Los vemos, los compartimos, nos hacen reír, molestarnos e impresionarnos y, nos guste o no, los memes se han convertido en un elemento cotidiano de nuestra comunicación. Así como los emoticones llegaron para quedarse los memes, para algunos, son un elemento iconográfico importante para su comunicación, es decir, en lugar de expresar un sentimiento con palabras, lo hacen con memes.
Nuestra manera de comunicarnos se transforma a la par de los avances tecnológicos, es decir, con los efectos secundarios que las redes sociales, el internet y el uso de los gadgets producen.
En los últimos años hemos agregado y resignificado palabras debido a su uso o necesidad, aunque también existe una deconstrucción no muy prolija o asertiva de las mismas bajo contexto. Reconozcamos que nuestro lenguaje, en general, es cada vez menos culto y populista, como si involucionáramos.
No mentiremos, la mayor parte de las veces que encontramos un meme tiene una connotación peyorativa hacia una persona en particular o una situación en específico. La aplicación no estética sino práctica de los memes es la de ilustrar, comparar, denotar, el uso difiere de la situación.
Pareciera, entonces, que los memes son un producto de la postmodernidad y la nueva comunicación propuesta por las redes sociales, pero no es así, existen desde siempre pero no fue hasta que la mercadotecnia se estableció como teoría que se posicionaron como un arma de manipulación mediática.
Los memes se derivan de la memética, que es la ciencia que resulta de la aproximación multidisciplinaria que abarca la biología evolucionista, la ciencia cognitiva y la psicología evolucionista para el estudio de las ideas y creencias como unidades vivas, dotadas de la capacidad de trasmitirse de un cerebro a otro como si fueran virus (Ribeiro, 2003).
El padre de la memética es Richard Dawkins y en 1976 en su libro El gen egoísta, planteó la hipótesis memética de la transmisión cultural.
Los memes son “unidades vivas” codificadas que crean diferentes circunstancias basándose en una ruta o conjunto de instrucciones predeterminadas. La naturaleza de los memes es la de multiplicar y replicar ideas.
Memética es igual a genética por lo que el meme es igual a gen. El ADN de los memes es cultural, se deriva del ideario colectivo de cada sociedad por lo que su uso es distinto debido al núcleo donde se crea.
El nombre de la memética viene del ego, de la idea de sí mismo. El hombre tiene una naturaleza mimética y de no ser por ello los memes nos existirían. Los memes se propagan como virus y eso es por nuestra naturaleza, siempre nos imitamos unos a otros, ejemplos muchos: la moda, los retos que se replican en redes, tendencias de uso de productos, etc.
Los memes son como un lenguaje metafórico que es comprendida por una cultura determinada que propaga x o e idea, sin olvidar al factor más importante de todos, la transmisión.
La memética sostiene que no tenemos opiniones, sino que ellas nos tienen, por ejemplo: podríamos creer que nosotros nos adherimos a las ideas políticas o religiosas cuando en realidad es la idea la que se adhiere a nosotros. Todo comienza como una “idea” o “broma” y al final se convierte en una creencia.
Quizás a usted, como a mi, le pasa que una mañana se levanta y tiene una canción en la cabeza, la canta todo el tiempo, se la pega a su compañero y no supo cómo llegó a su mente, en realidad eso es un meme.
El cerebro del hombre (por su carácter imitador) fue diseñado para difundir memes. En un nuevo paradigma, derivado de las redes sociales, los memes son entidades vivas que se multiplican gracias a sus replicadores, y para que pueda ser difundido requiere pasar por 5 etapas.
La primera etapa es la incorporación, el momento en el que usted absorbe la información y vuelve a un meme simple complejo. La segunda etapa es la replicación, después de analizarlo sobrevive el meme cuando usted comienza a decodificarlo.
La tercera etapa es la partición, aquí se divide la información en bloques donde se configura el proceso de adaptación memética, es decir, es cuando decido si me gusta o no, si me identifico o no. Una vez que discerní la información entonces pasamos a la cuarta etapa que es la recombinación, donde mis ideas se adhieren al meme y este se fortalece.
Finalmente, pasamos a la transmisión donde propago el meme adicionado con mi información, con un ciclo de vida renovado que lo mantiene en vigencia. Así que cada vez que usted crea o comparte un meme pasa por todas estas etapas indefinidamente.
La crueldad del meme es que todos los días es usado en nuestra contra por medio de la mercadotecnia pues las unidades de información se completan, como organismos vivos y se transfieren de cerebro en cerebro.
Los memes, en un sentido extremos pueden ser el virus de la mente con ideas que contaminan. El cerebro es un órgano que necesita energía para subsistir, los pensamientos consumen la energía del cerebro por lo que, si nos desintoxicamos de los memes o estamos más atentos, estos no podrán sobrevivir, pues nuestros pensamientos absorberán toda la energía y ocasionarán que el ciclo de vida de un meme se acorte.
En el mundo hay muchos memes, forman parte de nuestra comunicación y para algunos son indispensables, pero usted en que prefiere gastar la energía de su cerebro, con qué lo alimentará para mantenerlo sano.
Cierto es que somos muy ingeniosos y la idea de crear memes se adhiere a nuestro pensamiento y nos distrae, a mí, por ejemplo, me distraen dos memes en particular últimamente después de lo ocurrido el pasado 8 de marzo de 2021 aquí, en Aguascalientes. El primero es, una foto de varios policías sobre una chica ¿Cuántos policías sin experiencia en detención se necesitan para arrestar a una jovencita de 14 años? y el segundo con una imagen de un gatito triste, acompañada de un texto que diga: la cara de los panistas en Aguascalientes después de la marcha del 8M al ver cómo perdieron el voto de las mujeres en las próximas elecciones.
Los memes en la vida real e internet llegaron para quedarse, siempre existirán, pero su tiempo de vida lo decidimos nosotros.
Laus Deo
@paulanajber