A pesar de que Donald Trump ya declaró que está comprometido con una transición ordenada, Mark Zuckerberg oficializó que el bloqueo de los perfiles personales del presidente de los Estados Unidos en Facebook e Instagram será indefinido y estará vigente “hasta que la transición pacífica de poderes esté completada”.
El CEO de Facebook fundamentó la decisión del bloqueo con el argumento de que Trump “pretende utilizar el tiempo que le queda en el cargo para socavar la transición pacífica y legal del poder a su sucesor elegido, Joe Biden”.
Ante el bloqueo de sus cuentas no ha faltado quien denuncie que a Trump lo están censurando, el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador lo señaló así; en primera instancia, se negó a comentar la invasión del Capitolio argumentando los “principios de política exterior la no intervención, la autodeterminación de los pueblos”, minutos después, como siempre dice lo que piensa, señaló que lo que no le gustaba del asunto del Capitolio era la censura “no me gusta que a nadie lo censuren y le quiten el derecho de transmitir un mensaje en Twitter o en Face, no estoy de acuerdo con eso, no acepto eso”.
Todos los días miles, quizá millones, son bloqueados en sus cuentas sociales y de la misma manera superficial en que lo hace López Obrador, se quejan de censura, incluso empleando argumentos similares que los del presidente “no puede haber retrocesos. ¡Cómo se va a censurar a alguien! ‘A ver, te castigo porque yo, juez, como la Santa Inquisición, considero que lo que estás diciendo es perjudicial’. ¿Dónde está incluso la norma?, ¿dónde está la legislación?, ¿dónde está reglamentado? Eso es un asunto de Estado, eso no es un asunto de las empresas”; pero sí es un asunto de empresas, sí existen normas que aceptas cumplir al unirte a una red social.
Ignorar las letras chiquitas es de ignorantes, iguala a quienes se lamentan por no poder postear una obra de arte con quienes sienten que vulneran su libertad de expresión al impedirles escribir groserías o postear un desnudo. López Obrador se equivoca, sí están reglamentadas las redes sociales, lo grave de su error es que confunde la comunicación institucional con la interacción en las redes sociales, lo hace para arremeter en contra de sus adversarios, pues enseguida señaló que si hay censura en redes sociales se vulnera la libertad de expresión y sólo nos quedaríamos con los medios de comunicación convencionales que históricamente se han sometido al poder.
Con medias verdades, López Obrador asusta a sus seguidores para transformar la crítica en intento de censura. Ante el bloqueo de sus cuentas, Donald Trump envió el mensaje de la transición ordenada a través de Dan Scavino, subjefe de Gabinete de Comunicaciones de la Casa Blanca y director de Redes Sociales, el encargado del manejo oficial de las cuentas del presidente de los Estados Unidos, durante la administración de Trump, la cuenta oficial en Twitter del presidente @POTUS, sólo se dedica a retuitear lo que @realDonaldTrump difunde, ninguna red social ha censurado los comunicados de la Casa Blanca, no se han dado de baja los canales gubernamentales a través de los cuales se comunica con la población.
El engaño de López Obrador es un nuevo intento por convencer a sus fieles de que la Cuarta Transformación, pero sobre todo su persona, está bajo asedio, que sus adversarios quieren impedir la comunicación y el “diálogo circular”, hasta ahora, el enorme poder de difusión de la presidencia no ha estado en ningún peligro, por el contrario, el aparato gubernamental de comunicación se ha fortalecido, el mecanismo a través del cual se beneficia a las plumas amigas se ha enriquecido con la invitación a la mañanera de “periodistas” afines y preguntas plantadas, a lo que hay que sumar el abuso del Sistema Público de Radio y Televisión para fomentar la figura presidencial.
Como presidente, López Obrador no ha sufrido ninguna censura, si alguien ha sido el Gran Inquisidor es él, quien no pasa un día sin señalar que los otros son los que dicen cosas perjudiciales.
Coda. Ha sido imposible no comparar lo ocurrido en el Capitolio con lo que ocurre en México bajo el gobierno de populistas similares, Trump y López Obrador comparten más similitudes que diferencias, sólo que el presidente mexicano ha sido mucho más astuto en el uso de las redes sociales y polarizando a la opinión pública.
@aldan