Así es estimado lector, la noticia corrió como pólvora, y no me refiero a las que genera día a día esta administración; me hubiera gustado que fuera la de Checo Pérez que ganó el Gran Premio de Sakhir, 50 años después de que Pedro Rodríguez lo hizo a bordo de un Ferrari, pero no; mire usted si analizamos lo que nos ha dejado este 2020, todos estamos ansiosos de que termine, han sido casi 12 meses de malas noticias, además de las especulaciones de los que no tienen nada que hacer y se apoderan del internet para ponernos más paranoicos, eso nos sitúa en un momento delicado.
Vámonos unos cuantos ayeres al pasado para contextualizar o entender la situación, si usted tiene por lo menos 4 décadas de cohabitar este ecosistema que se llama planeta Tierra, recordará que en su infancia lo más común cuando usted tenía sed, para saciarla, se acercaba a una toma con una llave y si no tenía un recipiente, formaba con sus manos una especie de “cazuelita” y bebía el agua sin preocuparse si estaba contaminada, llena de sales o si en algún momento escasearía; algunos hogares contaban con filtros de agua, así pasamos muchos, pero muchos años hasta que de pronto y más como moda que como necesidad, comenzaron a surgir las empresas que embotellaban el agua para su venta, recuerdo muy bien que un par de años antes de eso mi abuela decía que no imaginaba algo tan absurdo como embotellar agua para su venta, “un vaso con agua no se le niega a nadie” afirmaba; sin embargo y al parecer nadie la escuchó y comenzó la venta de botellas pequeñas con agua para mantener el cuerpo hidratado, para después de hacer ejercicio, para sentirse sano, y entonces podíamos ver a las chicas “nice” comprar y presumir sus botellas con el líquido de moda como si con ello pudieran adquirir la figura deseada.
Pasó el tiempo y de pronto ya no eran sólo las chicas que querían verse bien, también eran hombres, niños, adultos, bebés, esa imagen se fue convirtiendo en algo cotidiano; después la botella creció y se convirtió en un garrafón completo de 19 litros y la estrategia de venta fue argumentar que el agua de la llave estaba muy pero muy contaminada, así que no era recomendable para la salud el beberla como antaño; abriendo un paréntesis cinematográfico, sí tuvo la oportunidad de ver Roma de Alfonso Cuarón, la historia se sitúa a principio de los setentas y en una escena de la cocina se alcanza a ver un garrafón de agua de 19 litros sobre un despachador de fierro; ¿A qué viene la referencia? Pues porque en esa época beber agua de la llave era de lo más normal ¿Un error de continuidad? No, una falla de contexto. Retomando el tema, comprar agua en botella o garrafón con la idea de que es lo mejor porque el líquido está purificado, puede ser un buen argumento de mercadotecnia, bien vendido por cierto, ahí está que ahora nadie quiere tomar agua de la llave por el temor de enfermarse.
La verdad es que hemos sido poco responsables con el uso y abuso del agua, no solamente con la que destinamos para beber, también la que utilizamos en casa para aseo y en la industria.
Hace unos meses, agricultores de Chihuahua tomaron la presa La Boquilla para impedir que México siga suministrando agua a los vecinos del norte según lo marca el acuerdo de 1944, el cual obliga a los Estados Unidos a entregar anualmente 1,850 millones de metros cúbicos de agua del río Colorado y por su parte México debe entregar 432 millones de metros cúbicos del río Bravo. Ahora bien, nuestro país cuenta con un periodo de cinco años prorrogable por cinco más, la cosa es que acumulamos una deuda de 426 millones de metros cúbicos que se debieron liquidar antes del pasado 24 de octubre; el señor que despacha en Palacio Nacional dice que ya pagamos el 82%. Los expertos en el tema dicen que el acuerdo es indefinido por lo que si el gobierno mexicano quisiera podría renegociarlo con autorización del Senado, don Andrés dice que los productores agrícolas tienen garantizada el agua para este ciclo, pero los afectados afirman que sacar el agua de las presas, sobre todo de La Boquilla pone en riesgo este y el siguiente ciclo debido a la sequía en Chihuahua.
Pues bien, esta semana se anunció que el agua, si estimado lector, el líquido vital para sobrevivir en este planeta y motivo de los conflictos como el de La Boquilla, comenzó a cotizar en el mercado de futuros de materias primas de Wall Street, y sabe por qué, pues por lo mismo que el oro y el petróleo, por su escasez, así como lo escucha.
Los argumentos principales para que el agua comience a cotizar son el cambio climático y la demanda de los inversionistas institucionales por activos con enfoque sostenible, esto hizo que se generaran una cantidad de instrumentos financieros con visión a corto plazo.
El índice de cotización del agua Nasqad Veles California lo lanzó esta semana Chicago Mercantil Exchange (CME) el mercado de instrumentos derivados más grande del mundo y que opera más de 3 mil millones de contratos al año. Esto permite gestionar accesos para asignar precios al agua y operará cinco días a la semana y así generar un mercado sólido y transparente en el sector agroalimentario. Según los datos que corren como pólvora el agua cotiza en la bolsa al orden de los 486 dólares por 1233 metros cúbicos, se imagina lo que México debe simplemente con el conflicto de la presa La Boquilla.
Ahora sí, y como consejo a ras de piso porque todo suma, no gaste tanta agua, vamos viendo que los negocios que lavan autos reciclen el agua, que su ducha sea de 5 minutos como máximo, revise su instalación hidráulica para cerciorarse que no tenga fugas; el destino nos alcanzó en plena pandemia, la tormenta perfecta, como anillo al dedo, el inicio de una era, el fin de la normalidad, cuidemos el agua, no la riegue.
@ericazocar