De acuerdo de un chascarrillo médico que plantea una fórmula infalible para matar a los bichos estomacales. Plantea que basta con tomarse una cucharada de arena fina y unos tequilas. La teoría del galeno era que los microbios se emborracharían y se agarrarían a pedradas entre ellos hasta exterminarse entre unos a otros. Desafortunadamente es una lección que a veces aplica a las democracias, pues cuando se otorgan libertades sin controles, el posible resultado es la anarquía. También, de oídas tengo la versión –ignoro la autoría- de que cierto político mexicano afirmaba que no había razón de preocuparse por la izquierda, pues tenía una excelente capacidad de autodestrucción.
¿A qué viene esta perorata? Pues bien, prometí detalles sobre la reunión convocada por el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/Sida (Censida) que tuvo lugar en la Ciudad de México del viernes 17 al lunes 20 del presente, a la que nos invitaron a más de cincuenta miembros de organizaciones de la sociedad civil de todo el país y otro tanto similar de los radicados en el DF. ¿La razón? darnos manga ancha para elegir por cuenta propia espacios de representación en instancias de toma de decisiones con respecto a la pandemia del siglo XX –y no sé si del XXI-. Me refiero a vocalías del Conasida (este es un consejo, no confundir con el Censida), el MCP (Mecanismo Coordinador del País del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria) y Onusida México.
Me sentí como en el chiste cruel de que para meter a medio centenar de niños somalíes en un Volkswagen sólo hace falta arrojar un bolillo en su interior. Vaya que si hay personas feroces para las discusiones son los integrantes de las ONG´s. Se debatieron el formato, el perfil de los candidatos, el tiempo de las intervenciones, si teníamos que correr al director del Censida –Dr. José Antonio Izazola- del salón de eventos, que si los ocupantes de las actuales carteras tenían que renunciar para legitimarlos, que si se cumplía con cuota de género, que si se convocaba a la fuerza pública para evitar a reventadores y un largo etcétera. En momentos juro que poco faltó para alguien llamara a la rebelión popular y tomáramos antorchas para incendiar el en el Fiesta Americana Reforma. Fue una fiesta de locos.
La asamblea rozaba en lo surrealista -lo único disfrutable- pues entre la camada de líderes se podía contar a trabajadoras(es) sexuales, religiosos, ex usuarios de drogas, feministas, mujeres y hombres trans, personas con VIH, abortistas y muchos, pero muchos HSH (hombres que tienes sexo con otros hombres, gays y bisexuales). Uno de los momentos más divertidos fue cuando sacaron del clóset al director general de Censida y al encargado de Prevención de dicha dependencia, Dr. Carlos García de León, al acusarlos de que no trabajaban por los homosexuales a pesar de serlo. A partir de allí, este último alternó sus intervenciones con una que otra jotería.
Tras muchas horas nalga (la mayoría por estar sentados), finalmente llegamos a acuerdos y Agüitas dio la competencia. Un servidor por la Asociación Vihdha y Mónica Pedroza por Cecadec, pasamos la ronda regional pero no la nacional en las posiciones para el Onusida, pero Julián Elizalde de Colectivo Sergay fue electo como uno de los ocho consejeros ciudadanos de Conasida (A ver si ahora sí el Dr. Ventura Vilchis siente frío y echa a andar el Coesida en lugar de andar en campaña personal). Por su parte Wendy Soto del grupo de chicas trans Fangoria Nice fungió como observadora. (Por cierto, me sorprendió gratamente que en los aeropuertos de Aguascalientes y el DF “La Trevi” no tuvo problemas para pasar los filtros de seguridad a pesar de su identidad masculina en la credencial de elector).
Total, mientras un tanto de los asistentes reposaban los kilos ganados diariamente en el buffet gourmet, otr@s hicieron el recorrido de los siete antros cada noche, algún@s aprovecharon para talonear y yo me tomé una tarde para reclamar anomalías en la asignación de fondos para los actividades de prevención del VIH de este año. Por alguna extraña razón no me tocó financiamiento, a pesar de obtener una mejor evaluación en mi proyecto que otros que sí recibieron presupuesto. Espero que sí le contesten a la diputada Lorena Martínez, quien pidió una explicación en su calidad de secretaria de la Comisión de Salud del congreso federal.
Para la historia, la delegada que ganó el mayor número de votos fue una mujer transexual de San Luis Potosí, Jessica Bear, activista inteligente y propositiva. También alcanzó la nominación Amaranta Gómez, transgénero indígena de Oaxaca, que vive con VIH y con discapacidad. Por cierto, los puestos obtenidos son honoríficos, por lo que no sangrarán al erario como los salientes y futuros integrantes del Instituto Estatal Electoral.