Todo el Control / Punto crítico  - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Si hay algo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha dejado claro desde el inicio de su gestión es que quiere tener todo el margen de poder. En el discurso se dice defensor de la democracia y la tolerancia, en la práctica no resiste cuestionamientos, mucho menos las contraposiciones. Se dice respetuoso de los poderes de gobierno, pero si algo que plantea no avanza, se enoja e incluso ordena, amenaza. 

“No aspiramos a una dictadura, queremos una auténtica división de poderes” dijo sobre el proyecto de Reforma Eléctrica, mismo que envió a la Cámara de Diputados y que con su mayoría morenista fue aprobado y sin sorprendernos no le cambiaron ni una coma, con todo y que expertos advirtieron que venía una cascada de demandas.

Cayó la primera suspensión como era de esperarse, y López Obrador se fue con todo hacia el juez que permitió este recurso, sugirió incluso que era corrupto. Cuando cayeron más amparos, hasta amenazó a la Suprema Corte de Justicia calificándola como “Suprema Corte del Derecho”, o algo así.

Dada la situación actual en el tema, el siguiente paso desde el gobierno federal es cambiar la Constitución, ¿para qué desgastarse en el diseño de una ley que viola la Carta Magna si se puede modificar esta última para que su Reforma pase como ha sido planteada en el proyecto de origen?; “si se declara inconstitucional, entonces tendría yo que acudir a presentar una iniciativa de Reforma Constitucional”, sentenció,

Así es la lógica, es decir “su lógica “ y claro que sí, es más fácil darle la vuelta de otra forma y con la seguridad que le da el tener el apoyo, otra vez, de la mayoría de los legisladores federales de su instituto político.

Por cierto, vale la pena recordar que el Movimiento de Regeneración Nacional obtuvo la mayoría en el Congreso de la Unión, justamente así violando la Constitución. ¿Qué hicieron en 2018? fácil; prestaron candidatos al Partido del Trabajo y al Partido Encuentro Social para que una vez ganados los comicios y repartiendo las curules, pudieran los chapulines brincar de regreso a Morena.

La Constitución establece que el porcentaje de votos que recibe un partido en las elecciones tiene que ser más o menos parejo con el porcentaje de diputados que tiene, sin embargo la misma Carta Magna da un margen: un partido debe tener máximo 8% más de diputados que de votos, Morena tiene de margen 15 por ciento, es decir casi el doble.

En ese proceso electoral, obtuvo el 37 por ciento de los votos, sin embargo tiene el 52 por ciento de los diputados, a ellos hay que sumarles los aliados que suman más del 60 por ciento y todos ellos a las órdenes del Presidente, así como en los viejos tiempos, a levantar dedos nada más.

Para evitar esta sobre representación el Instituto Nacional Electoral aprobó nuevos lineamientos en contra de la creación de mayorías artificiales para que en la elección de este año, no vuelva a pasar lo mismo, por su puesto el Presidente fue el primero que se quejó.


En su mañanera dijo “existe una estrategia política en contra nuestra para que el Movimiento de Transformación no tenga mayoría, esa maniobra viene desde el INE hacia la Cámara de Diputados, pero yo espero que no se inscriba esta acción en ese propósito”, seguramente algo planea su equipo cercano para echar atrás estas disposiciones.

Desde el Poder Judicial, también hay trapitos que sacar. En la SCJN López Obrador colocó a tres de los 11 ministros que la integran, dos sí porque le tocaban, pero uno más porque casualmente el gobierno abrió una investigación contra uno de ellos, Eduardo Medina Mora quien prefirió renunciar, pero después de su salida la investigación ya no avanzó.

¿A que nos lleva todo esto?, a que el presidente no tiene respeto por las instituciones y qué nos sorprende si desde que estaba en campaña hace años lo hizo evidente. Las instituciones las entiende como propiedad de alguien, y hoy son todas suyas, basta voltear a ver al Ejército Mexicano.

Los organismos autónomos que debieran regular el ejercicio público hoy son floreros, son tapaderas, organismos alcahuetes, no sirven, son pantalla, son simulación y la gente ni sabe que existen pero ah cómo le cuestan al pueblo. El que más desprecia por cierto es al INE al que califica como el aparato más caro del mundo que nunca ha garantizado elecciones limpias y libres, los consejeros no actuaban para evitar fraudes, incluso los permitían, puntualizó en su momento, sin embargo hoy día desde este organismo ya también colocó a sus peones.

Todo el control, como antaño, como en los gobiernos a los que descalificó, contra los que luchó y a los que hoy les echa la culpa de la situación del país. Este es el gobierno autócrata, imperativo, intolerante que además goza todavía de un buen nivel de aceptación ciudadana, así las cosas.


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