El Senado de la República hace cuatro días decidió otorgar la medalla Belisario Domínguez a “los servicios de salud” por su sacrificada labor en contra de la pandemia del Covid-19. Dicho así suena bien, pero la verdad es que nuevamente nuestras autoridades federales dan una clara muestra de que no saben lo que hacen, justamente cuando se trata de algo que deberían saber. La condecoración se creó en 1952 para honrar a los personajes distinguidos de nuestro país que hubiesen destacado en los campos de la ciencia, el arte y la labor social. Es decir en el humanismo. La primera ocasión que se otorgó fue en 1954 y comenzaron bien porque se la dieron conjuntamente a Rosaura Zapata gran educadora y a Erasmo Castellanos afamado cervantista. A partir de entonces la situación cambió y como sucede con todos los premios, siempre ha sido motivo de desacuerdos, ya que ha sido concedida en su mayoría a políticos, militares y en ocasiones a personas de pobre trayectoria. También han tenido algunos aciertos.
Ha sido entregada a cinco médicos, al dr. Ignacio Chávez destacado cardiólogo fundador del Instituto Nacional de Cardiología, al dr. Gustavo Baz Prada que tuvo más méritos como político que como cirujano, al dr. Salvador Zubirán creador el Instituto Nacional de la Nutrición que es un hospital de alta investigación y reconocido internacionalmente, al dr. Carlos Canseco quien siendo presidente internacional de Rotary echó a andar la campaña mundial contra la poliomielitis que terminó con esa grave enfermedad y al dr. Jesús Kumate eminente pediatra y exsecretario de salud, ferviente impulsor de las campañas de vacunación. O sea que cuando premiaron a los médicos fueron acertados.
¿Quién elige a los galardonados? Existe una comisión especial de senadores que por decreto tiene que ser presidida por un senador de Chiapas, ya que Belisario fue un médico chiapaneco. La comisión actual está formada por una presidenta, dos secretarios y cinco integrantes. La presidenta es Sasil de León, Lic. en Relaciones Internacionales, muy joven y sin ningún historial humanista. El resto está formado por una actriz, una cantante (nada famosas) y cinco políticos de oficio. Ninguno de los integrantes es conocido por su labor humanista o su experiencia en el campo de las ciencias, mucho menos en la Medicina. Claro que ello no es impedimento para reconocer la labor de un médico destacado. Sin embargo la elección de este año seguramente desatará serias controversias, porque será entregada a “..los profesionales de la salud…” Pero ¿Quién la recibirá? ¿En las manos de quién se va a depositar? La senadora sonorense Lily Téllez de inmediato al saber la noticia, tomó la palabra y se manifestó en contra de que se le quisiera entregar al vocero del presidente, el dr. Hugo López-Gatell, porque ello hubiera sido un insulto al gremio médico. Volvemos a la pregunta ¿Entonces quién la recibirá? Si la entregan al dr. Jorge Alcocer Varela actual Secretario de Salud habrá protestas porque aún cuando tiene un reconocido historial científico, como funcionario ha sido un desastre. Podrían entregarla a Zoé Robledo director general del IMSS, ya que también han asistido a los enfermos de coronavirus. Pues sí, pero también es la institución que acumula el mayor número de quejas, entonces mejor no. Además el señor es un político de carrera que de humanista y médico no tiene ni un gramo. O podría dársele a Luis Antonio Ramírez Pineda. ¿Y ese quien es? Se estará usted preguntando, pues el director general del Issste, otro político de oficio quien tampoco es conocido ni por humanista, ni por vinculado a la medicina y además no es conocido por nada. Por si fuera poco este Instituto es el que tiene el mayor número de fallecidos en sus instalaciones hospitalarias o sea que tampoco califica. Recordemos que también el ejército ha participado en la atención a los afectados por coronavirus, entonces podría ponerse la medalla en manos del dr. y gral. José Luis Ojeda, director de Sanidad Militar de la Sedena. ¿Se da cuenta de la confusa situación? Sea quien sea el receptor de la condecoración, será motivo de inconformidad, quejas y reclamos. Lo dicho, nuestros senadores, ni siquiera cuando hacen cosas buenas, las hacen bien.