De acuerdo al anuncio del Gobierno Federal, hoy tendría que iniciar la campaña de vacunación, pero la empresa Pfizer se ha retrasado en la entrega, por lo que la agenda ha tenido que ser modificada. Los adversarios de la Cuarta Transformación no han dudado un sólo momento en pintar una raya más al tigre de la ineptitud del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El presidente, como es su costumbre, no ha dudado en repartir culpas que le permitan exculpar a su administración; como se había advertido, ante la incertidumbre se desarrolla el peor escenario, el de la politiquería en vez de la atención a un problema de salud.
Mientras esperamos a que inicie la vacunación, algunos medios de comunicación, cumpliendo con su obligación de informar, continúan con la bitácora de las acciones de los distintos gobiernos para combatir la pandemia, en estos días el The New York Times reveló que “México engañó a los ciudadanos sobre la gravedad del coronavirus en su capital” y pospuso el paso de semáforo rojo de la Ciudad de México. La jefa de gobierno Claudia Sheinbaum reaccionó de inmediato y logró que el periódico matizara su encabezado, cambiándolo por algo no menos grave: “México tergiversó los datos sobre la gravedad del coronavirus”. Por la noche, el subsecretario Prevención y Promoción de la Salud apoyó al gobierno morenita indicando que hay medios de comunicación que no saben interpretar la información: “Hay varios hoyos de información en ese reportaje, indudablemente tomaron información parcial, la interpretaron sin un conocimiento correcto de la situación, de los múltiples mecanismos que tenemos de trabajo para hacer la calificación del semáforo”. Una vez más, Hugo López-Gatell empleó la táctica de demeritar la interpretación de los otros para anotarse un tanto y dejar bien parado al gobierno de López Obrador.
Insisto, mientras todos esperamos que inicie ya la vacunación, priva la politiquería; este “debate” entre un medio y un gobierno pasarán rápidamente al olvido porque no tienen importancia, porque nada es más relevante que implementar las medidas necesarias para asegurar la inoculación de la mayor parte de la población. Centrar la atención en estos debates para demostrar quién tiene la razón, no sólo es indigno de los servidores públicos, además, se fomenta una actitud irresponsable por parte de la sociedad.
Los conspiranoicos, reitero, hacen suya la sospecha para justificar la primacía de la ignorancia. Si una voz autorizada desde el gobierno les regala que el cuestionamiento de la prensa es “un ejemplo de infodemia” (como también aseguró Hugo López-Gatell), antes que una acción organizada por parte de la sociedad que auxilie a acelerar el proceso de vacunación, lo que tendremos será una aceleración de la ignorante sospecha que retoma cualquier información y, con una supuesta actitud rebelde, cuestiona cualquier intento, con base en declarar que “alguien” nos está engañando, que “algo” se nos está ocultando.
No vale en este momento ninguna excusa para no ser solidarios, de una manera ética, con compromiso colectivo, para con las autoridades, no una obediencia ciega, sino una responsabilidad compartida para hallar, juntos, una solución a un problema de salud que nos toca a todos. Frente a la responsabilidad del cuidado colectivo, no podemos permitirnos caer en la trampa de tomar partido.
Coda. Escribo bajo presión, de manera reactiva, señalar a los conspiranoicos en un texto anterior, partió de reconocer múltiples publicaciones en redes que ponían en duda el descubrimiento de una vacuna, que cuestionaba a la ciencia por la rapidez con que habían encontrado la fórmula para la inoculación. Dialogar con idiotas me es ajeno, no le veo caso alguno a perder tiempo en discutir con los inquisidores de la ciencia que basan sus dudas en rumores; hoy vuelvo a escribir sobre el tema porque uno de esos conspiranoicos en los que me basé para señalar ese comportamiento sospechosista, me regaló un Me gusta, tan vacío como como el hoyo al que se refiere López-Gatell para defenderse de las críticas.
@aldan