- En el sentido político es muy bueno, le da confianza al cuerpo electoral
- Acuerdo Nacional por la Democracia es un acuerdo político, de corte ético
Un pacto por la democracia o con la democracia siempre es bienvenido, aunque efectivamente ya está establecido el pacto constitucional al que nos debemos todas y todos para guardar y hacer guardar, para respetar y hacer respetar el marco constitucional y legal de la democracia, expresó el consejero presidente del Consejo local del Instituto Nacional Electoral, Ignacio Ruelas Olvera, respecto al Acuerdo Nacional por la Democracia, propuesto por el jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador y que fue signado el pasado miércoles 24 de marzo.
Ignacio Ruelas observó que el pacto por la democracia está construido sobre una transición del procedimiento democrático que llevó muchas negociaciones por parte de los partidos políticos, que lo hicieron por etapas y en ocasiones de manera ríspida, con debates intensos, “llegaron a acuerdos que se transformaron en reglas del juego político, lo trasladaron al marco del Estado a través de la Constitución y de las leyes que de ella emanan, en este caso del 41, del 134 y demás relativos al tema electoral y tuvo un reconocimiento de la sociedad internacional, de la democracia internacional; eso le dio la solidez a la transición democrática mexicana”.
Es decir, que desde el sentido jurídico el pacto ya está hecho, aunque desde el sentido político es muy bueno y es de festejar que todos los jefes responsables de instituciones se pongan de acuerdo para decir, en una sola voz, que no tendrán las manos metidas en el proceso electoral; “eso inocula a la sociedad mexicana, a las y los mexicanos para tener confianza en que irán a las urnas con absoluta libertad y autonomía”.
Además, subrayó, todos los gobernantes rinden una protesta en la cual se comprometen a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan, entonces de manera reiterada hay que decir que el pacto ya estaba establecido, que no fue inventado, aquí es un acuerdo político, de corte ético, en el cual los responsables de los poderes ejecutivos alzan su voz, “como dijera el poeta jerezano, a la mitad del foro, para decir que tienen convicción de respetar las reglas del juego político; me parece que decirlo no le afecta a nadie, es algo que le da confianza al cuerpo electoral”, recalcó Ruelas Olvera.