APRO/Verónica Espinosa
Con dos derrotas al hilo como aspirante a la gubernatura y un lema de campaña que sostiene que “la tercera es la vencida”, David Monreal Ávila reconoce que en este trayecto político sólo obedece a dos liderazgos por igual.
“Sólo he obedecido a estos liderazgos y sólo he estado bajo dirección de Andrés Manuel (López Obrador) y Ricardo Monreal (su hermano), que ha sido el guía del movimiento, del monrealismo… y del lopezobradorismo con el licenciado Andrés Manuel”.
En ese contexto la renovación de la gubernatura de Zacatecas, de los 58 ayuntamientos y 30 diputaciones locales se desarrolla una vez más al ritmo del monrealismo, tal y como ocurre prácticamente desde 1998, cuando Ricardo se encumbró como gobernador, ignorado por el PRI y recibido por el PRD y por López Obrador.
–¿El monrealismo está apuntalando un proyecto de sucesión presidencial para 2024, como muchos lo advierten?
–He estado ocupado acá en la lucha democrática de nuestro estado, pero lo que sí te puedo decir es que hay una gran simpatía de muchos actores políticos estatales y nacionales con la causa, con la lucha y con el movimiento.
Sin embargo, el antagonista de David Monreal en Morena, el senador José Narro Céspedes –actual compañero de Ricardo Monreal en la bancada– define el movimiento monrealista como “un cacicazgo político”. Muestra de ello, ha dicho, “ellos pusieron todos los candidatos del partido en todo el estado, presidentes municipales y diputados locales”.
Narro Céspedes fue uno de los aspirantes a la candidatura al gobierno del estado que se quedó en el camino frente al monrealismo, y también fue parte del grupo que impugnó ante el partido y los tribunales electorales la postulación de David.
El alegato central de la demanda es que la nominación se definió por la Comisión Nacional de Elecciones de Morena mediante una encuesta telefónica que no fue mostrada a los aspirantes.
“Es un problema de intereses, de interés en el proyecto de Zacatecas, de la Cuarta Transformación de los zacatecanos, de poner por encima el interés de una familia, de un grupo que es el que quiere opinar y usar a Zacatecas para sus intereses”, sostiene Narro.
Asimismo acusa al presidente nacional de Morena, Mario Delgado, de entregar a los Monreal el control del partido en la entidad.
“Pareciera que les dieron una concesión. ‘Tú pagaste y tú pones los candidatos, tú vas a iniciar la campaña, tú vas a garantizar que se gane, es tu tarea y es tu responsabilidad y tú tienes la franquicia’”.
División y viejas cuentas
La escisión del morenismo ha alcanzado a la dirigencia estatal y algunos liderazgos históricos que han tomado distancia de la campaña de David Monreal, como ocurre con José Luis Medina Elizalde y el actual dirigente estatal Fernando Arteaga, quienes en un principio marcaron el alto a la posibilidad de que se fraguara una coalición con el Partido Verde y Nueva Alianza para la candidatura al gobierno estatal.
El monrealismo también está denunciado por cobrar viejas facturas.
Ulises Mejía Haro, presidente municipal con licencia de la ciudad de Zacatecas, buscó la nominación por la gubernatura, como Narro y Elizalde.
Se dice víctima de una persecución política tras exigir que se mostrara la encuesta telefónica que dio el triunfo a David.
Mejía Haro tampoco ha podido ser registrado como candidato del Partido Encuentro Solidario (que lo postuló al dejar Morena) y mantiene una batalla ante los tribunales electorales para aparecer en las boletas, aunque en su caso pesa una antigua denuncia por violencia política de género, promovida por la síndico del ayuntamiento, que él asegura “fue reactivada para inhabilitarme”.
“En todo momento han buscado cerrarme el paso, de sacarme a toda costa; lo hicieron en Morena, acusando de una violencia de género que, paradójicamente, tiene hoy a David Monreal en medio de una turbulencia pública por un video viral, en el que se ve cuando pone su mano en el trasero de una candidata de su partido en Juchipila, divulgado el 20 de abril”.
El alcalde con licencia sostiene que los Monreal no han podido cerrar capítulos, en alusión a las elecciones de 2010, cuando la entonces gobernadora Amalia García apoyó como candidato al padre de Ulises, Antonio Mejía Haro, que acabó enfrentando a David Monreal en las urnas.
También cree que, más que rencores por aquella campaña, el monrealismo “va por una sucesión adelantada, donde quieren acomodar sus piezas en los estados, quieren acomodar sus piezas en la representación que se tiene en esta elección de quién va a suceder al señor López Obrador… Ese ha sido el estilo de esa familia con el cual nosotros no estamos de acuerdo y hemos dejado claro que no nos vamos a doblar”.
Control total
David Monreal fue candidato en 2010 por el Partido del Trabajo. Atribuye a la entonces gobernadora perredista Amalia García –ahora candidata a diputada federal por Movimiento Ciudadano–, haber propiciado una fractura de la izquierda al rechazar que el PRD se aliara para respaldarlo en la contienda.
En ese entonces, David declinó frente al candidato del PRI, Miguel Alonso Reyes, exsecretario particular de su hermano Ricardo, cuando este fue gobernador (1998-2004).
Reyes es ahora candidato plurinominal del PRI a diputado federal.
En 2016, bajo las siglas del Movimiento de Regeneración Nacional, entonces dirigido por Andrés Manuel López Obrador, David sorteó la pérdida de su registro ante el INE que, al igual que ocurrió ahora con los candidatos de Guerrero y Michoacán, Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón, respectivamente, le revocó la nominación por no haber presentado su informe de gastos de precampaña.
A mediados de abril de 2016 la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió revocar la resolución del INE que cancelaba el registro de David, pues este había presentado informes de manera extemporánea, con lo que el organismo electoral debía aplicarle una sanción menor, pero le permitió ser candidato.
En una contienda cerrada, David perdió frente al candidato del PRI, Alejandro Tello Cristerna.
Ahora en 2021 se enfrenta principalmente a la exsenadora priista Claudia Anaya Mota, candidata de la coalición PRI-PAN-PRD, a quien las recientes encuestas definen como una de las punteras rumbo a las elecciones. La gubernatura está peleada por ocho aspirantes, cinco son mujeres.
La más reciente encuesta de C&E Research da a Monreal 46% de las preferencias contra 42% de Claudia Anaya; mientras que la de Poligrama arrojó 48.3% para Monreal y 21.5% para la candidata de la coalición PRI-PAN-PRD.
Incómodos dentro de Morena, el senador José Narro y el exalcalde Ulises Mejía reprochan que el monrealismo desplegó una estrategia para dejar fuera a aspirantes y militantes a los distintos cargos en los 58 municipios.
“Esto ha sucedido en todo el estado, en los 58 municipios hay perfiles honestos, perfiles competitivos que fueron desplazados sin ninguna medición, sin ninguna encuesta, sin ningún método”, asegura Ulises Mejía.
Mientras que Narro Céspedes afirma que la estructura del comité estatal está fuera de la campaña; “ahora quienes están llevando la campaña son la fuerza monrealista, no la fuerza morenista”.
En entrevista telefónica con Proceso, el propio David Monreal atajó estas críticas y negó haber cerrado el paso a Ulises Mejía.
“Le he expresado, no ahora, siempre, mi respeto irrestricto a la militancia y a ellos en lo personal. Y si Morena decidió para el proceso electoral que estamos viviendo el método de la encuesta, pues lo único que se hizo es que se respetó”.
Recordó que los recursos de inconformidad que presentaron contra su postulación, ante las instancias internas del partido y los tribunales electorales, no prosperaron.
“Les han ratificado que no tienen la razón, que es incorrecta su petición y pues ellos están en su derecho”.
En el caso de Ulises Mejía, aclaró que su inhabilitación “es un tema más delicado, de fondo, no una exclusión política, sino una sentencia judicial por violencia de género” que debe aclarar.
“A mí me ha tocado vivir la vileza de la política, la ruindad de la política, la saña de la política. Fue un proceso muy atropellado (el de 2016), muy violentado y por los dos órdenes de gobierno, el estatal y el federal (ambos del PRI). Te da mucha impotencia y te da mucho sentimiento no poder enfrentar una embestida como la que se nos vino y yo dije, no vale la pena”, expone David.