El tiempo no tendría mayor significado si tantas otras cosas significativas no giraran a su alrededor. Fue Fernand Braudel quien lo descubrió con una mayor nitidez.
Hace 25 años, un grupo de periodistas independientes se aventuraron en una misión editorial. Una más de tantas historias que hemos escuchado cuando una camada de idealistas planean cambiar el mundo.
Carlos Payán, Carmen Lira, Carlos Fernández (que se integraría de lleno unos meses más tarde) y algunos otros no fueron producto del rencor, ni de malas relaciones con otros dueños y directores de periódico. Todo lo contrario. Eran alumnos destacados de las mejores publicaciones de la época y de los directores más lúcidos.
Pero buscaban algo diferente, sentían que las cosas se podían hacer mejor. Reivindicaban conceptos que quizás suenen simples, pero a los que cuesta en serio ser leales: honestidad, libertad, independencia. Tal vez, sin ser consciente de ello, ese grupo de jóvenes periodistas daba una de las batallas más significativas de nuestra época: luchaban contra la colonización de esferas que entonces se empezaba a poner de manifiesto en Latinoamérica y otras regiones del mundo. Se negaban a que el mundo de la palabra se arrodillara frente al mundo del poder y al del trabajo.
Hoy, después de 25 años, no son muchos los proyectos de esta naturaleza que podamos celebrar. Los poderes fácticos y los legalmente constituidos se han encargado de detener la mayoría de los que tenían sentido. Especialmente, en la era del feuderalismo (Aguilar Camín dixit), en la que el conjunto de libertades ganadas frente al poder federal han sido negadas a los ciudadanos por poderes estatales.
Desde Aguascalientes, sin embargo, tenemos esperanza. Con el legado de un gran periodismo regional que se construyó aquí desde el Siglo XIX, celebramos 25 años de “tener” Jornada. Y con “tener”, se expresa deliberadamente una forma de posesión que describe a la perfección el sentimiento que ese diario provoca en sus lectores: es suyo.
Desde estas líneas se convoca a seguir luchando, con idea, con principios y con disciplina, como ese grupo de jóvenes lo hizo, hace ya un cuarto de siglo.