En estos días de encierro obligado, de más malas noticias, de momentos de incertidumbre, desazón y reflexión, la poesía es un remanso, por ello recurro y recomiendo la lectura de los poemas de Mario Benedetti, quién desde hace muchos años ha sido una compañía en los buenos y malos momentos.
Mario Orlando Hamlet Ardí Brenno Benedetti Faguria, mejor conocido como Mario Benedetti, es como un viejo y querido amigo que nos habla con sencillez de los aspectos cotidianos de la vida, pero quién con sabiduría nos invita a hacer siempre un alto en el camino y recordar los aspectos más sencillos de ésta, en muchos sentidos nos quita una venda de los ojos, que la rutina de la vida diaria nos va cubriendo. Benedetti nació en la localidad Paso de los Toros, perteneciente a Tacuarembó, en la república oriental de Uruguay, Su familia se traslado a Montevideo, cuando sólo tenía cuatro años.
Cotidiana 2 (fragmento). Cuando a uno lo expulsan/a patadas del sueño/el amanecer es siempre una modorra/se emerge de ese ensayo de muerte/todavía sellado por la víspera/si fue de odios con rezagos de odio/sí fue de amor con primicias de amor, Pero el día empieza a convocarnos/y es distinto de todos los demás/tiene otra lluvia otro sol otra brisa/ también otras terribles confidencias.
Benedetti pertenece a la llamada generación del 45, de la cual también son Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti, entre otros. Hace unos días, muchos estuvimos atentos a su estado de salud, quien ahora, luego de 12 días de hospitalización por una enfermedad crónica intestinal, regresa a su domicilio para seguir trabajando en su nuevo libro de poesía llamado Biografía para encontrarme. En los días de su estancia en el hospital, se organizó una Cadena de Poesía mundial para apoyarlo, la cual estuvo encabezada por Pilar del Río, esposa de José Saramago.
Desde joven, con una secundaria inconclusa, tuvo que empezar a trabajar a la edad de 14 años como cajero en una refaccionaria para automóviles, fue taquígrafo en una editorial, funcionario público, tendero de libros, director de un semanario clausurado por el gobierno, crítico teatral. Con el libro Poemas de Oficina, publicado en 1956, Benedetti impactó en el desarrollo de la poesía uruguaya al insertarse directamente en una temática considerada hasta ese momento como “no poética”, textos que le dan a su autor una creciente popularidad, son poemas que conmueven, que incitan, que renuevan un espíritu de rebeldía o anticonformismo y que siempre serán vigentes, he aquí dos ejemplos:
El nuevo (fragmento, 1956) Viene contento/el nuevo/la sonrisa juntándose los labios/el lápízfber virgen y agresivo/el duro traje azul/de los domingos/Decente/un muchachito/cada vez que se sienta/piensa en las rodilleras/murmura sí señor/se olvida/de sí mismo/Agacha la cabeza/escribe sin borrones/escribe escribe/hasta/las siete menos cinco/Sólo entonces/suspira/y es un lindo suspiro/de modorra feliz/de cansancio tranquilo. Claro/uno ya lo sabe/se agacha demasiado/dentro de veinte años/quizá/de veinticinco/no podrá enderezarse/ni será/el mismo.
Verano (fragmento, 1956) Voy a cerrar la tarde/se acabó/no trabajo/tiene la culpa el cielo/que urge como un río/tiene la culpa el aire/que está ansioso y no cambia/se acabó/no trabajo/tengo los dedos blandos/la cabeza remota/tengo los ojos llenos/de sueños.
Además de sus numerosos poemas, también lo es de novelas como La Tregua, que nos regala en 1960, la cual está traducida a más de 20 idiomas, y que ha sido llevada al teatro, el cine, la radio y la televisión. Nos ha legado además numeroso cuentos, ensayos, dramas y teatro, trabajo que ha sido reconocido mundialmente y por el que ha recibido muchos premios y reconocimientos, entre estos destacan: Premio Internacional Menéndez Pelayo en 2005, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1999 y el Premio Iberoamericano José Martí en 2001. En 2007, recibe la Condecoración Francisco de Miranda, la más alta distinción que otorga el gobierno de Venezuela, por el aporte a la ciencia, la educación y al progreso de los pueblos.
Por razones de su activa militancia política, en 1973 Mario Benedetti es otro hombre más que vivió en el exilio por 12 años. Sus textos ahora nos hablan de su nostalgia, de su ciudad, del amor del desamor, de la vida de la esperanza y desesperanza, la muerte, la pasión, su amor por América latina, y el dolor de las épocas difíciles de la dictadura y del exilio. Otra noción de patria (fragmento, 1978) Hoy amanecí con los puños cerrados/pero no lo tome al pie de la letra/es apenas un signo de supervivencia/declaración de guerra o de nostalgia/a lo sumo contraseña o imprecación/al cielo sordomudo y nubladísimo/ sucede que ya es el tercer año/que voy de gente en pueblo/de aeropuerto en frontera/de solidaridad en solidaridad/de cerca en lejos/de aparatado en casilla/de hotelito en pensión/de apartamentito casi camarote/a otro con teléfono y water-comedor.
Prolífico y amado autor, a quién descubrí y quién me acompañó con su poesía cuando estudiaba mi carrera universitaria, iba junto a mí en los largos trayectos del camión, aquel que costaba 50 centavos, de la terminal de la Ciudad Universitaria a la del Bosque de Chapultepec y viceversa. Sí la poesía siempre será un bálsamo y algo más. Esa batalla (fragmento). ¿Cómo compaginar/la aniquiladora/idea de la muerte/con este incontenible/afán de vida? ¿Cómo acoplar el horror/ante la nada que vendrá/con la invasora alegría/del amor provisional y verdadero? ¡Larga vida maestro! n