Campañas desangeladas sin sorpresas, sin novedades, falta de propuestas reales y creíbles, escasez de imaginación y lo que es peor, poca o nula inteligencia, han sido el sello distintivo en la búsqueda de simpatizantes por parte de los candidatos y partidos en la presente contienda electoral que cumple ya veinte días.
Al igual que hace seis años, se llenan la boca de promesas, aún a sabiendas que muchas de ellas son irrealizables por estar fuera de competencias. Han trastocado la función principal por la cual están disputando un cargo de representación popular. Han confundido el quehacer legislativo con la labor de gestoría. Reflejan posturas pero carecen de argumentos.
Es evidente la falta de conciencia plena y clara de las responsabilidades por las cuales están luchando, anteponiendo los intereses de los partidos que los han postulado. No reflejan en el discurso ni en la información que se lee en los volantes repartidos a granel en las esquinas de la ciudad, la plataforma electoral que han registrado ante el IFE.
No se percibe en los candidatos el conocimiento mínimo de que la función principal de quien logre el voto mayoritario, es el de crear leyes, de reformar las que se necesite, de derogar parcial o totalmente otras más, de adecuar a los momentos actuales otras y menos aun, de una visión legislativa que contemple la posibilidad de hechos futuros que requieran de un marco normativo.
Es oportuno remitirse nuevamente al libro Guía Ética Para Personas Inteligentes de Mary Warnock, filósofa inglesa especializada en cuestiones educativas y éticas que postula lo siguiente: “Cuando las personas se convierten en legisladores o políticos, asumen nuevas responsabilidades. Tienen que ejercer la razón y la prudencia con el fin de prever las consecuencias que tendrán las medidas que proponen para todo el mundo, lo cual incluye a los grupos minoritarios.”
Complementariamente sentencia: “Además, tienen el deber de explicar por qué han llegado a una determinada conclusión, ya que es necesario que se vea que piensan racionalmente; y, en un contexto público, esto significa decir que ha de verse que han reflexionado sobre las consecuencias a largo plazo de lo que proponen; ha de verse también que han adoptado una posición firme y coherente, no únicamente porque, si así se percibe, impulsará sus carreras políticas, sino porque la sociedad necesita de verdad un gobierno firme y basado en unos principios”
Nuestra realidad nos hace pensar que estamos muy lejos de llegar a los estadios sociales que se manifiestan en las teorías de Warnock, cuyas premisas están sustentadas en una sociedad participativa y una clase política preparada, educada, culta y comprometida. Pero nada inicia con el paso número dos.
Las actuales campañas electorales, han sido sustentadas en el tropiezo del adversario, no importando que éste de presente en el último rincón de la geografía nacional sino a qué partido pertenece el tropezado y de ahí prefigurar conductas colectivas reprobables.
Las oportunidades para los candidatos se presentan en bandeja de plata; tienen ante sus narices a un México desnudado, con carencias que afloran a cada instante sólo con las declaraciones de emisarios del pasado, pero con poder en el presente, carencias subsanables mediante un marco normativo con visión de estado. No es posible que necesitemos de un virus para empezar a pensar en nuestras deficiencias, en lugar de pensar en crear políticas de salud pública.
Oportunidades también se tienen si se hacen pronunciamientos sobre los hechos relevantes que se suceden en nuestro país. Deben expresar los candidatos sus posturas sobre las acciones que toman las autoridades hacendarias frente a la recesión declarada y la propuesta económica que llevarían ante la cámara de diputados; igual es conveniente conocer sus propuestas sobre la política educativa o laboral sin subordinarse a los y las lideresas sindicales.
¿Qué harán, de llegar a la cámara de diputados con un país devastado, sin recursos, con menores ingresos al estado por exportaciones petroleras y manufactureras, baja del turismo casi a cero? ¿Aceptarán comprometerse a incluir en la agenda legislativa una ley de participación ciudadana?, ¿Cuál será su posición ante la pretensión renovada de gravar con IVA los alimentos y las medicinas? Temas sustantivos sobran. No parece que los conozcan, pero es tiempo de que se preparen.
Es necesario que abandonen poses de redención y discursos gastados y acartonados. Expresan una supuesta preocupación por la posibilidad de un alto índice de abstencionismo el 5 de julio y convocan en coro a una lucha para vencerlo; tienen que reconocer que ellos son la causa del desprestigio y en consecuencia, de una bajísima votación.
Debemos ser conscientes que quienes otorgan la representación somos nosotros, los ciudadanos. Somos los mandantes, no importando si quedamos ubicados en los grupos mayoritarios o minoritarios. Hay que exigir respuestas puntuales a problemas específicos dentro del área de competencia de una cámara de diputados federal.
Pregunta: ¿Alguien puede afirmar si algún candidato ha hecho referencia(s) pública al conocimiento de la constitución general de la república?
Por lo pronto, han pasado y desperdiciado veinte días. No sé si debamos agradecerlo o recriminarlo.
Despedida: qué bueno que ya avisaron que la feria del 2010 será i-nol-vi-da-ble.