Poco después de las 9 de la noche se apagaron las luces del Teatro Aguascalientes y el silencio expectante previo al concierto era el preludio de que algo grande acontecería.
Ya con el escenario iluminado con una luz muy tenue, apenas se percibían las siluetas de los instrumentos musicales, entró un cadillac color de rosa del que descendió una edecán, abrió la portezuela de la parte trasera del lado derecho del carro y descendió lentamente Claude Bolling, acompañado por la edecán ocupó su lugar en el piano que esperaba en silencio, lentamente el cadillac se retiró del escenario del Teatro Aguascalientes e inició aquel memorable concierto. Fue esta la primera de dos ocasiones que se presentó en nuestra ciudad el gran referente del jazz, Claude Bolling.
El pasado miércoles 30 de diciembre, es decir, hace un par de días nos enterábamos poco después del mediodía de la muerte de Claude Bolling en la ciudad luz, París. La noticia fue sorprendente no obstante era una persona enferma de 90 años de edad, es decir, se supone que esto no debería sorprendernos, pero es inevitable, sobre todo para quienes nos consideramos fervientes admiradores de su música.
Se trata de un pianista que sin ceder un solo milímetro en su compromiso con el jazz, tuvo la sapiencia de ubicarse con solvencia incuestionable en los delgados límites que marcan los territorios del jazz y, por ejemplo, de la gran música de concierto entre otros. Muchas fueron sus colaboraciones con músicos de diferentes lenguajes, y creo que, a reserva de que tú me corrijas, amigo melómano, Claude Bolling es uno de los que mejor se ubican en el llamado crossover, es decir, el punto exacto de convergencia de dos estilos musicales diferentes, en este caso concreto, el jazz y la música académica o música culta, o clásica, o como quieras llamarle.
Entre los músicos que invitó a sus colaboraciones está el flautista francés Jean Pierre Rampal, que dicho sea de paso, también se presentó en el escenario del Teatro Aguascalientes ya hace algunos años, el violonchelista Yoyo Ma, el guitarrista Alexandre Lagoya, el violinista Pinchas Zuckemann, el trompetista francés Maurice André, y con homenajes a grandes personalidades de la historia del jazz como Oscar Peterson, Duke Ellington, Lionel Hampton, al gran guitarrista Django Reinhardt, al violinista Stephen Grapepelli y otros más.
Entiendo que Claude Bolling fue el primer músico de jazz europeo de importancia mayúscula y de alguna forma responsable en la manera de abordar, hacer y entender el jazz en Europa, simplemente el jazz en el viejo continente sería inconcebible sin las aportaciones de este gran pianista, arreglista y director de orquesta nacido en Cannes el 10 de abril de 1930.
Su producción musical es muy generosa, pero entre sus más importantes discos podemos contar sus famosas suites, entre ellas, Suite para violín y trío de jazz con piano, Suite para flauta y trío de jazz, la célebre suite de guitarra y trío de jazz, la de cello o la imperdible Suite para orquesta de cámara y trío de jazz, evidentemente en todos los casos el piano tiene un papel protagónico compartido con los diferentes instrumentos para los cuales se compuso cada una de las suites.
Pero en formatos diferentes tiene grandes producciones como es el caso de la Sonata para dos pianos, la celebérrima Picnic Suite, Jazz for fun, Toot Suite, su álbum homónimo Claude Bolling, el exquisito Jazz a la Francaise, el Tributo a los grandes del piano con su título original Tribute to the piano greats, o el disco llamado Hot sounds y un trabajo muy interesante de 1993 titulado Cross Over U. S. A., se trata de un álbum con algunos de los infaltables estándares del jazz en el característico estilo Bolling.
De hecho ese multicitado estilo Bolling lo entiendo yo como un casi perfecto punto de equilibrio entre el jazz y la gran música de concierto. No podemos tener la menor objeción de que Claude Bolling es, sobre cualquier otra clasificación, un músico de jazz, pero con una decisivo e incuestionable acercamiento a la música académica, específicamente a la música de cámara. Él está ahí, parado con natural despreocupación, con un pie en el territorio del jazz y otro en los límites territoriales de la música clásica.
La identidad musical de Claude Bolling no reside únicamente en su muy identificable discurso musical, las portadas de sus discos son también símbolo inobjetable de identidad. Me recuerda un poco a las portadas de los discos de Yes, por ejemplo, o de Uriah Heep o Asia, basta con ver los trazos de Roger Dean para saber de qué se trata el asunto. Exactamente así como identificamos con cierta facilidad los diseños de las portadas de estos grupos anteriormente mencionados, así mismo son fácilmente identificables las portadas de las producciones musicales de Claude Bolling. De hecho con él me sucedió eso de comprar un disco solo por la portada, lo he hecho un par de ocasiones y, créeme, nunca me he equivocado. Compré el disco de Emerson, Lake & Palmer, Brian Salad Surgery sólo por la portada y me encontré con una producción musical inmensa, y en el caso de Bolling, compré el disco Picnic Suite sin saber mucho de qué se trataba esa propuesta musical y puedo decirte con seguridad que esa fue mi puerta de acceso a un mundo de música inagotable, la música de Claude Bolling.
Descanse en paz este gran pianista, arreglista, compositor y director de orquesta francés, el gran Claude Bolling.