Una singular idea de austeridad republicana - LJA Aguascalientes
22/11/2024

El pasado viernes 28 de agosto todos los diarios locales y algunos nacionales daban cuenta de una nota en común: el gobernador de Aguascalientes Luis Armando Reynoso Femat tomó la decisión de reducir su salario mensual en un 49%, lo que lo llevaría a recibir 130 mil pesos al mes, es decir, la mitad de los 260 mil que percibía por sus servicios hasta esa fecha.

Parecía una noticia propia del día de los inocentes, pero tal parece que no es así. No obstante, tal reducción aparece sujeta a la aprobación de los diputados del congreso del estado de Aguascalientes, «…a fin de homologarlo a lo recientemente estipulado en la Ley de Salarios Máximos”, señalaba el boletín de prensa del cual dio cuenta La Jornada Aguascalientes.

Hasta aquí todo resulta excelente, maravilloso y asombrosamente apegado a los principios de racionalidad en el ejercicio de los recursos públicos. El público, si el anuncio se hubiera realizado en el estadio Victoria, se hubiera levantado de sus asientos y hubiera hecho la ola una y otra vez con lágrimas en los ojos ante la muestra de solidaridad con los más desprotegidos de la región. Incluso hubo un momento en que consideré que nuestro noble gobernante es señalado injustamente, cuando todos los días en los medios de información y en las pláticas entre conocidos y familiares, se hace el balance de supuestas infortunadas acciones de gobierno. Pero tal pensamiento solo duró unos segundos y de nueva cuenta me uní a los “amargados” que no queremos ver las bondades de nuestros gobernantes, esos desinteresados ciudadanos que un día bajaron del paraíso al cual tenían acceso gracias a sus extraordinarias cualidades como hombres de negocios y nos hicieron el favor de asumirse como los salvadores de la patria.

Porque algo no coincide con la realidad. ¿Para qué descontar “voluntariamente a fuerza” 22 días de salario a los trabajadores del gobierno estatal y obtener un supuesto ahorro de 30 millones de pesos mientras que por otro lado se capitaliza (oficialmente) con 15 millones una empresa tal como la ya famosísima  opera prima de Diego Luna?

Más aún ¿por qué se compraron miles de hectáreas de terrenos a particulares durante el casi extinto sexenio y ahora se venden a otros particulares de dudosa reputación? (dudosa porque ni siquiera se ha hecho oficialmente público el nombre del futuro comprador, pero se rumora que es un descendiente del tristemente célebre Maximino Ávila Camacho, recordado por su gusto por una vida licenciosa y gobernar Puebla a punta de pistola) “para los fines que a ellos convengan”, fines que, ya se sabe, no son otros que el construir uno más de los proyectos “estratégicos” para el desarrollo estatal, en el cual estarán incluidos un hipódromo, un galgódromo, un spa y el respectivo hotel en el casco de la ex – Hacienda de Peñuelas.

¿Qué se esconde tras la venta de estas miles de hectáreas en el sur del estado? ¿Qué desarrollo se ha logrado con proyectos tales como el de la Isla San Marcos? ¿Cuáles indicadores de calidad de vida se elevarán con la propia venta de terrenos en la zona ferial a TV Azteca? ¿Se han reducido los índices de desnutrición, de analfabetismo, de violencia contra las mujeres con tales acciones? ¿Se ha logrado la modernización del transporte público, se han atendido más casos de adultos mayores en pobreza extrema o se ha logrado dotar de útiles y vestido a los escolares de familias con bajos ingresos a partir de la construcción de los “polos de desarrollo”? ¿No era evidentemente más urgente atender acaso aquellas áreas que se verán afectadas por los recortes presupuestales en las partidas federales tales como el sector educativo? ¿Ganará Abel un Óscar de la Academia como mejor película extranjera y ahora sí vendrá el turismo extranjero a elevar en un diez mil por ciento la venta de chaskas y enchiladas, o a recorrer los rincones que en la cinta se mostrarán, entre los que seguramente no estarán las casas de seguridad de la delincuencia ni los cinturones de miseria de la zona oriente? Si las detonaciones que en la madrugada se escuchan son sólo un simulacro de la guerra contra la delincuencia, ¿los primeros cinco años del gobierno estatal también fueron un simulacro de lo que vendrá a partir de que el gobernador se despertó un día del ostracismo político cuando, cual émulo del bíblico Lázaro, desde los Pinos dijeron: “Luis Armando, levántate y camina”?

La reducción del sueldo del gobernador representa en la práctica tan sólo una parte de la campaña de “control de daños” que se ha puesto en marcha para tratar de ocultar el peor periodo en la historia contemporánea de Aguascalientes, misma campaña que incluye la incorporación del propio ejecutivo a una estructura sin importancia a nivel nacional en su partido político, pero sobre todo, el último intento por desviar la atención de que se están llevando a cabo diversos y muy grandes negocios entre particulares al amparo de los bienes y recursos públicos.

Los fines políticos casi nunca han coincidido con las necesidades de la mayoría de la población. La racionalidad plena en la toma de decisiones de diversos gobiernos es un elemento generalmente ausente. Sin embargo, lo que hemos vivido en Aguascalientes tiene un nombre muy sencillo: cinismo.

Ante todo ello, una pregunta: ¿dónde está la oposición? Ah, cierto, unos sonrientes “líderes” priistas comiendo y departiendo alegremente cada semana, jugando ellos a que nos hallamos en l970, mientras que la izquierda simplemente “se agacha y se va de lado”.



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