se conformó la “Sociedad Católica” y entre 1883 y 1886 se establecieron tres imprentas abiertamente católicas, una en Asientos y dos en Aguascalientes capital. Por cierto, la imprenta de Asientos es la primera que conocemos en los municipios fuera de la capital del estado.
Como decía, entre 1883 y 1886 se establecieron tres imprentas católicas, la Tipografía de la Sociedad Católica a cargo de J. Suárez en 1883, la Imprenta Mariana a cargo de Mariano Macías en Asientos en 1884 y la Imprenta Guadalupana en 1885. En esos mismos años empezó a publicar en la Imprenta Mariana de Asientos, de donde era párroco, José María de Jesús Portugal y Serratos, quien se convirtió en uno de los principales autores originarios de Aguascalientes y sin duda, uno de los principales artífices del establecimiento de estas imprentas.
No es difícil afirmarlo al notar su producción autoral a lo largo del camino que Portugal y Serratos recorrió antes de ser el primer obispo de Aguascalientes. Sus primeras publicaciones las hizo en la Imprenta Mariana de Asientos mientras fue Párroco allá; cuando fue nombrado obispo de Sinaloa siguió imprimiendo libros, entonces desde la Imprenta María Salomón de Culiacán. Entre 1887 y 1899 se imprimen más libros de él en la imprenta Herrera Hermanos de la Ciudad de México. Es notorio que Portugal y Sérratos sabía muy bien el poder de la palabra impresa e hizo uso de ella de manera clara.
Merece la pena sumar que desde la década de los ochenta ya se estaba gestando la idea de hacer un Obispado en Aguascalientes y será nuevamente Portugal y Serratos, a través de la cultura impresa, quien jugó un papel importante, de hecho, me atrevo a pensar que utilizó los medios impresos para promover la creación del Obispado y su propio ascenso.
A la par, las imprentas católicas comerciales irrumpieron de manera decidida, particularmente en el caso de Eduardo J. Correa. Entre 1883 y 1915-16, la novedad en el mundo de las imprentas y la edición la tuvieron las imprentas católicas, que dominaron el panorama ideológico y cultural hasta la Revolución Mexicana y el surgimiento de un nuevo tipo de imprenta, la de obreros organizados
El papel que jugó la idea de la creación del Obispado en el fortalecimiento de los grupos católicos conservadores es notorio a través de las imprentas que surgieron a partir de la década de los ochenta, lo que promovió el incremento de autores locales propios que hablaban de sus intereses religiosos a través de la letra impresa, una novedad para el estado de Aguascalientes.
El Obispado se concretó en 1899 y tuvo como su primer Obispo a Portugal y Serratos a partir de 1902, quien siguió publicando libros, pero ahora en editoriales españolas.
Para entonces, Salvador Correa ya era un experimentado impresor católico, conocimiento y gusto que heredó a su hijo, Eduardo J. Correa. Con los años Eduardo tuvo en sus manos el control de la edición literaria en Aguascalientes, no porque generara un monopolio, sino por su innovadora manera de gestionar las publicaciones periódicas y de libros, conociendo los distintos recursos del mundo de la edición.
Se podría pensar que el establecimiento de imprentas católicas fue tardío, sí, pero el impacto que tuvo este hecho en la sociedad y la política de Aguascalientes fue muy importante.