La mayoría de las escuelas en América Latina y el Caribe carecen de las condiciones mínimas indispensables para regresar a clases presenciales, sin riesgos de contagio de covid-19, según un reporte conjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Al presentar el informe “Reabrir las escuelas en América Latina y el Caribe. Claves, desafíos y dilemas para planificar el retorno seguro a las clases presenciales”, ambos organismos manifestaron la urgencia de que los países de la región inviertan en mejorar el estado de la infraestructura escolar para ofrecer condiciones básicas de saneamiento e higiene.
De acuerdo con el reporte, unos 3.1 millones de estudiantes de nivel primario no tienen acceso a servicios de agua potable en el hogar ni en la escuela, y en algunos países apenas una cuarta parte que reside en zonas rurales —e incluso menos— accede a este servicio en países como Guatemala, Nicaragua, Perú, México y Colombia.
Alejandro Vera, uno de los autores del estudio, detalló que en las zonas urbanas de la región 82% de los hogares accede a este servicio, por lo que 18% no lo tienen, y en zonas rurales esta cifra baja a 42%. “Cuando miramos las escuelas, hay varios países de la región que están por debajo del 90% de cobertura”, resaltó.
Un conjunto significativo de niños, niñas y adolescentes no posee acceso a un servicio de agua potable seguro, ni en sus hogares ni en las instituciones escolares, y el porcentaje de niños y niñas en esta situación es marcadamente alto en México, Guatemala, Nicaragua y Perú.
El 76.9% de las escuelas de secundaria en México cuentan con servicios básicos para el lavado de manos, mientras que sólo 49.0% de los planteles en el mismo nivel contaban con servicios básicos de agua potable.
Por otra parte, los organismos alertaron que el retorno a las escuelas a través de formatos híbridos tampoco presenta un escenario alentador, ya que 38% de las escuelas de nivel primario y 25% de las de nivel secundario no tienen equipamiento informático, lo que representa un enorme desafío para la continuidad pedagógica, especialmente en zonas rurales.