Se preguntaran el porqué de la mezcla de temas en el título de esta columna. La respuesta es que son dos asuntos, uno local y el otro nacional, que fueron motivo de muchas menciones en la semana concluida, y seguirán siendo motivo de atención pública en los próximos días. El de Adrián Ventura ya no tanto por el respiro que ha provocado a la polémica de sustitución de funcionarios que contenderán en las próximas elecciones de 2010, la decisión del Supremo Tribunal de Justicia del Estado (STJ) al revocar otra decisión del Instituto Estatal Electoral (IEE) el cual había decretado, con un voto de diferencia de sus integrantes, que los funcionarios públicos deberían renunciar el día de hoy, mientras que el STJ declaró que el IEE es incompetente… para tomar ese tipo de decisiones.
Aclarado lo anterior, el asunto es que hay gente (varias o muchas
personas) que o es muy estulta o se pasa de lista y nos quiere tomar el
pelo.
En efecto, el IEE se pasó varias semanas discutiendo la fecha en que
los funcionarios debían separarse de su encargo, en una pérdida de
tiempo y en una confusión de ideas, que hizo a cientos distraerse de
sus obligaciones, caer en preocupaciones, invertir en la interposición
de recursos de oposición al acuerdo, debatir aquí y allá la medida del
IEE, y en fin, provocar casi un caos, el primero de la elección 2010.
Desde que yo me acuerdo, siempre los funcionarios y/o ciudadanos con
cargos de elección popular, debían separarse de su encargo 90 días
antes de la elección, tiempo prudente para que hicieran su campaña sin
gozar de los privilegios del puesto público. Todavía hoy, la
Constitución Política del Estado de Aguascalientes conserva esa
disposición en el último párrafo del artículo 20: “No pueden ser
electos diputados: I.- Las personas que desempeñen cargos públicos de
elección popular, sean de la Federación del Estado o Municipales… Los
ciudadanos comprendidos en las fracciones I y II de este Artículo,
podrán ser electos diputados, si se separan de sus cargos o empleos
noventa días antes de la elección.”
¿Desde cuándo las autoridades electorales se pasan a nuestra Carta
Magna por el arco del triunfo para sujetarla a códigos o reglamentos de
inferior jerarquía legal a nuestra ley fundamental?, ¿Hasta cuándo la
sociedad pasiva de Aguascalientes va a tolerar esas aberraciones y que
jueguen con nosotros como muñecos de trapo?
Aquí viene a cuento la sucesión del ingeniero Gabriel Arellano
Espinosa como presidente municipal de Aguascalientes si solicita
licencia para separarse de su cargo en el mes de enero, o después,
según se resuelva en los recursos jurídicos interpuestos o los que se
interpongan en relación a la fecha definitiva de su retiro del cargo. Y
otra vez la burra al trigo, porque se ha especulado, se ha perdido
tiempo, se ha polemizado en quién debe ser el sustituto de Arellano
Espinosa en el cargo. Y nuevamente en este tema, no hay nada más claro
que el agua respecto a que el sustituto es su “su-plen-te” el
licenciado Adrián Ventura Dávila.
Un niño de primaria sabe que suplente es el que suple, el que
sustituye, el que queda en lugar de. En este caso, al presidente
municipal lo sustituye su suplente. Ello se colige, además, del
artículo 24 de la Ley Municipal para el Estado de Aguascalientes.
¿De dónde pues tanto brinco estando el suelo tan parejo? ¿De dónde
se han arrogado algunos la posibilidad o la facultad legal de sustituir
a Gabriel Arellano sin ser su suplente?, ¿de dónde?
Aparte de su derecho a suplir, hay que decir que Adrián Ventura no
es cualquier suplente. Ha acreditado cualidades para hacer un buen
papel al frente de la comuna aguascalentense. Se le atribuyen
cualidades que yo suscribo como persona preparada, prudente,
conciliadora, sensata, seria, cordial, al que no se le conoce ni
vincula con ningún acto de corrupción, cuenta con buena imagen y buena
relación con los medios.
El otro tema de hoy me surgió de haber escuchado una serie de
sandeces al presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal, un tal David Razú Aznar del
PRD, para variar. Como se sabe, la despenalización del aborto ha sido
ya rechazada legislativamente por 18 entidades del país, y aprobada en
el DF.
Este señor habló también a favor de que se apruebe el matrimonio de
personas del mismo sexo y dijo textualmente: “de gays, transexuales, o
lo que sea”. Esto último me hirió, ¿qué es “o lo que sea”?, qué
definición más estúpida para la persona humana. ¿Alguien recuerda desde
cuando el matrimonio es la unión del hombre y la mujer?
Bueno, con este tema, el de permitir el aborto, igual se nos quiere
ver la faz de tontos. ¿Acaso la Constitución General de la República no
defiende el derecho a la vida?, ¿acaso la instigación o ayuda al
suicidio no está sancionada en el artículo 6 de nuestra legislación
penal para el estado?. Y lo digo por aquellos que afirman que somos
dueños de nuestro cuerpo y podemos hacer de él un papalote y echarlo a
volar. Pregunto, ¿quién nos lo escrituró en propiedad?, ¿acaso el
homicidio que es privar a otro de su vida no es delito?, ¿acaso el
embrión o feto de tres meses de vida no es un ser humano? como para
abortarlo sin más, cuando a su arbitrio lo decida unilateralmente una
mujer, tal como ya hoy lo permite la legislación del DF. ¿Qué no es
sabido que nuestro Código Civil concede el derecho de herencia a ese
ser de tres meses, con tal de que nazca vivo y viable?
Y el argumento a favor de su causa de este señor Aznar, más bien
asnar, es; “que hay nuevas realidades”. Después de 21 siglos o más, hay
nuevas realidades, ¡Hágame el favor! 21 siglos de humanidad equivocada
nos preceden, y llegó el momento de enmendarle la plana a nuestros
ancestros.
¿Qué pensará y qué hará al respecto la pasiva sociedad de Aguascalientes?