BALANCE DEL SIGLO XX. La personalidad de Jesús Terán, que ya había destacado a nivel nacional, se agigantó en la misión confidencial que ante las monarquías europeas le encomendara el presidente Juárez para desmantelar los sueños imperiales de Napoleón III sobre México, misión que, cumplida a carta cabal, notificó al presidente antes de morir.
De haber tenido la oportunidad de regresar, seguramente habría desempeñado un papel que contribuyera a desarrollar al país con libertad, democracia y sabiduría y a consolidar todo un cuerpo de doctrina internacional para facilitar la utilización del derecho en favor de los países débiles frente a las ignominiosas embestidas de los poderosos.
Lamentablemente no pudo ser así, porque a sus sorprendentemente productivos 45 años de edad dejó sus restos mortales en el panteón Père Lachaise de París, porque la muerte le cobró la intensidad y el exceso de trabajo al que sometió su organismo durante sus últimos y agitados dos años y medio de vida de viajes continuos por Europa.
Algunos espíritus mediocres y perversos que por su naturaleza no son capaces de dar la cara, han pretendido ocultar su nombre para aprovecharse de su obra sin lograrlo, porque la realizó con tan sólidos cimientos que brillan con luz propia.
En el siglo XX se dieron los hechos favorables y adversos que se exponen en sintético resumen:
- Se erige su busto en el Jardín del Estudiante para sintetizar dos de sus principales atributos: su papel de educador culminado con la fundación del Instituto Literario de Ciencias y Artes y su papel de estratega defensor de nuestra soberanía por la fecha cívica del 5 de Mayo.
- Pedro de Alba, como rector del Instituto, lo reorganiza con el enfoque filosófico de Terán, bajo el ala protectora de la Universidad Nacional e inspirado en la Reforma Universitaria Latinoamericana de Córdoba.
- Los espíritus mediocres y perversos que se adueñaron del Instituto celebraron un falso “aniversario” con base no en la inauguración del Instituto en 1849, sino en la de una escuela de agricultura (?) que indebidamente ocuparon, en 1867, las instalaciones que pertenecían al Instituto.
1943 y 1949. Gabriel Saldívar y Arturo Pani, respectivamente, abren la brecha editorial publicando los dos primeros libros sobre Terán.
- La familia Pani apoyada por el gobernador Edmundo Games Orozco, logra el traslado de los restos de Terán de París a la Ciudad de México para depositarlos en el panteón de San Fernando, donde reposan sus compañeros de La Reforma.
- El busto de Jesús Terán erigido en el Jardín del Estudiante en 1917 desapareció sin dejar rastros. Así actuaron los espíritus mediocres y perversos que se sintieron ofendidos por su presencia.
- Cuando se encuentra el busto abandonado de Jesús Terán, se utiliza para inaugurar el fraccionamiento que lleva su nombre. El Jardín del Estudiante continuó vacío.
1991/92. El gobernador Miguel Ángel Barberena realiza el discutible traslado de los restos al panteón de La Salud; destina la casa de la familia Terán al servicio público como un centro de difusión cultural; inaugura la pretendida Ciudad Terán y dispone la edición de tres libros: Tres relatos de sabor antiguo de Arturo Pani a cargo del Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA) y las dos memorias de los acontecimientos oficiales Jesús Terán. La diplomacia de la Reforma y Homenajes a Jesús Terán, a cargo de Guadalupe Appendinni, representante del estado ante el Gobierno Federal.
- El siglo concluye con la edición del libro Cartas a Jesús Terán, de Elizabeth Buchanan y Pilar González, también del ICA.
Me parece de justicia mencionar que en el transcurso del siglo pasado fueron apareciendo investigaciones desde las de índole universitaria hasta las realizadas por el esfuerzo personal de simples ciudadanos como José Antonio Murillo Reveles, Alfredo de Lara Isaacs o José María Mora Ruiz, que por su propia iniciativa y con o sin representación alguna, han contribuido a recordar en trabajos específicos sobre Terán, de una manera cada vez más vívida, el ejemplo que este hombre excepcional nos dejó en su entrega desinteresada por el bien de la Nación. A esos ejemplos debemos sumar el de otros que, en libros editados con títulos diversos, han incluido capítulos especiales a Terán en sus obras.
Mención especial merecen, a mi juicio, dos autores de primera línea: los embajadores Pedro de Alba y Patricia Galeana, dignos ejemplos a seguir en la diplomacia mexicana.
CONCIENCIA CÍVICA. Quiero cerrar el siglo XX con la transcripción de dos de las respuestas con las que el entonces gobernador Barberena responde a la entrevista que Guadalupe Appendini le hizo, tratando de concretar lo que quedaba en el ánimo del pueblo una vez concluidas las numerosas actividades celebradas en 1991, tanto a nivel de la capital de la República como al nivel local. Dice:
“A futuro, por lo que resta del año, seguiremos empeñados en eventos de esta naturaleza y en este empeño nuestro de darle proyección, de darle imagen nacional a la importante figura de don Jesús Terán”.
“Yo creo que lo que le da vitalidad a un legado, no son tanto las fechas impuestas en un calendario cívico, sino el grado en el que las ideas y las acciones de estos grandes hombres permeen en la sensibilidad popular. Nosotros hemos hecho un esfuerzo muy sólido, muy sistemático, muy serio para que esto sea así. En este esfuerzo se dan cita las publicaciones, las efemérides cívicas, los discursos, los homenajes y creo que sí; advierto que poco a poco van permeando la sensibilidad popular. Había mucha gente en Aguascalientes que sencillamente ignoraba el nombre de Jesús Terán. En estos momentos creo que si se hiciera una encuesta, ya una gran mayoría de los aguascalentenses sabría no solo el nombre de este prócer de la patria, sino también los grandes trazos de su actividad como mexicano, como político, como diplomático. En esa medida, estamos asegurando la permanencia y la vitalidad del legado de don Jesús Terán”.
Para juzgar el valor de estas palabras las confrontaremos con las opiniones advertidas veinticinco años después.
Año del bicentenario del natalicio de Jesús Terán
“Por la unidad en la diversidad”
Aguascalientes, México, América Latina
tlacuilo.netz@yahoo.com
Nota 1. Fe de erratas. En el penúltimo párrafo del artículo anterior, se dice que los restos de Jesús Terán fueron inhumados en el Panteón de La Salud el día 25 de abril de 1992. Debe decir 30 de Julio de 1991.
Nota 2. Propósito didáctico. Para quienes habiendo seguido la secuencia de esta serie de artículos iniciados el día 8 de enero consideren que ciertos datos se han repetido con cierta insistencia –si bien con diferentes enfoques y agregando nuevos datos– les ruego su paciencia porque su propósito es, en gran medida, didáctico.