Este es el nombre del musical inspirado en la obra del grupo ABBA, de gran éxito en teatros y con buena aceptación en salas de cine. La trama versa sobre los preparativos de una boda a realizarse en una isla griega, donde una mujer se reencuentra con los tres hombres de su vida que pudieron haber engendrado a su hija. Por cierto, uno de ellos se descubre gay durante su estancia en la tierra donde se supone estuvo la fuente de Afrodita.
Curiosamente, las grabaciones de los cantautores suecos se han convertido en un referente de la comunidad homosexual, en parte por haber servido como soundtrack para la película australiana “Priscilla, la Reyna del Desierto”, donde se aborda el tema de un grupo de amigos drag queen que realizan un viaje en donde se reencuentran con su pasado y se topan con los prejuicios comunes hacia el sector trans (travesti, transexual, transgénero).
Esta road movie muestra como un niño con una educación libre de prejuicios acepta a su padre travesti, pero también cómo una sociedad homofóbica puede orillar a los llamados “crímenes de odio”. Esta cinta de 1994 inspiró incluso la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Sydney, donde se incluyó una coreografía alusiva.
Pero aprovechando el día que hoy celebramos, quiero centrar mi colaboración en el tema de la maternidad, la diversidad y el VIH. Para entrar en materia, hay muchísimas mamás que tienen hijos gays e hijas lesbianas y también hay madres lesbianas que tienen o quieren tener hij@s. Esto último es un derecho biológico que en más de una ocasión ha sido motivo de rechazo social y prohibición legal, acciones basadas en prejuicios morales y en la presunción de que los niños pueden crecer con “desviaciones”, lo que por supuesto no está probado, pregúntenle a cualquier psicólogo profesional.
Con respecto a las madres de niñ@s gays, hay que partir del hecho de que no es sencillo afrontar la orientación, preferencia o identidad diferente a la heterosexual. No obstante, generalmente la mamá es la primera en aceptar el hecho de que su hij@ sea “diferente”. Cuando lo hay, el padre es usualmente el primer discriminador, deviniendo –ahí sí- en enfermedades mentales, violencia intrafamiliar, suicidio y exilio del hogar.
Para mamás y papás que no sepan cómo actuar cuando le cachen revistas o videos porno a su hijo –y no del conejito precisamente- o cuando la hija se enamora de su mejor amiga, hay una opción en Aguascalientes, Colectivo Ser Gay AC, promueve desde hace unos meses el grupo de padres de hij@s gay, donde intercambian experiencias de lo que para muchos es un trago amargo y que luego puede convertirse en motivo de orgullo. El teléfono es el (449) 1469157.
Hablemos ahora de otro asunto poco conocido pero no por ello menos preocupante: el de las mamás que viven con VIH o sida. Para empezar, no se cuenta con una cifra real de las mujeres que actualmente están infectadas con el virus de la inmunodeficiencia humana, pero sí se sabe que quizás es el grupo poblacional que experimenta el mayor crecimiento en incidencia epidemiológica en México. ¿La razón? Infidelidad del hombre, asociada principalmente a la migración y a las prácticas sexuales de riesgo con otros varones.
Ya que es extremadamente raro sobre todo en el sector rural, que las mujeres exijan el uso del condón a sus parejas, la tasa de nuevas infecciones va en incremento. ¿El problema? La falta de un enfoque de género en las políticas públicas de salud en relación al VIH y sida. Por ejemplo, no hay atención ginecológica especializada y se violentan los derechos de maternidad, al desincentivar la procreación incluso con esterilizaciones forzadas, cuando con un protocolo de tratamiento antirretroviral, es muy probable que los bebés nazcan completamente sanos.
Sé que el Sector Salud, en un esfuerzo por empoderar a las mujeres en lo relativo a su sexualidad, ya cuenta con preservativos femeninos, que tienen las ventajas de mayor resistencia, su plausible portación horas antes de la relación sexual, y la posibilidad de usar lubricantes no necesariamente solubles en agua. Las barreras principales son la cuestión cultural y el abasto de dichos condones, pues la disponibilidad en las bodegas médicas es mucho menor.
Por último, no puedo dejar pasar la entrevista publicada en La Jornada Aguascalientes de este viernes, con “El niño naranja” Vicente Pérez Almanza. ¡Qué incongruencia señor diputado! ¿Cómo está eso de que no es necesario legislar a favor de la comunidad gay? En Aguascalientes existe estigma, discriminación y violencia hacia este sector de la población. Usted sabe que como homosexual no se ejercen los mismos derechos que los heterosexuales. ¿Por qué no poder casarse con la persona que se ama, aunque sea del mismo sexo? Si hay un ghetto, es el que provoca desde el Congreso.
¡Feliz día Bárbara Streisand, Kippy Casado y María Félix!